Mauricio Claver-Carone, director para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y quien ha sido central en las políticas hacia Cuba y Venezuela, así como en las negociaciones sobre temas migratorios, es desde hace más de un mes el candidato estadunidense para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El reloj avanza rumbo a la cita virtual del próximo 12 y 13 de septiembre, cuando los 48 países miembros del BID (de América Latina, el Caribe y Europa, más EU, Canadá, Israel, Japón, Corea y China) elegirán al candidato que dirigirá durante los siguientes cinco años el banco de desarrollo que busca reducir la pobreza, luchar contra las desigualdades sociales y promover el desarrollo económico sostenible en la región.
El proceso abrió el 27 de julio, y ha despertado un inusual interés, quizá desde su creación hace 60 años. En parte por el momento económico que enfrenta la región por la pandemia de covid-19 y también por el interés de diferentes países por colocar a sus candidatos al frente del banco que, aunque tiene su sede en Washington, pareciera atender a una regla no escrita de ser dirigido siempre por un latinoamericano, pero que puede cambiar en esta ocasión.
“Estamos en tiempos excepcionales y esta es una candidatura excepcional”, dice Mauricio Claver-Carone en entrevista con MILENIO desde su oficina en la Casa Blanca. Sus contrincantes por ahora son el secretario de Asuntos Estratégicos de Argentina, Gustavo Beliz, y Laura Chinchilla, ex presidenta de Costa Rica.
La semana pasada México, Argentina, Chile, Costa Rica y la UE propusieron posponer la elección hasta marzo. Para Claver-Carone, retrasar este proceso solo hará más lenta la recuperación de la región.
¿Qué propone para que América Latina salga de la crisis de covid-19?
Hay tres temas importantes. El BID debe ser financieramente más relevante. Para recuperarse, la región, que tiene presiones fiscales enormes, necesita movilizar recursos.
También hay que agilizar la entrega de préstamos, hoy los países deben esperar de siete a 10 meses. Además, este tiempo incluye un costo adicional para el BID de 50 por ciento por cada proyecto. Finalmente, atraer inversiones a la región. Con el gobierno de EU realicé el proyecto Retorno a las Américas para identificar empresas para que se relocalicen de nuevo en las Américas. Ahí México es privilegiado.
¿Cuánta inversión llegará?
De 2018 a 2019 se incrementó la inversión norteamericana en Asia por casi 50 mil millones de dólares y cayeron, en ese mismo periodo, en América Latina entre 35 o 40 mil millones. La reinversión podría ser de 30 a 50 mil mdd.
Ahora, (la pandemia) ha sido una clase maestra, sobre todo entre México y EU, porque las cadenas de abastecimiento en sectores críticos como el automotriz o la salud, si no fuera por las relaciones extraordinarias que tienen ambos países, muchas se hubieran interrumpido.
En los 90 se habló retóricamente del libre comercio y la integración, pero por primera vez esta conversación se oye en las juntas directivas de las empresas.
En la visita del presidente López Obrador a la Casa Blanca, durante la cena con los 10 empresarios mexicanos y norteamericanos, ellos hablaron de la importancia de esas cadenas y su beneficio.
¿Cuál será el papel de BID Invest?
Puede incrementar su capital y la movilización. Por cada dólar que presta BID Invest, moviliza 40 centavos del sector privado en EU y el mundo. El DFC, (US International Development Finance Corporation), la entidad doméstica en EU que financia proyectos privados, moviliza casi cuatro dólares por cada uno prestado. Es una movilización 10 veces mayor.
Ahora, si el portafolio del BID Invest de 10 a 12 mil mdd fuera multiplicado por cuatro, serán 40 a 50 mil mdd que podremos movilizar. Si además de esto, sumamos al DFC, que tiene un portafolio de 10 mil mdd, el total será de casi 100 mil millones para la región.
Hoy existe la voluntad política y empresarial. Si hay mejor cohesión entre las instituciones financieras, de cualquiera de los países miembros, podemos incrementar los recursos para que cada dólar tenga más impacto.
Es el primer candidato no latinoamericano, ¿por qué elegirlo?
Soy hispanoamericano, nací en EU y trabajé para el gobierno. Durante mi gestión he creado la iniciativa de América Crece, con marcos importantes de financiamiento, energía e infraestructura para casi una tercera parte de los países de América Latina.
Para México, mi papel en el BID puede significar una relación cercana y una trayectoria probada.
Tengo una trayectoria clara y me siento muy halagado de tener el apoyo de más de 15 países.
¿Cómo complementar al BID con otros organismos?
Propongo, si soy elegido, que el 2 de octubre tengamos una reunión liderada por el BID, con los presidentes del Banco Mundial, la directora del FMI y las instituciones regionales. Ahí podremos establecer un proyecto para generar empleos, crecimiento económico, movilizar recursos necesarios y hacerlo eficientemente. La región no puede esperar y la recuperación debe ser inminente.
Si en el primer trimestre de 2021 no estamos creciendo y no nos hemos recuperado, esta década será perdida, como han sido tantas para Latinoamérica.
Es momento de hacer un proyecto conjunto, nuevo, con un compromiso histórico de EU por el crecimiento regional.
América Latina ha perdido brillo como mercado emergente, ¿puede recuperarlo?
Inmediatamente. Hoy, debido a la crisis, hay que poner a trabajar los incentivos e instrumentos para efectuar el Retorno a las Américas.
El BID nos permite regionalizar el proyecto. Los países tienen que hacer la tarea sobre cuáles eran las empresas que tenían una huella local y conocer las razones por las que se fueron. Para de ahí, establecer las ventajas comparativas y hacer un trabajo de reclutamiento e incentivar a las corporaciones a regresar.
México está en una posición privilegiada por el tratado y nuestra relación ya incorporada e histórica.
Según su propuesta, en un marco democrático, ¿algún país o gobierno necesita cambios?
Nuestro propósito en el BID es lo que dice el artículo primero de la carta: el desarrollo y crecimiento económico de los países miembros. Es importante mantener la clasificación triple A, sobre todo en estos tiempos difíciles.