"La moda es la mejor herramienta para ayudarnos a soñar". Ésta es quizá una de las frases más célebres del diseñador italiano Giorgio Armani y, probablemente, una de las inspiraciones más importantes para cualquiera que busque entrar en esa industria.
Chiara Ferragni nació un 7 de mayo de 1987 en Cremona, Italia. Su pasión por la moda comenzó desde pequeña y la llevó a tener una fortuna que asciende a 10 millones de euros.
Su gusto por la ropa y la creación de estilos la desarrolló desde pequeña, dice. Durante los viajes a los que solía acompañar a sus padres, la rubia de ojos azules disfrutaba ver cómo vestía la gente. Como analista en investigación de campo, la pequeña Chiara veía estilos y experimentaba con lo que llamaba su atención.
Tras su afición por Nike, ya en plena adolescencia, Chiara obligó a su entonces novio Riccardo Pozzoli a fotografiar a todo aquel que andara con un par por la calle. La pareja salía con su pequeña cámara y publicaba las imágenes en Flickr y Lookbook. De ahí surgió la idea de hacer de ese pasatiempo algo más.
En 2008, con una visión de hacer de esto un hobby, ambos empezaron The Blonde Salad, blog de moda en el que Ferragni escribía y del cual su novio empezaba a ver un potencial empresarial. Hoy se dice que incluso la Escuela de Negocios de Harvard estudia el caso de una de las primeras influencer en dar el gran paso al mundo empresarial.
"Es bonito pensar que comencé con un blog tan pequeño y que ahora formamos un grupo tan grande", dijo a la revista Vogue en 2015.
De un blog, que en dos años superó las 100 mil visitas diarias, Chiara Ferragni pasó a ser pieza clave no solo de la industria del streetwear, sino de todo el sector en genera y fue incluida también dentro de la lista Under 30's de la revista Forbes.
El salto
Para alcanzar el éxito se necesitan sacrificios. Chiara lo entendió a temprana edad y en una de las tantas citas de networking en las que participaba conoció al fotógrafo Andrew Arthur, quien le sugirió trasladarse a Los Ángeles, "donde acontece todo".
Ahí Chiara perfeccionó su estilo, realizó más contactos y despuntó más allá de las redes sociales, con un cargo como empresaria, algo que ella suele denominar como "diseñadora creativa".
"Desde luego ahora tengo mucha más libertad y siento que si quiero hacer algo lo voy a hacer genial, porque me conozco y la gente cree en mí ahora; no solo mis followers que siempre lo han hecho, sino también la industria de la moda".
Para muestra basta un clic: su cuenta de Instagram tiene más de 15 millones de seguidores y es sin duda una de las musas más importantes de las casas de moda internacionales; sólo para su boda, a inicio de 2018, con el rapero italiano Fedez, Prada diseñó su vestido para la cena de ensayo, mientras que Dior, con la confección de Maria Grazia Chiuri, realizó los tres vestidos que usó en la celebración nupcial.
La boda del rapero y la influencer, pareja que se hace llamar The Ferragnez, le dio a Dior un impacto mediático estimado en 5.2 millones de dólares, algo que de acuerdo con especialistas supera incluso lo generado en la boda de la duquesa de Sussex, Meghan Markle.
El crédito que le dan publicaciones importantes del sector no sólo ha sido a su estilo, ni a su éxito como una de las primeras influencers, sino en que ha hecho de las redes sociales un estilo de vida, en que su blog no es más el centro de todo su aporte a la moda, y ha lanzado incluso su propia línea de zapatos y es una de las protagonistas en la semana de la moda.
Ferragni ha colaborado con marcas como Louis Vuitton, Hugo Boss, Victoria's Secret y Chanel, entre otras, ya como una de las figuras referentes de la industria.
CPR