El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que en 2022, la deuda del gobierno a nivel mundial representa 91 por ciento del producto interno bruto (PIB), aproximadamente 7.5 puntos porcentuales por encima de los niveles previos a la pandemia, en un contexto donde el fuerte aumento de los precios de los alimentos y la energía ejerce presión sobre los presupuestos gubernamentales.
De acuerdo con el informe “Monitor Fiscal, octubre 2022”, priorizar políticas y programas es cada vez más vital a medida que los gobiernos operan con presupuestos más ajustados. Las principales prioridades son garantizar que todos tengan acceso a alimentos asequibles y proteger a los hogares de bajos ingresos del aumento de la inflación.
“La inflación alta y volátil hace que el crédito sea más costoso y que su costo sea menos previsible. En ese contexto, de alto nivel de inflación, alto nivel de deuda, tasas de interés crecientes y una incertidumbre de alto nivel, la coherencia entre la política monetaria y fiscal es de importancia crucial para poder contar con una estabilidad económica y financiera”, señaló el director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, Vitor Gaspar.
Durante la presentación del informe y en el marco de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial, aseguró que el presupuesto público tiene que seguir siendo de carácter restricto y el priorizar la estabilidad macroeconómica y financiera es especialmente pertinente.
El organismo resaltó que se prevé que el gasto por intereses en relación con el PIB aumente en los próximos años, incluso cuando la deuda se estabilice, y si la inflación se vuelve más volátil, los costos de los préstamos podrían aumentar aún más, ya que los inversionistas requieren una prima más alta para la deuda a largo plazo.
Incorrecto controlar los precios
En este contexto, explicó que frente a choques de oferta duraderos e inflación generalizada, los intentos de limitar los aumentos de precios a través de controles de precios, subsidios o recortes de impuestos serán costosos para el presupuesto y, en última instancia, ineficaces, por lo que los gobiernos deberían permitir que los precios se ajusten y proporcionar transferencias temporales de efectivo dirigidas a los más vulnerables.
“En el número cada vez menor de países con espacio fiscal y donde la inflación está bajo control, los estabilizadores automáticos deberían funcionar plenamente”, indicó el organismo internacional.
Acciones
Ante este escenario, el FMI aseguró que las señales de precios son fundamentales para promover la conservación de la energía y fomentar la inversión privada en energías renovables y se debe salvaguardar la inversión pública en áreas críticas.
Como parte del esfuerzo de priorización, los países pueden necesitar recaudar ingresos adicionales y contener el crecimiento de otros gastos, incluidos los salarios públicos, los cuales podrían ayudar a contener las presiones generales sobre salarios y precios.
Asì, es crucial definir un marco de políticas consistente a mediano plazo para el mundo pospandémico y es necesario reducir los déficits, para ayudar a abordar la inflación y abordar las vulnerabilidades de la deuda.
“Construir una sociedad resiliente requiere acciones gubernamentales para proteger a los hogares y las empresas contra grandes pérdidas de ingresos reales y empleo, también se requieren acciones en otras áreas entrelazadas, que incluyen (pero no se limitan a) la atención médica y la preparación para pandemias, la adaptación al cambio climático y los desastres naturales, y el acceso equitativo a las oportunidades”, apuntó el FMI.
srgs