Creáctica, la juguetera que transforma la “basura”

Camino. Después de múltiples descalabros, la empresa encontró en el comercio electrónico la ventana para llegar al mercado que buscaba desde hace 25 años.

Cerca de 80 por ciento de los insumos que usa son desechos. (Especial)
Cristina Ochoa
Ciudad de México /

Decía Frederick Douglas, escritor y activista estadunidense del siglo XIX, que sin lucha no hay progreso, una frase que bien podría suscribirse a la historia de desarrollos empresariales que han visto en su camino un cúmulo de obstáculos que no han cesado su desarrollo.

A los siete años Julieta Flores Letechipia supo que su proceso creativo era distinto al del promedio de su edad. Entonces, Julieta realizó sus primeros títeres de dedo con materiales que reutilizó de ropa que había confeccionado su mamá; así montó todo un espectáculo teatral con los instrumentos, su primer acercamiento a lo que hoy es Creáctica.

Hace 25 años la maestra de talleres de creatividad en primaria empezó a producir con un familiar una serie de juguetes en Colima, al ver que no rendía frutos dicho proceso, decidió dejarlo a un lado y volver a Ciudad de México.

“Cuando me embaracé de mi hija empecé a buscar formas de hacer dinero. Yo soy diseñadora gráfica, estudié diseño mobiliario, de modas, entre otros. En el tiempo de empezar a resolver qué iba a hacer inicié a hacer títeres de dedo; nuevamente dejé el proceso y lo retomé cuando mi hija cumplió cinco años”, dijo en entrevista.

La primera etapa de la empresa involucró la preparación de su fundadora en carpintería, barniz, confección y otros oficios; además de un proceso de equipamiento para comenzar a fabricar de forma propia sus artículos.

“Cuando uno es emprendedor quiere hacer algo para uno mismo, no para otro, generar la forma y los recursos de elaborarlo. No le veía mucho futuro si tenía que depender de un carpintero, por lo que me metí a estudiar”, afirmó. Así, la emprendedora mexicana cuenta que su producto fue creciendo hasta llegar a distintas librerías del país; pero nuevamente, por un conflicto laboral que tuvo el negocio volvió a cerrar.

“Mi negocio es como una mina de oro con muchas vetas. Y me puse a explotar otras vetas, que era la de los talleres, me metí a trabajar en restaurantes haciendo talleres y ahí me quedé un rato mientras me compuse económicamente”.

Así a inicios de año las puertas de Creáctica, una fabricante que en un taller de 2.70 x 2.70 metros hacía hasta 54 diseños diferentes de juguetes, se volvieron a abrir. Esta vez de la mano del comercio electrónico.

Apoyada de su hija, Julieta abrió perfiles en Instagram y Facebook donde empezó a comercializar sus productos. Hoy se venden a través de Amazon, Gandhi, tiendas Unam y en el parque ecológico Xochitla.

Uno de los pilares de Creáctica es la utilización de materiales reciclados. Cerca de 80 por ciento de los insumos que usa la empresa son recortes de un taller de carpintería. “Por convicción los materiales son así y todo nos sirve. A veces vamos a lugares en los que hay que hacer remodelaciones y cuando vemos que están listos para la basura, la pido”.

Y ADEMÁS

COSTO Y SATISFACCIÓN

Los procesos de producción de Creáctica suelen ser más caros que si se trabajara con materiales nuevos, por el tratamiento que se debe hacer; sin embargo el reciclaje es el espíritu de estos juguetes, por lo que seguirá por ese camino.

“Mi objetivo es vender más, ser más conocida y no por el beneficio económico. Creo que mi labor sirve para acercar a las personas, que lo que estoy haciendo es útil a los padres de familia para estimular a sus hijos, de todos estos cambios que yo he visto, el más palpable es el avance tecnológico”.

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