A días de que concluya el 2024 y ante el arribo de los festejos por el fin de año, el precio de la uva se disparó considerablemente en Nuevo León.
Luego de un recorrido en el Mesón Estrella en la zona Centro de Monterrey se pudo constatar que el coso del kilo de uva morada ronda en los 70 pesos, y el de la verde en los 130 pesos.
Incrementos no son sorpresas
Ante el incremento, vendedores y comerciantes del sitio externaron su preocupación, sin embrago señalaron que no es sorpresa pues en estas fechas estos tipos de incrementos siempre surgen.
Aunque faltan días y pareciera que los regiomontanos se preparan para las compras de la cena de Año Nuevo esto no es así, pues durante la visita el Mesón Estrella lució vacío.
Cuál es el origen de las 12 uvas que comemos en Año Nuevo
A la media noche del 31 de diciembre, al escuchar el sonido de las campanas que marcan la llegada de Año Nuevo, muchos mexicanos comerán 12 uvas y con cada una pedirán un deseo o pensarán en los propósitos por alcanzar en 2019.
El origen de esta tradición tiene varias teorías, que se remontan al siglo XIX en España.
Con el pasó de los años, esta costumbre llegó —con la Conquista— de manera oral a suelo mexicano, así como a diversos países de habla hispana: Venezuela, Argentina, Ecuador, Perú, Chile y Colombia.
Uvas de la suerte
La primera de ellas menciona que en 1909, hubo muy buena cosecha de uva y los agricultores de la comarca alicantina del Valle del Vinalopó aprovecharon para sacarlas al mercado bajo el nombre de las “uvas de la suerte”.
Según esta versión, algún lugareño guardó, como singular y exquisito postre para la cena, granos de uva suficientes como para que cada comensal los tomara cuando el reloj diera la medianoche.
A la francesa
La versión del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó señala que la tradición se remonta a finales del siglo XIX, como un acto para burlarse de la aristocracia.
La historia cuenta que en las últimas décadas del siglo XIX las familias españolas de la aristocracia, influenciadas por sus homólogas francesas, tenían la costumbre de organizar encuentros privados con motivo del fin de año, en los que se servía champán y uvas, pero esas últimas solo con el fin acompañar al vino espumoso.
La protesta
Otra teoría es que la tradición nació para hacer caso omiso a un mando municipal que sancionaba las actividades ruidosas de los madrileños en Navidad, por lo que los ciudadanos salieron a la calle y optaron por comer uvas en la actual Puerta del Sol, acto que coincidió con el 31 de diciembre.
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