Ver­da­des molestas de la tran­si­ción en materia eco­ló­gica

Opinión. Los insu­mos chi­nos bara­tos a menudo se fabri­can con tra­bajo forzado y la energía que sale de China no estan “limpia”

Proyecto de generación de energía fotovoltaica complementario a la agricultura en Boao, provincia de Hainan, sur de China. (Xinhua/Yang Guanyu)
Rana Foroohar
Londres /

Cuando los encargados de formular las polí­ti­cas occi­den­ta­les hablan sobre las razo­nes del desa­co­pla­miento de la cadena de sumi­nis­tro de China en áreas como los semi­con­duc­to­res y la tec­no­lo­gía para ener­gía lim­pia, a menudo citan dos ver­da­des incómodas.

En pri­mer lugar, los insu­mos chi­nos bara­tos, como el poli­si­li­cio nece­sa­rio para los pane­les sola­res y los mine­ra­les crí­ti­cos para las bate­rías, a menudo se fabri­can o extraen mediante tra­bajo forzado en Sinkiang. En segundo lugar, gran parte de lo que se anun­cia como tec­no­lo­gía para ener­gía “lim­pia” que sale de China se fabrica en plantas que uti­li­zan elec­tri­ci­dad generada con car­bón. Si se cuenta el ver­da­dero costo de car­bono y mano de obra de esa pro­duc­ción, ya no parece tan “lim­pio”.

La Ley de Reduc­ción de la infla­ción de Esta­dos Uni­dos (IRA, por su sigla en inglés) está des­ti­nada a comen­zar a cal­cu­lar el costo real de la mano de obra y las emi­sio­nes, con zanaho­rias y palos dise­ña­dos para eli­mi­nar el tra­bajo forzado y la ener­gía sucia de las cade­nas de sumi­nis­tro. En teo­ría, eso tam­bién excluye a China de la tran­si­ción de ener­gía lim­pia en Esta­dos Uni­dos, al menos hasta que cam­bie su posi­ción sobre el car­bón y el trabajo forzado en Sikiang.

A medida que los sub­si­dios de la IRA comien­zan a imple­men­tarse, está claro que es difí­cil, si no impo­si­ble, en este momento, des­vin­cu­larse en su totalidad de China en áreas como la ener­gía solar. De hecho, con­ver­sa­cio­nes recien­tes que he tenido con los responsables de la formulación de polí­ti­cas y líde­res empre­sa­ria­les me han con­ven­cido de que esta­mos a punto de tener algu­nas reuniones glo­ba­les muy difí­ci­les sobre las com­pen­sa­cio­nes que debe­rán rea­li­zarse si que­re­mos una tran­si­ción ener­gé­tica realmente verde que cree empleos decen­tes en Estados Unidos y en el extran­jero.

Con­si­dere, por ejem­plo, el año pasado con nue­vos anun­cios de fábri­cas de bate­rías sola­res y eco­ló­gi­cas en EU. Las nue­vas reglas sig­ni­fi­can que los módu­los sola­res que se con­si­de­ra fueron fabri­ca­dos con tra­bajo for­zado en esas sucias fábri­cas chi­nas pue­den ser con­fis­ca­dos en la fron­tera con EU. A pri­mera vista, esto parece una gran vic­to­ria para la admi­nis­tra­ción Biden. Y de alguna manera lo es: Esta­dos Uni­dos está comen­zando a apro­bar polí­ti­cas para fomen­tar un cre­ci­miento sos­te­ni­ble e inclu­sivo.

Pero cuando pro­fun­di­zas, te das cuenta de que las espe­ci­fi­ca­cio­nes de la IRA para cosas como módu­los o cel­das de bate­rías sola­res no tie­nen en cuenta el hecho de que casi todo el poli­si­li­cio en bruto, que se comer­cia­liza como un pro­ducto básico en el mer­cado glo­bal y, por tanto, no se iden­ti­fica por ori­gen, se fabrica en China, gran parte en Sikiang. Eso sig­ni­fica que casi no hay pane­les sola­res en EU o en cual­quier otro lugar que sea “lim­pio”, sin men­cio­nar que está hecho con prác­ti­cas labo­ra­les jus­tas, dado el domi­nio de China en el mer­cado.

“Tie­nes que hacerte la pre­gunta, ¿qué tec­no­lo­gías de ener­gía lim­pia pode­mos hacer a escala para lograr la tran­si­ción de ener­gía verde en occi­dente que actual­mente no depen­den de China?”, se pregunta David Scays­brook, socio gerente de Quin­brook Infras­truc­ture Part­ners, una firma aus­tra­liana que cons­truye e invierte en ener­gía reno­va­ble, inclui­dos pro­yec­tos rela­cio­na­dos con la IRA. ¿Su res­puesta? “No mucho”

Scays­brook, al igual que muchos eje­cu­ti­vos del sec­tor, ha pro­fun­di­zado en las minu­cias de las cade­nas de sumi­nis­tro. Lo hace con la expec­ta­tiva de que las con­ti­nuas ten­sio­nes comer­cia­les entre Estados Unidos y China harán que sea cada vez más arries­gado para su empresa uti­li­zar insu­mos de ori­gen chino, desde poli­si­li­cio hasta la pro­pie­dad inte­lec­tual o mano de obra china, a medida que los polí­ti­cos esta­du­ni­den­ses de ambos lados del pasi­llo pre­sio­nan por un mayor desa­co­pla­miento. En la última señal de esta pre­sión, los prin­ci­pa­les repu­bli­ca­nos y demó­cra­tas en el comité de China de la Cámara de Repre­sen­tan­tes de Esta­dos Uni­dos acu­sa­ron a Blac­kRock de bene­fi­ciarse de inver­sio­nes que apoyan al ejér­cito chino. (La compañía administradora de activos señaló que cum­ple con todas las leyes apli­ca­bles).

Como parte de un esfuerzo del gobierno aus­tra­liano, Quin­brook ha estu­diado lo que se nece­si­ta­rá, por ejem­plo, para extraer y pro­du­cir poli­si­li­cio verde en el estado de Queens­land, sin uti­li­zar nin­gún aporte o expe­rien­cia china. Es posi­ble, dado que la nación tiene abun­dan­tes mate­rias pri­mas como el cuarzo y puede uti­li­zar la pro­pie­dad inte­lec­tual y el talento de luga­res como Corea del Sur, Ale­ma­nia, Japón o Esta­dos Uni­dos, para cons­truir las fábri­cas y el equipo nece­sa­rios para tal esfuerzo.

El pro­blema es que será al menos dos veces más caro hacerlo. Ade­más, si una empresa en Aus­tra­lia o incluso en Estados Unidos (que tam­bién tiene las mate­rias pri­mas para pro­du­cir poli­si­li­cio) qui­siera hacerlo, le tomará cerca de seis años cons­truir una nueva ins­ta­la­ción. Esto sig­ni­fi­ca­ solo dos o tres años de sub­si­dios a la pro­duc­ción bajo la ley de reducción de la inflación, que expi­rará en 2032. Eso es mucho tiempo en el con­texto de la polí­tica esta­du­ni­dense, pero no mucho en el con­texto de lo que se nece­sita para una tran­si­ción ener­gé­tica ver­da­de­ra­mente lim­pia e inclu­siva.

Es claro que, a medida que se desa­rro­lla el desa­co­pla­miento, el caucho está saliendo a la carre­tera en las difí­ci­les pre­gun­tas de quién paga por la resi­lien­cia, la sos­te­ni­bi­li­dad, las prác­ti­cas labo­ra­les jus­tas y todas las cosas que los paí­ses occi­den­ta­les afir­man que les impor­tan. En rea­li­dad, solo hay dos for­mas de avan­zar en este punto. Una posi­bi­li­dad es que Estados Unidos, tal vez en com­pa­ñía de sus alia­dos, se una para crear una enti­dad estra­té­gica de adqui­si­cio­nes que res­palde el ver­da­dero costo de la tran­si­ción eco­ló­gica a largo plazo. Estos paí­ses uti­li­za­rán su poder adqui­si­tivo para esta­ble­cer un piso bajo el mer­cado para toda la cadena de sumi­nis­tro.

Por otro lado, China puede sen­tarse a la mesa y tener una con­ver­sa­ción real sobre el fin de la escla­vi­tud moderna y la ener­gía del car­bón. Occi­dente, por supuesto, tam­bién tendrá que reco­no­cer cual­quiera de sus malas prác­ti­cas en este sen­tido, como el uso de mano de obra para con­vic­tos en Esta­dos Uni­dos. Creo que las empre­sas chi­nas estarán dis­pues­tas a hacerlo. Dudo que el lide­razgo chino lo haga. Ver­da­des incó­mo­das, de hecho.


LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.