Después de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión, en representación del Ejecutivo, el Paquete Económico 2023, BBVA advirtió que el principal factor de riesgo para los ingresos públicos del próximo año es la sobreestimación en el estimado de crecimiento económico, por lo que se requerirá hacer un ajuste al gasto público.
En un documento, BBVA Research señaló que la previsión de un crecimiento económico de 3 por ciento para 2023 es optimista en relación con su pronóstico de 1.6 por ciento, pero también con el del Fondo Monetario Internacional, de 2 por ciento, y con la expectativa de 1.4 por ciento del consenso de analistas económicos.
Explicó que la materialización de la expectativa de una desaceleración en el crecimiento económico del segundo semestre de 2022 perjudicaría la comparación anual del PIB del próximo año por partir de un menor nivel.
La institución financiera agregó que en relación con los ingresos petroleros, el gobierno federal tiene la expectativa de elevar la producción petrolera de mil 835 millones de barriles diarios estimados para el promedio de 2022 a mil 872 millones de barriles diarios para el promedio de 2023.
Esta meta podría cumplirse siempre y cuando continuara el ritmo de crecimiento en la producción petrolera de los nuevos campos, aunque también existen riesgos en este pronóstico. No obstante, el menor precio promedio estimado para el barril de petróleo en 2023 implicaría una caída anual real de 15.5 por ciento en dichos ingresos, dependiendo de la estrategia de coberturas que se decida adoptar.
“De materializarse un escenario de dinamismo económico para 2023 más en línea con nuestra previsión y la del consenso de analistas, la disciplina fiscal aunada a la continuidad de los proyectos insignia y la priorización del gasto en programas sociales implicarían ajustes en otros rubros del gasto público”, precisó BBVA.
Reforma fiscal
En lo que toca a los ingresos tributarios, resulta positivo que el paquete económico 2023 no contemple nuevos impuestos ni modificaciones a la miscelánea fiscal, dado el contexto de debilidad económica, incertidumbre y atonía de la inversión que se prevé para el próximo año.
No obstante, la mayor recaudación tributaria dependerá en mayor medida de los esfuerzos de fiscalización y, por lo mismo, se tendrá un impacto incierto. En todo caso, es adecuado que no se haya aumentado la tasa del Impuesto sobre la Renta (ISR), ni la del Impuesto al Valor Agregado (IVA), dado el efecto económico contractivo de ambos impuestos en el corto plazo, sobre todo en una economía que tiene el mismo nivel de producción que hace cinco años.
Sin embargo, la institución financiera recalcó que en el mediano plazo, una reforma fiscal será necesaria, al considerar que las presiones sobre el gasto público continuarán por los apoyos a Pemex, los programas sociales, el deterioro de la infraestructura, el costo financiero de la deuda y el pago de pensiones.
IPM