En España, el consumo del vino sigue creciendo, aunque a menor ritmo. Lo dice el informe del Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv), la cifra creció 11.9 por ciento, hasta llegar a los 10.31 millones de hectolitros en julio, a partir de los datos del Infovi (sistema de información de mercados del sector vitivinícola).
Por meses, se observó que la tendencia empieza a mostrar síntomas de desaceleración, no llegándose a superar aún los 10.76 millones de hectolitros alcanzados en julio de 2019.
Después de alcanzar su pico de crecimiento en febrero de este año (+20.8 por ciento hasta los 10.63 millones de hectolitros), el ritmo de crecimiento interanual del consumo se ha suavizado desde entonces, coincidiendo con el inicio de un periodo de gran incertidumbre comercial derivada de factores como el encarecimiento de la energía y el combustible o la crisis del transporte y los suministros, que desembocaron en una fuerte inflación global.
El 2022 arrancó con muy buenos crecimientos tanto en enero (+10.7 por ciento) como en febrero (+21.2 por ciento), pero desde entonces, se han ido alternando caídas en los meses de marzo, mayo y julio, compensadas -eso sí- con crecimientos en abril y junio.
Por canales, y según datos de Nielsen IQ se registró un crecimiento del volumen de consumo de vino en hostelería del +39.9 por ciento, y una caída en alimentación del -6 por ciento.
Las cifras muestran que se ha alcanzado el tope de recuperación en el sector de la hostelería, el canal más afectado por las restricciones derivadas por la pandemia, mientras que se va frenando poco a poco la caída en alimentación, donde las ventas crecieron a un ritmo excepcional durante el confinamiento.
De esta manera, el crecimiento de las ventas de vino en España (alimentación + hostelería) ha sido mayor en términos de valor (+14.6 por ciento) que de volumen (+5.6 por ciento), al subir el precio medio +8.5 por ciento, el cual fue el más elevado de la serie histórica, con 4.59 euros/litro.
El informe señala que esta tendencia está muy relacionada con el período de fuerte inflación. De hecho, si se descuenta a las tasas de variación la evolución interanual de la inflación y se calcula el valor de venta deflactado, la tendencia cambiaría sensiblemente: el consumo de vino en España (alimentación + hostelería) crecería algo más en términos de volumen que de valor, con precios ligeramente a la baja tanto en alimentación como en hostelería, a diferencia de lo analizado en valor nominal.
Por categorías, los vinos incluidos en rangos de precios más elevados son los que mejor se comportan, así el vino con Denominación de Origen Protegida (DOP) y el espumoso aumentaron su valor más del 15 por ciento, siendo los únicos que crecieron por encima de la media.
MRA