El gestor de activos, BlackRock, advirtió que si bien la pandemia del covid-19 ya había incitado a empresas y gobiernos de todo el mundo a reevaluar su dependencia de otras naciones y analizar sus procesos de fabricación y ensamblaje, el conflicto entre Ucrania y Rusia impulsará esto aún más y, en ese proceso, México podría salir favorecido.
El presidente y director ejecutivo de BlackRock, Laurence D. Fink, refirió que la dependencia de la energía rusa está en el centro de atención, y empresas y gobiernos observan su dependencia de otras naciones, lo que puede llevar a realizar operaciones en otras geografías y puede resultar en una salida más rápida de algunos países.
Sin embargo, abundó en una carta dirigida a accionistas, otros países, como México, Brasil, Estados Unidos o centros de fabricación en el sudeste asiático, podrían beneficiarse, aunque este desacoplamiento de los centros de producción y ensamblaje inevitablemente creará desafíos para las empresas, incluidos costos más altos y presiones en los márgenes, lo que ocasionará presiones inflacionarias.
En este sentido, Fink recordó que antes del estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia, los efectos económicos de la pandemia, incluido el cambio en la demanda de los consumidores de servicios a artículos para el hogar, la escasez de mano de obra y los cuellos de botella en la cadena de suministro, llevaron la inflación de Estados Unidos. a su nivel más alto en cuarenta años.
Además, añadió, en toda la Unión Europea, Canadá y Reino Unido, la inflación está por encima de 5 por ciento, pero los salarios no han seguido el mismo ritmo y los consumidores están sintiendo la carga al enfrentarse a salarios reales más bajos, facturas de energía en aumento y costos más altos en la caja del supermercado, y esto afecta más a los trabajadores con salarios más bajos que gastan una mayor proporción de sus salarios en artículos esenciales como gas, electricidad y alimentos.
Sector energético
En este contexto, el gestor de activos alertó que en la medida que las empresas recalibren sus cadenas de suministro globales y que los aliados occidentales reduzcan su dependencia de las materias primas rusas, el sector energético se verá significativamente afectado.
Resaltó que los consumidores ya enfrentan costos de energía más altos, con precios del petróleo por arriba de 100 por barril; como resultado, la seguridad energética se ha unido a la transición energética como una de las principales prioridades globales.
No obstante, aseveró BlackRock, la transición energética sólo puede funcionar si es justa, y es importante destacar que no ocurrirá de la noche a la mañana o en línea recta, pero muchos países ya están buscando nuevas fuentes de energía.
En Estados Unidos, gran parte de la atención se centra en aumentar el suministro de petróleo y gas; y en Europa y Asia, el consumo de carbón puede aumentar durante el próximo año.
A más largo plazo, los acontecimientos recientes acelerarán el cambio hacia fuentes de energía más ecológicas en muchas partes del mundo, pues ya políticos europeos buscan promover la inversión en energías renovables como un componente importante de la seguridad energética.
Los precios más altos de la energía también impulsarán tecnologías limpias y permitirán el uso de energías renovables, por lo que los vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias serán mucho más competitivas económicamente.
srgs