La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) decidió mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en 4 por ciento, en un contexto en el que la actividad económica mantuvo una caída en el primer mes del año y una inflación con una alza durante la primera quincena de marzo no vista desde 2019, esto debido al impacto de la pandemia del covid-19.
En su anuncio de política monetaria, el Banxico refirió que la inflación general anual aumentó de 3.54 por ciento en enero a 4.12 por ciento en la primera quincena de marzo, y la inflación subyacente (que excluye precios de bienes y servicios más volátiles, como agropecuarios y energéticos) aumentó de 3.84 a 4.09 por ciento en igual periodo.
En consecuencia, abundó, las expectativas de inflación general para el cierre de 2021 aumentaron y las de mediano y largo plazos se mantuvieron estables en niveles superiores a la meta de 3 por ciento.
El organismo central explicó que las trayectorias esperadas de corto plazo para la inflación general y subyacente son ligeramente mayores a las del último informe trimestral, aunque se sigue estimando que converjan a la meta de 3 por ciento desde el segundo trimestre de 2022.
Abundó en que durante los próximos meses, la inflación general resentirá transitoriamente los efectos aritméticos por la reducción en los precios de los energéticos del año pasado, pero entre los riesgos para que aumente se encuentra la probabilidad de que se dé una recomposición del gasto hacia mercancías o presiones de costos; episodios de depreciación cambiaria; y presiones inflacionarias externas.
Mercados financieros y actividad económica
El banco central añadió que desde la última decisión de política monetaria, el peso mexicano se depreció y aumentaron las tasas de interés de mediano y largo plazos; además, en enero y febrero se desaceleró la actividad económica nacional y, si bien se prevé un mayor impulso de la demanda externa, se anticipan amplias condiciones de holgura a lo largo del horizonte de pronóstico.
En este contexto, el Banxico refirió que es necesario propiciar un ajuste ordenado en las condiciones financieras y un cambio de precios relativos sin afectar la formación de precios y las expectativas de inflación, por lo que, hacia adelante, la conducción de la política monetaria dependerá de la evolución de los factores que inciden en la inflación, en sus trayectorias previstas en el horizonte de pronóstico y en sus expectativas.
No obstante, recalcó que es necesario salvaguardar el ámbito institucional, fortalecer los fundamentos macroeconómicos y adoptar las acciones necesarias en los ámbitos monetario y fiscal, para propiciar un mejor ajuste de los mercados financieros nacionales y de la economía en su conjunto.
MRA