Las profundas transformaciones económicas de China en los últimos años no permiten prever cambios en las exportaciones de América Latina al gigante asiático, centradas en materias primas, aunque los alimentos representan la mayor oportunidad de sumar valor a los envíos, afirmó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El organismo planteó que el balance de la relación comercial entre la región y China en las últimas dos décadas es mixto, ya que pese al "extraordinario dinamismo" del intercambio, la expansión del comercio no ha ido acompañada de una diversificación de las exportaciones.
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"Hasta hoy siguen concentradas en un reducido número de productos básicos", dijo el reporte Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2023 presentado en Santiago.
El panorama se agudiza con la creciente penetración de las manufacturas chinas, también con efectos contrapuestos en la región porque si bien ha mejorado el acceso de hogares y empresas a más bienes, "también ha desplazado significativamente a la producción regional en diversos segmentos, con la consiguiente pérdida de empleo y capacidades industriales".
"La economía china ha experimentado importantes transformaciones (…) especialmente desde mediados de la década de 2010. A medida que el crecimiento del producto converge hacia niveles en torno al 5 por ciento anual, sus fuentes se desplazan progresivamente desde la formación bruta de capital fijo y las exportaciones hacia el consumo de los hogares", se indicó en el reporte.
Por eso, en la coyuntura actual, desde la perspectiva de América Latina y el Caribe la diversificación exportadora "es la principal asignatura pendiente".
"Sin embargo, las profundas transformaciones económicas registradas en China no permiten visualizar cambios significativos en el patrón de materias primas por manufacturas que caracteriza al intercambio bilateral", refirió la Cepal.
Mientras algunos productos primarios como el petróleo podrían perder peso en la canasta exportadora a medida que China avanza en la descarbonización energética, otros como el cobre y el litio probablemente adquieran un peso cada vez mayor por igual razón.
"En este contexto, las principales oportunidades de agregar valor a las exportaciones regionales a China a corto plazo radican en el sector de los alimentos. China, con tan solo 7 por ciento de las tierras cultivables del mundo, debe alimentar a 18 por ciento de la población mundial", en medio de intensos procesos de urbanización y expansión de la clase media.
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Entre los principales exportadores de la región a China figuran las mayores economías sudamericanas, como Argentina, Brasil, Chile y Perú.
"La región, con sus vastos recursos naturales e hídricos, cuenta con las ventajas comparativas necesarias para abastecer a China de alimentos nutritivos, inocuos y de alta calidad", informó la Cepal, atributos que podrían cobrar más importancia en medio de las crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos o de conflictos como la guerra en Ucrania.
La región ya es un importante proveedor de alimentos para China, con productos como azúcar de caña, aceite de soja, cerezas, camarones y carne bovina congelada, entre otros. Entre 2010 y 2022 fue el origen, en promedio, de casi un tercio de sus importaciones totales y Brasil por sí solo suministró en promedio el 21 por ciento de las importaciones chinas de alimentos.
El intercambio comercial con China pasó de unos 14 mil millones de dólares en el 2000 a cerca de 500 mil millones de dólares el año pasado. En 2022, añadió la Cepal, 95 por ciento de las exportaciones de la región a China correspondió a materias primas y manufacturas basadas en recursos naturales.
GSMM