El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que debido al conflicto entre Ucrania y Rusia, los precios mundiales de los alimentos están a punto de seguir subiendo, incluso después de alcanzar un récord en febrero, lo que impone la carga más pesada a las poblaciones vulnerables y se suma a los obstáculos para la recuperación económica mundial, tras la crisis por la pandemia del covid-19.
En un documento, el FMI refirió que la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia están alterando los envíos y posiblemente la producción de dos de los mayores productores agrícolas del mundo, pues los dos países representan casi 30 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y el 18 por ciento del maíz, y la mayoría se envía a través de los puertos del Mar Negro que ahora están cerrados.
Señaló que el año pasado, los precios de las materias primas alimentarias aumentaron 23.1 por ciento, el ritmo más rápido en más de una década y, en febrero pasado, la lectura para el indicador de seguimiento de los precios de la carne, los lácteos, los cereales, los aceites y el azúcar fue la más alta desde 1961; en consecuencia, los futuros de trigo negociados en Chicago, el punto de referencia mundial, subieron recientemente a un nivel récord.
Mayor impacto de precios en más vulnerables
El organismo internacional apuntó que las diferencias en la dieta son significativas, ya que en Europa, donde el pan está profundamente arraigado en muchos aspectos de su cultura, el trigo constituye aproximadamente una cuarta parte de la dieta, mientras que en el sudeste asiático, el trigo representa sólo 7 por ciento, frente al 42 por ciento del arroz, cuyo aumento de precios hasta ahora ha sido relativamente contenido.
Sin embargo, indicó, los promedios a nivel de país ocultan diferencias sustanciales dentro de las naciones, ya que los hogares pobres tienden a comer más cereales pero menos carne, verduras y frutas, en comparación con los hogares de ingresos medios.
Así, señaló el FMI, los choques de precios tendrán un impacto mundial, especialmente en los hogares pobres para quienes los alimentos representan una mayor parte de los gastos.
Los costos de los alimentos representan 17 por ciento del gasto de los consumidores en las economías avanzadas, pero 40 por ciento en África subsahariana, aunque esta región depende en gran medida de las importaciones de trigo, el grano constituye sólo una pequeña parte de las necesidades calóricas totales.
En este contexto, la interrupción de cereales puede ser aún mayor para los países con estrechos vínculos comerciales con Rusia y Ucrania, incluso en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central. Los altos precios del trigo pesarán aún más en las economías de Oriente Medio y África del Norte, como Egipto, que dependen especialmente de las exportaciones rusas.
Aumento en costos y acciones
De cara al futuro, advirtió el organismo mundial, la reducción de los suministros de fertilizantes y el aumento de los precios del petróleo aumentarán los costos de cosecha, transporte y procesamiento de alimentos, por lo que los formuladores de políticas deben evitar que esas presiones aumenten la inseguridad alimentaria, evitando el proteccionismo y aumentando la asistencia social para los más pobres.
En Estados Unidos, donde alrededor del 40 por ciento de la producción de maíz se destina al etanol, los legisladores podrían reevaluar ese uso. Y China, que posee más de la mitad de las reservas mundiales de trigo y maíz, podría considerar liberar suministros a precios más bajos.
srgs