Frente al estancado esfuerzo de los partidarios del líder opositor de Venezuela para derrocar a Nicolás Maduro, muchos se plantean hasta qué punto está dispuesta a llegar la administración de Donald Trump para instalar a Juan Guaidó en el Palacio Presidencial.
El presidente de Estados Unidos (EU) hizo del derrocamiento de Maduro una de sus prioridades en materia de política exterior, pero los enfrentamientos de hace unos días en las calles de Caracas, la capital venezolana, dejaron en claro que el cambio de régimen no será sencillo.
La atención que la administración estadounidense le presta al país sudamericano se intensificó hace tres meses, cuando se unió a más de 50 países para respaldar a Guaidó, a quien reconoció como el líder interino de Venezuela.
La política de EU la encabezan hombres de línea dura como John Bolton, el asesor de seguridad nacional, y figuras de la época de la Guerra Fría con una larga trayectoria en la región.
Entre ellos están Elliott Abrams, enviado especial de Venezuela conocido por su papel en el escándalo Irán-Contras durante la administración Reagan, y Marco Rubio, el senador republicano de Florida de origen cubano-estadounidense, conocido por sus opiniones de línea dura sobre Cuba.
Desde Washington se han intensificado constantemente las sanciones contra Venezuela, reduciendo el valor de sus exportaciones de petróleo. El miércoles pasado, Mike Pompeo, el secretario de Estado, dijo en una entrevista con Fox Business Network que Trump fue “muy claro e increíblemente consistente” en que “es posible una acción militar”. “Eso es lo que haremos, si es lo que se requiere”, dijo Pompeo.
Aunque advirtió que habría “una respuesta” en caso de que Guaidó sea detenido, no indicó exactamente qué podría desencadenar una acción militar. “No hablo de líneas rojas”, dijo el secretario.
Si bien los altos funcionarios de EU han negado repetidamente que descarten la intervención armada, también han sido claros defensores de una “transferencia de poder pacífica”, una frase que repitió Bolton frente a la Casa Blanca el martes pasado.
Aunque los disturbios en Caracas comenzaron con un dramático llamado al ejército por parte de dos de las principales figuras de la oposición en el país, el levantamiento que esperaba Washington para finalmente derrocar a Maduro pronto desapareció.
El Dato.6 años
tiene Nicolás Maduro en el poder en Venezuela.
A media tarde, el destacado activista opositor Leopoldo López se refugió en la Embajada española, mientras que Guaidó no pudo marchar hacia el Palacio Presidencial.
Por su parte, Maduro se adjudicó la victoria sobre “la escaramuza golpista” la noche del martes. Carlos Vecchio, el embajador de Guaidó en Washington, dijo que “los altos funcionarios del círculo interno de Maduro estaban negociando su salida, lo que nos dice que se está derrumbando y su poder está colapsando”.
Se refería al ministro de defensa, al jefe de la Corte Suprema y al comandante de la Guardia Presidencial. Los funcionarios estadounidenses dijeron el martes que los tres hombres sostuvieron conversaciones con el partido de la oposición de Guaidó. “Maduro no confía en nadie ahora ni puede dormir bien”, agregó Vecchio, quien no quiso dar más detalles sobre lo que podría hacer EU para ayudar.
“Este es un movimiento encabezado por venezolanos”, dijo. Moises Rendon, integrante del grupo de expertos CSIS de Washington, mencionó que EU no está en posición de convencer al ejército venezolano para que apoye a Guaidó.
“No creo que los militares venezolanos confíen en el gobierno estadounidense en este momento”, dijo Rendón. “Son necesarios mensajes de actores creíbles para ayudarlos a avanzar, no pueden ser de John Bolton”.
Por su parte, EU culpó tanto a Cuba como a Rusia de dar su apoyo a Maduro, y Trump amenazó con aplicar más sanciones si el país no deja de apoyar al régimen del aún presidente.
Los analistas sostienen que es poco probable que los estadounidenses intervengan agresivamente sin el apoyo de los países del Grupo de Lima. Jason Marczak, experto en política de América Latina en el Atlantic Council, dijo que EU se ha mostrado “mesurado en cuanto a la escalada de la presión”.
“Ellos reconocen que el cambio democrático no va a ocurrir de un día para otro”, agregó. Marczak también dijo que la administración de Trump está consciente de que una intervención de EU podría no recibir el apoyo de todos los países del Grupo Lima.
“Cualquier aumento en la presión debe coordinarse” con este grupo, explicó. “Los acontecimientos sin duda enfocan nuestra atención en qué se debe hacer si se mantiene el régimen de Maduro”, dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo/Sociedad de las Américas. “¿Washington aceptaría eso? El gobierno de Trump se comprometió retóricamente a que se vaya”.