El despacho J. Francisco Serrano presume haber diseñado y construido 87 proyectos desde 1964 a la fecha, entre los que destacan la Embajada de México en Alemania, la Universidad Iberoamericana Campus Santa Fe, el IMSS Hospital Regional Cancún, ampliación del Hotel Hacienda Cantalagua y la obra que el presidente López Obrador evalúa si reconstruye por hundimiento: la Terminal 2 de Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
“Hay una falla estructural grave. Desde que lo construyeron hay hundimientos diferenciados. Ahí hubo un fraude”, señaló en conferencia mañanera
Francisco Serrano pensó ser químico pero es la tercera generación familiar de arquitectos. Su abuelo ejerció en la época de Porfirio Díaz y su padre, un ingeniero civil del mismo nombre, construyó casas y departamentos para la clase media y alta. Colaboró con Augusto Álvarez y Juan Sordo Madaleno, arquitectos que entre los años 30 y 50 diseñaron gran parte de la vivienda en la ciudad.
Impartió un taller llamado Cátedra Blanca en la Ibero. Sus proyectos se caracterizan por “el uso de planos inclinados de pasto, pórticos de concreto, columnas de tabique aparente y empleo de cilindros y pantallas”. En 2003 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
El despacho de este arquitecto fue quien ganó el concurso que en 2004 lanzó el gobierno de Vicente Fox para diseñar y construir de la Terminal 2. Francisco Serrano subcontrató a 13 empresas y empezó los trabajos de diseño al año siguiente. Ese diseño lo ejecutaron los arquitectos Susana García Fuertes, su hijo Juan Pablo Serrano y el maestro en ciencia Luis Sánchez Estrada.
El proyecto estructural estuvo a cargo de Izquierdo Ingenieros y Asociados, además de Diseño y Supervisión Ingenieros Consultores. La responsabilidad de la mecánica de los suelos recayó en T.G.C. Geotecnia.
La obra se entregó en “tan solo 28 meses”, o sea, en 2007, el mismo año en que construyó el Centro Fox. El costo de la Terminal 2 no fue de 400 millones de dólares como originalmente se consideró, sino de 800 millones de dólares.
La Terminal 2, “donde predominan los espacios de concreto con una generosa amplitud y entrada de luz solar”, da de qué hablar desde el inicio de sus operaciones. Por ejemplo el sector aeronáutico y legisladores denunciaron que la terminal presentaba riesgos para la seguridad aérea, además de que no resolvía los problemas de saturación. En otro momento, se reveló que la obra presentaba anomalías e irregularidades graves, como la carencia de un estudio de impacto ambiental, el sobre costo en la inversión o materiales de mala calidad o no adecuados.
Trabajadores del AICM y personal de las aerolíneas alertaron de grietas en varias zonas, de desniveles que ocasionaban el rompimiento frecuente de las tuberías, de elevadores que fallaban y, sobre todo, de hundimientos de forma acelerada. Todo provocado por la mala cimentación.
En 2017, el gobierno federal aceptó que el AICM presenta anualmente hundimientos de entre 21 y 30 centímetros. La causa principal es la extracción de agua de los mantos acuíferos del Valle de México.
El despacho J. Francisco Serrano era una de las empresas constructoras que participó para hacer el cancelado aeropuerto en Texcoco.