El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que si bien hubo una pausa en la protesta popular durante el primer año de la pandemia del covid-19, la gente vuelve a las calles y cualquier aumento en el malestar social podría representar un riesgo para la recuperación de la economía global, ya que puede tener un impacto duradero en el desempeño económico.
En un documento, el FMI refirió que en los próximos meses, dos factores importantes podrían conducir a un mayor riesgo de futuros disturbios; primero, en la medida que los gobiernos relajan las restricciones y disminuyen las preocupaciones públicas sobre el contagio de covid-19 en multitudes, los desincentivos relacionados con la pandemia para protestar podrían disminuir.
Segundo, puede aumentar la frustración pública con el incremento de los precios de los alimentos y los combustibles, pues aunque las causas económicas de los disturbios civiles son complejas y los disturbios son excepcionalmente difíciles de predecir, las alzas pronunciadas de los precios de los alimentos y el combustible se han asociado con protestas más frecuentes que en el pasado.
El organismo internacional resaltó que este año, se han producido manifestaciones antigubernamentales grandes y de larga duración en algunas economías avanzadas donde los disturbios son relativamente raros, como Canadá y Nueva Zelanda, así como en varias economías emergentes y en desarrollo, los golpes y las crisis constitucionales han provocado protestas generalizadas.
Recordó que el año pasado, el personal técnico del FMI mostró que los disturbios pueden tener un impacto económico negativo ya que los consumidores se asustan por la incertidumbre y la producción se pierde en las manufacturas y los servicios. Como resultado, 18 meses después de los disturbios más graves, el producto interno bruto suele ser alrededor de 1 punto porcentual más bajo de lo que hubiera sido de otra manera.
Así, aunque por ahora el malestar social sigue siendo bajo en relación con los niveles previos a la pandemia, el levantamiento de las restricciones de la era de la pandemia y la continua reducción del costo de vida significan que las protestas aún pueden aumentar y esto podría imponer costos económicos significativos.
srgs