Christian Sewing, el ejecutivo que quiere transformar a Deutsche Bank

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El CEO del banco alemán quiere regresarlo a sus raíces y planea una transformación dramática.

Christian Sewing, CEO de Deutsche Bank.
David Crow y Olaf Storbeck
Ciudad de México /

Cuando Christian Sewing asistió a una conferencia para inversores de bonos en un hotel de lujo a las afueras de Londres hace un mes, invitó a uno de los clientes de Deutsche Bank a que diera una presentación a los asistentes.

 El ejecutivo que llevó no era un gestor de fondos o un despreocupado desarrollador inmobiliario, sino Klaus Rosenfeld, jefe de Schaeffler Group, uno de los principales proveedores de autopartes en el mundo.

De acuerdo con los que estaban en el salón, el mensaje no pudo ser más claro: después de más de dos décadas en las que el banco intentó convertirse en un rival para los titanes de Wall Street, como Goldman Sachs, Sewing quiere regresar a Deutsche a sus raíces como el banco para grandes corporaciones en Alemania y otros países.

La transformación no será fácil. Sewing espera que Deutsche sea capaz de aumentar la escasa rentabilidad después de años de un mal desempeño, mientras, al mismo tiempo, disipa las molestas preguntas acerca de si tiene un futuro a largo plazo.

 

Los colegas dicen que el ejecutivo de 49 años •que pasó casi toda su carrera en Deutsche• es extremadamente serio en lo que se refiere a hacer los recortes profundos que varios de sus predecesores contemplaron, pero no cumplieron. “Si alguien puede comprender la situación de Deutsche Bank, es él”, dice Rosenfeld. 

Un talentoso jugador de tenis y ávido seguidor del equipo de futbol Bayern Múnich, Sewing abrigaba la esperanza de convertirse en periodista deportivo, pero su padre lo instó a buscar algo más sólido. En 1989, se unió a Deutsche como aprendiz en una sucursal en la ciudad de Bielefeld, en Westfalia. 

“En aquel entonces, los valores de Deutsche Bank eran que todos siempre se esforzaban por ser los mejores”, dijo una vez el actual CEO del banco. En su primer día, un superior le dijo a Sewing que se esperaba que los aprendices de Deutsche obtuvieran las mejores calificaciones en los exámenes regionales: no decepcionó.

Con la excepción de una pausa de dos años en un banco cooperativo en Hamburgo, Sewing permaneció en Deutsche desde entonces. Ahora casado y con cuatro hijos, trabajó en varios puestos antes de convertirse en jefe de la división minorista, y en un obvio candidato como futuro director ejecutivo. 

“Podrías encargarle cualquier tarea, incluso una muy compleja, y estar seguro de que todo va a salir sin problemas”, dice Hugo Bänziger, exjefe de riesgos de Deutsche y antiguo jefe de Sewing.

 Sus amigos y colegas lo describen como un administrador exigente y metódico que se obsesiona con la puntualidad y tiene poco tiempo para charlas superficiales. “Si tienes un espacio de tiempo, te apegas a eso, y vas directo al punto”, dice un exejecutivo.

 A diferencia de muchas de sus contrapartes en los bancos rivales, Sewing tiene poca experiencia directa en el piso de operaciones, donde los críticos dicen que la camaradería y la búsqueda de grandes bonos anuales tiene mayor importancia que la estabilidad y el rendimiento para los inversores.

“Dentro de Deutsche había un sentido de lealtad, porque las personas que estaban en las filas de operaciones bursátiles tenían un estilo de vida demasiado bueno, por lo que nadie quería tomar decisiones difíciles”, dice Davide Serra de Algebris Investments, un tenedor de bonos de Deutsche. 

Los colegas dicen que, a veces, Sewing vio con malos ojos la banca de inversión de Deutsche, que fue la fuente de una serie de escándalos costosos.

 En unas vacaciones en 2018, poco antes de convertirse en CEO, hizo un bosquejo de una visión para un Deutsche diferente, que volvería a la gloria al ser menos dependiente de los operadores bursátiles en Londres y Nueva York. 

Si bien la pérdida de 20,000 empleos sin duda suena dramática, algunos escépticos temen que los recortes que lleva a cabo Sewing no sean lo suficientemente profundos. Un exejecutivo dice que el banquero debería cerrar por completo la operación de Wall Street y retirarse de la mayoría de los tipos de operaciones bursátiles.

 “Con base en todo lo que he escuchado hasta ahora, no encuentro nada particularmente radical”, dice esta persona. 

Un segundo reto es que, si bien la falta de experiencia comercial de Sewing lo vincula de forma menos emocional con el negocio, también significa que debe confiar en gran medida en asesores, mientras intenta reducir las actividades no rentables sin ahogar las partes del banco que desea preservar.

 “Veo una brecha potencial de conocimiento que no se puede romper en el corto plazo”, dice otro exejecutivo, quien, sin embargo, insiste en que Sewing debe seguir adelante. “En este punto, es mejor tomar medidas en lugar de esperar otros tres años para tratar de hacerlo perfecto”. 

Después de una inminente reorganización de la dirección que resultará en un Consejo de Administración más pequeño formado por confidentes leales a Sewing, él se convertirá en uno de los CEO más poderosos de Alemania. 

“El nuevo Consejo de Administración estará totalmente preparado para él”, dice un regulador, quien advirtió que si bien el banco necesita un CEO poderoso, ahora tiene el riesgo de un hombre clave. “Si un autobús lo atropella mañana, tendríamos un verdadero problema”.





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