El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que la pandemia del covid-19, la guerra entre Ucrania y Rusia, y la inflación que está en niveles récord impulsan una crisis del costo de vida, “estamos entrando en una nueva zona de peligro: un mundo que está más fragmentado, más frágil y más propenso a conmociones que pueden desviar rápidamente a los países”.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, señaló que los desequilibrios entre la oferta y la demanda, el apoyo a las políticas de la era de la pandemia y la invasión rusa de Ucrania generaron severas presiones inflacionarias, a lo que suma que las deudas soberanas alcanzaron niveles récord en 2020 y la política monetaria acomodaticia hizo subir los precios de los activos de mayor riesgo.
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“Lo que estamos experimentando es un cambio fundamental, de un período de relativa estabilidad, tasas bajas y baja inflación a un período de tasas altas, inflación alta y una incertidumbre mucho mayor. Y esto ocurre cuando los desastres climáticos se vuelven mucho más frecuentes y más extremos, y las tensiones geopolíticas hacen que la cooperación global sea mucho más difícil”, expuso durante la Reunión Plenaria de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial.
En este contexto, la directiva del FMI aseguró que existen desafíos extraordinarios por delante, el más inmediato es reducir la inflación, y si bien los bancos centrales están haciendo lo correcto al endurecer rápidamente la política monetaria para restaurar la estabilidad de precios, esto tendrá un costo doloroso, pues el crecimiento será más lento y el desempleo más alto, en la medida que aumente el ajuste monetario.
Acciones
Ante este escenario, aseveró que la formulación de la política fiscal adecuada es clave, pues la prioridad debe ser proteger a los hogares vulnerables, con medidas específicas para aliviar el impacto del aumento de los precios de los alimentos y los combustibles, pero la política fiscal debe trabajar con la política monetaria, no en su contra.
“Para evitar avivar la inflación, cualquier nuevo gasto debe compensarse con ahorros o nuevos ingresos. La necesidad de reconstruir las reservas y reducir la deuda hace que esto sea doblemente importante”, apuntó Gerogieva.
Añadió que los formuladores de políticas determinan el equilibrio correcto de las medidas monetarias y fiscales, pero también deben estar atentos a las tensiones en el sector financiero, por lo que la política macroprudencial debe protegerse contra la quiebra de las instituciones sistémicas, utilizando instrumentos seleccionados para abordar focos de elevada vulnerabilidad entre las instituciones financieras no bancarias y los mercados crediticios.
Además, añadió la titular del FMI, un paquete de políticas bien calibrado conduciría, con el tiempo, a un crecimiento más duradero, precios más estables y finanzas públicas más sanas, “más que eso, veríamos emerger economías más resilientes, mejor preparadas para hacer frente a los shocks”, dijo.
AMP