Chuck Feeney, el James Bond de la filantropía

A sus 83 años ha donado más de 7 mil 500 millones de dólares y promete que antes de morir todo su dinero estará en manos de causas que lo necesiten más.

Chuck Feeney hizo sus millones gracias a las tiendas Duty Free en aeropuertos, donde comercializaba perfumes y bebidas de lujo.
David Segoviano
Ciudad de México /

Charles Francis Feeney es un billionaire peculiar y no se le puede encontrar en las listas de Forbes o Bloomberg. Es curioso, pero el nivel de su popularidad aumenta de forma inversamente proporcional al ritmo en que disminuye su fortuna. Su sencillez ha ayudado a forjar una imagen positiva. A pesar de los miles de millones que acumuló con la venta de artículos de lujo, a sus 85 años él prefiere que le llamen simplemente Chuck.

El millonario estadunidense de origen norirlandés es uno de los mayores filántropos del mundo y ha prometido que en 2020 su dinero habrá pasado por completo a personas y causas que lo necesitan más. Hasta hoy, su fortuna se ha ido tanto al apoyo para los más pobres como a la batalla de Irlanda del Norte contra el brexit.

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Quizá su espíritu altruista se encuentre en su origen. Hijo de una modesta familia migrante del condado de Fermanagh, Irlanda del Norte, Feeney nació en Nueva Jersey en 1931, y pasó sus primeros años en medio de la Gran Depresión.

Tras servir en la Fuerza Aérea de Estados Unidos durante la Guerra de Corea en la década de los 50, despuntó como comerciante en los puertos del mediterráneo, ofreciendo productos duty free (libres de impuestos) al personal naval de su país apostado en la región.

El paso a los negocios en grande lo dio a finales de 1960 cuando fundó Duty Free Shoppers (DFS) junto con su socio Robert Warren Miller. El concepto de tiendas libres de impuestos en los aeropuertos inició operaciones en Hong Kong, de donde se expandió a todo el mundo al grado de que en la década de los 90 la empresa fue comprada por el grupo francés de artículos de lujo Louis Vuitton Moët Hennessy, que hoy mantiene el control.

Feeney asegura que no se metió a los negocios para hacerse millonario, pero lo cierto es que se convirtió en uno de los grandes. Sin embargo, ha sido fiel a una filosofía: el dinero debe servir para ayudar… Y además, lo ha hecho sin mayor alarde, a pesar de que Time lo destaca como uno de los mayores filántropos estadunidenses vivos.

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En 2012, Forbes calificó a Chuck Feneey como el “James Bond de la filantropía”. De acuerdo con la revista, en los últimos 30 años implementó una “operación clandestina” gracias a la cual ha donado 7 mil 500 millones de dólares.

Solo su fundación, Atlantic Philanthropies, ha donado 6 mil 200 millones desde su creación en 1982, cuando después de garantizar el futuro de sus hijos, Feeney donó el resto de su fortuna, que ha sido utilizada para proyectos de educación, ciencia, salud y derechos humanos en Estados Unidos, Australia, Bermudas, Sudáfrica e Irlanda (en ambas Irlandas, de hecho).

Porque Chuck nunca ha olvidado sus raíces. Posee la doble nacionalidad (estadunidense e norirlandesa), y siempre ha estado vinculado a la tierra que vio nacer a sus padres. En 2012, las universidades de Irlanda del Norte e Irlanda del Sur se unieron para otorgarle un doctorado Honoris Causa por sus contribuciones para la educación superior y la investigación en pro de crecimiento de la isla.

De acuerdo con el Belfast Newsletter, uno de los vehículos que utiliza Feeney para donar su fortuna está financiando un caso en el Tribunal Supremo de Irlanda del Norte para evitar la salida del país de la Unión Europea de la mano del Reino Unido. El grupo que empuja la causa afirma que el brexit socavaría masivamente el empleo en Irlanda del Norte. Y Chuck parece dispuesto a evitarlo.

JOS

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