De brinco en brinco

Un documental que vieron en History Channel animó a ocho amigos a elaborar cerveza en una cocina; después sólo tres decidieron que era tiempo de formalizar una empresa, entonces brincaron al garaje.

Ernesto Mora Romero/Central Cervecera
Ciudad de México /

Ante un diminuto mercado de cervezas artesanales mexicanas, en febrero de 2012 nace Central Cervecera, un proyecto encabezado por tres jóvenes emprendedores que habían estado elaborando cerveza, junto con otros cinco amigos, meramente como hobby y para autoconsumo. Lo hacían estado haciendo en la cocina de la madre de Ernesto Mora Romero, uno de estos socios, pero en septiembre de ese año empezaron a comerciarla con cierto éxito, “y de la cocina brincaron al garaje, pareciera un brinco pequeño, pero pasaron de hacer 20 litros a 200”, comenta Ernesto.

Empezaron a crecer las ventas, sin embargo, “el siguiente brinco era una inversión muy grande”, así que tuvieron que maquilar y, como los tres trabajaban en otras cosas, invirtieron sus quincenas, casi íntegras, para comprar lo que faltaba. “Fue una época de muchos sacrificios pero nos gustaba”, recuerda Ernesto.

En noviembre de 2016, después de cinco años de ahorro, esfuerzo y de un préstamo familiar de 80 mil pesos, Central Cervecera dio un brinco más grande e instaló su planta de producción, en donde hoy se elaboran 500 litros a la semana. Al dejar de maquilar, el crecimiento en ventas fue inmediato pues hubo más control. En 2014, Central Cervecera, obtuvo premios por la calidad de dos de sus cervezas.

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Por otro lado, Ernesto asegura con optimismo, que en dos años darán un nuevo brinco a un lugar más grande. Por ahora la producción es en barril, ya que es más práctica y reduce costos en botellas, etiquetas y empaques.

Una de los planes inmediatos es empezar a enlatar este fin de año. Ernesto sabe que no va a ser una tarea fácil pero que es una forma de facilitar la exportación, nacional e internacionalmente.

Para Ernesto la paciencia y la pasión son muy importantes para dedicarse a esta industria, ya que su arranque y crecimiento son muy lentos. Se requiere calidad y limpieza para elaborarla, “y si te sale mal hay que tirarla” advierte.

El mundo de Ernesto gira en torno a la cerveza, ha tenido oportunidad de hacerla en Noruega, en Estados Unidos, en Inglaterra. Al lado de su hermano, abrió un bar en colonia Roma, donde el concepto es promover el disfrute de la cerveza artesanal.

Aquí, se reúnen los mejores cerveceros del momento y los clientes pueden saber más sobre las cervezas que están tomando. “Es un lugar para disfrutar de la cerveza, por ejemplo, “cada vez tenemos más clientes que toman una o dos cervezas mientras leen un libro”, dice este emprendedor que de brinco, en brinco ha consolidado un negocio que le apasiona.

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