Con la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el panorama económico de Norteamérica enfrenta un período de transformación. México, Estados Unidos y Canadá deben sortear nuevos desafíos, pero también tienen la oportunidad de capitalizar áreas clave como el fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales, la innovación tecnológica y el auge del nearshoring, señaló la Asociación de Empresarios Mexicanos en Estados Unidos (AEM USA),
La tendencia global hacia cadenas de suministro más cortas ha puesto a la región en el centro.
“Con el respaldo del T-MEC, Norteamérica no solo cuenta con un tratado comercial sólido, sino también con un mercado de alta demanda y una ubicación geográfica privilegiada que facilita la conexión con socios clave”, afirmó el consejero de la AEM y presidente del Grupo de Trabajo Binacional de Nearshoring, Sergio Seañez.
En un comunicado señaló que México se perfila como un imán para la inversión extranjera gracias a su ubicación privilegiada, mano de obra calificada y su infraestructura en desarrollo. Sin embargo, la incertidumbre generada por el regreso de Trump a la Casa Blanca podría alterar algunas dinámicas comerciales.
“No dejemos de lado que, como bloque, tenemos un impacto global mucho mayor. Ignorar esta realidad con decisiones aisladas o visiones obtusas puede poner en riesgo oportunidades estratégicas que solo la cooperación puede garantizar”, dijo Sergio Seañez.
Agregó que la comunidad empresarial, lejos de rendirse ante los desafíos busca ser el motor que impulse la acción conjunta entre los diferentes actores de la región.
“El trabajo colaborativo entre los gobiernos, la academia y las empresas es esencial para adaptarse a la nueva dinámica de la relación comercial en Norteamérica.
"Este enfoque es clave para abordar cuestiones críticas como la corrupción, el auge de las importaciones chinas y los problemas derivados del reetiquetado de productos”, comentó por si parte el consejero de la AEM, Arturo Carvajal.
La AEM indico que asumió un papel proactivo en este esfuerzo, promoviendo el diálogo entre los diversos sectores involucrados y garantizando que la voz de México se haga escuchar en foros nacionales e internacionales.
Con ello busca, no solo fortalecer la competitividad regional, sino también aumentar la resiliencia de las empresas mexicanas en un entorno global cada vez más competitivo y en desarrollar soluciones efectivas para enfrentar desafíos futuros.
Cómo un ejemplo de cómo el sector privado y el gobierno pueden unir esfuerzos es la creación del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización de Empresas en México, liderado por Altagracia Gómez Sierra.
Un organismo que recientemente dio a conocer a sus integrantes y que se enfocará en promover la inversión, robustecer la infraestructura y fomentar la educación técnica, elementos esenciales para capitalizar el auge del nearshoring.
De acuerdo con ambos empresarios, la percepción de inseguridad y falta de certidumbre jurídica en México son barreras significativas para atraer inversión.
Por ello, es fundamental unir esfuerzos para trabajar en estrategias claras que beneficien al país e impulsen sectores como agro, tecnológico y energético.
Otro desafío está en la capacidad de la franja de Norteamérica para adaptarse a la competencia global. Los aranceles y políticas proteccionistas pueden poner en riesgo industrias clave, como la automotriz considera Carvajal.
HCM