En solamente un año, Sam Bankman-Fried pasó de posar en las portadas de los medios estadunidenses como "niño prodigio" del mundo de las criptomonedas a salir esposado en las noticias por estar acusado de cargos federales de fraude y lavado de dinero, lo que le puede costar varias décadas en prisión.
A partir de este martes y durante las próximas semanas -unas seis, según los expertos- el treintañero, también conocido por sus siglas SBF, verá desde el banquillo de los acusados cómo expertos, antiguos compañeros e incluso su exnovia lo señalarán como responsable de distintos delitos.
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Para asistir al juicio, Bankman-Fried, que se ha declarado inocente de los siete cargos, saldrá de la cárcel donde ha estado confinado durante más de siete semanas después de que hubiera pasado varios meses en libertad provisional en la mansión de sus padres en California a cambio de una inaudita fianza de 250 millones de dólares.
SBF se enfrenta a cargos federales de fraude electrónico, fraude de valores y lavado de dinero supuestamente cometidos contra los clientes de su casa de cambio de moneda digital, FTX, y prestamistas de su fondo de cobertura de criptomonedas, Alameda Research.
No se convirtió en el siguiente Warren Buffet
El verano de 2022, y cuando solo tenía 30 años, la revista de negocios Fortune le dedicaba su portada y escribía bajo su rostro ¿El siguiente Warren Buffet?.
"Sam Bankman-Fried no parece el hombre más poderoso de las criptomonedas. Amable y desaliñado, con un halo rebelde de cabello rizado, el hombre de 30 años tiene afinidades con (el videojuego) League of Legends, los fidget spinners y otros símbolos de la cultura nerd. Pero debajo de esa fachada simplona se esconde un niño prodigio del comercio cuya ambición no conoce límites", decía aquel reportaje.
El artículo también hacía un amplio recorrido por su carrera: graduado en física en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), fundó con solo 27 años su casa de cambio de moneda digital FTX, valorada en su mejor momento en 32 mil millones de dólares, y "fue aclamado por algunos como la mejor plataforma de derivados jamás construida", decía la revista.
FTX, ahora en quiebra, tenía su sede en las Bahamas y permitía a los clientes intercambiar monedas digitales por otras monedas digitales o dinero tradicional y, además, tenía una criptomoneda conocida como FTT.
Pero Bankman-Fried no llegó a las portadas solo por sus éxitos empresariales, también fue impulsado por su descuidada forma de vestir -camisetas y pantalones cortos- y sus siestas en medio de su oficina, incluso delante de visitantes de alto perfil.
También llegó a las portadas por recorrer los pasillos del Congreso, ya que en 2022 participó en audiencias con el Senado sobre la regulación de los mercados de criptomonedas.
Fue un prolífico donante político, contribuyó con más de 5 millones de dólares a la candidatura presidencial del demócrata Joe Biden en 2020, en lo que llamaba "altruismo efectivo".
La caída de ícaro
No obstante, 2022 también fue el año en el que voló demasiado cerca del sol y se le derritieron las alas.
Su caída al vacío empezó cuando Changpeng Zhao, director ejecutivo de Binance, la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas del mundo, vendió la participación que tenía en FTX a Bankman-Fried y expresó su preocupación por la estabilidad financiera de FTX.
El anuncio de Zhao hizo que otros inversores se apresurasen a retirarse de FTX, lo que provocó que la empresa tuviera un déficit de 8 mil millones de dólares, y eso obligó a FTX a declararse en quiebra el 11 de noviembre.
El colapso de FTX propulsó las investigaciones del Departamento de Justicia y de la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, en inglés) para saber si la empresa había utilizado indebidamente los fondos de los clientes.
En diciembre, Bankman-Fried fue arrestado en las Bahamas por mentir a inversores y cometer fraude, y tras ello fue extraditado a Estados Unidos.
Del amor a la delación
Este verano, su realidad era muy distinta a la de 2022, ya que volvía a ser titulares por filtrar mensajes privados de Caroline Ellison, su ex novia y directora ejecutiva de Alameda, quien se declaró culpable de siete cargos penales y acordó cooperar con la fiscalía.
Por lo que en agosto, el juez Lewis Kaplan revocó el derecho del empresario a estar confinado en la casa de sus padres en Palo Alto, California, y lo envió al Centro de Detención Metropolitano.
El juicio será la primera vez que Ellison, de 28 años, hable públicamente sobre FTX desde la quiebra de la plataforma, y el testimonio de la joven tiene el potencial de ser particularmente "personal y crudo", según The Wall Street Journal.
srgs