El Banco de México (Banxico) informó que en el segundo trimestre de 2022, la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un déficit de 704 millones de dólares, equivalente a 0.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que contrasta con el superávit de 1.8 por ciento del PIB en el mismo periodo de 2021.
La cuenta corriente es un apartado de la balanza de pagos que registra las importaciones, exportaciones de bienes y servicios, rentas y transferencias.
De acuerdo con información del Banxico, la reducción anual del saldo de la cuenta corriente se originó, fundamentalmente, por un menor superávit de la balanza comercial no petrolera y de una ampliación del déficit de la balanza comercial petrolera, lo que fue parcialmente contrarrestado por un menor déficit de la cuenta de ingreso primario y por mayores ingresos por viajes y por remesas.
Explicó que en el segundo trimestre de 2023, la economía mexicana siguió captando recursos a través de la cuenta financiera, fundamentalmente en los rubros de inversión directa y de otra inversión, de modo que la cuenta financiera presentó un endeudamiento neto frente al resto del mundo.
El banco central resaltó que el comportamiento de la balanza de pagos se dio en un contexto en el que la actividad económica mundial se debilitó debido, principalmente, a los mayores efectos económicos derivados del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia.
Adicionalmente, también se presentó una desaceleración de la economía de China, en gran parte ante la implementación de medidas para contener el rebrote de contagios de covid-19, y al apretamiento de las condiciones de financiamiento globales asociado a un retiro más acelerado del estímulo monetario ante los altos niveles de inflación.
En este sentido, apuntó el Banxico, un amplio número de bancos centrales continuó incrementando sus tasas de referencia, en algunos casos a un ritmo más rápido de lo anticipado.
En consecuencia, los mercados financieros siguieron registrando episodios de volatilidad y condiciones de elevado apretamiento, en un entorno de mayor aversión al riesgo, de un importante fortalecimiento del dólar respecto a un gran número de divisas de economías avanzadas y emergentes, de un aumento en las tasas de interés durante gran parte del periodo y de preocupaciones asociadas a los elevados niveles de inflación global y de una desaceleración económica mundial.
MRA