Bancos centrales no deberían apresurarse a recortar las tasas de política monetaria: Agustín Carstens

Los banco centrales deberían ajustar el ritmo de las reducciones de las tasas en función de la evidencia que vaya surgiendo, instó el director general del BIS.

Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales. | EFE
Ciudad de México /

Los bancos centrales no deberían apresurarse a recortar las tasas de política monetaria demasiado rápido, sino que deberían ajustar el ritmo de las reducciones en función de la evidencia que vaya surgiendo, instó Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés).

Durante la Conferencia de Directores de Inversiones de la Asociación de Ginebra 2024, el ex gobernador del Banco de México (Banxico) advirtió que los administradores de activos y las instituciones financieras deben estar preparados para lidiar con un entorno de tasas reales consistentemente más altas en el largo plazo.

“Los bancos centrales deben estar preparados para lidiar con presiones inflacionarias persistentemente más altas. Es posible que se necesiten tasas de interés más altas para mantener la inflación en el nivel objetivo”, explicó.
"Es decir, la tasa de interés natural, cuando la política monetaria no impulsa ni desacelera la economía, puede ser más alta, ahora, que antes de la pandemia”, agregó.

Sin embargo, resaltó que la inflación está bajando significativamente, impulsando a las decisivas medidas de los bancos centrales para restablecer la estabilidad de precios, desacelerar la demanda agregada y evitar el paso a un régimen de alta inflación.

“De hecho, el balance de riesgos se está inclinado más a la baja en las principales economías avanzadas, aunque algunas economías de mercado emergentes aún enfrentan desafíos importantes para controlar la inflación”, comentó.

Destacó que la combinación de un importante estímulo de la demanda, agregada durante la pandemia; las restricciones generalizadas de la oferta debido a los confinamientos y las medidas relacionadas; así como el shock de los precios de la energía resultante de la invasión rusa de Ucrania, a principios de 2022; desencadenaron el mayor brote inflacionario mundial en más de 40 años.

En comparación con los brotes inflacionarios anteriores, su respuesta fue más oportuna y decisiva, la inflación está cayendo y su descenso tiene un costo sorprendentemente pequeño para la actividad económica.

¿Qué significa todo esto para la política monetaria en el futuro?

Carstens señaló que, si bien la dirección de la política ahora está más clara en la mayoría de los países, el tamaño y el ritmo adecuados de la flexibilización siguen siendo bastante inciertos, por varias razones.

“Hay mayor confianza en que las economías ahora se están enfriando y que la inflación está convergiendo hacia el objetivo; sin embargo, persiste cierta incertidumbre en cuanto al alcance de la desaceleración”, finalizó.


  • Fernanda Murillo
  • Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), foodie y swiftie. Actualmente reportera del sistema financiero, macroeconomía, organismos financieros y banca multilateral internacional, mercado de valores, agentes y mercados globales.

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