Diseño de modas y covid; emprendedores en aprietos

HISTORIA

Diana Rodríguez lanzó su marca Marla Escarlata hace dos años, pensó que su negocio caería durante la contingencia, ahora tiene clientes virtuales

Diana Rodríguez lanzó su marca Marla Escarlata hace dos años. (ESPECIAL)
Elizabeth Hernández
Pachuca /

La pandemia por coronavirus ha traído consigo muchas mermas económicas, y si bien algunos sectores se han visto beneficiados –como la farmacéutica– la industria textil siente pérdidas grandes, pues desde la manufactura hasta los espacios de ventas de telas o ropa se encontraron cerrados hasta hace un par de meses, y ahora que retoman actividades, se encuentran con clientes aún aislados, lo que podría llevar a una forma de hacer estrategias de ventas.

Así lo siente Diana Rodríguez Nájera, una hidalguense que desde hace dos años comenzó a promover su propia marca de ropa: Marla Escarlata. De todos los retos a los que se enfrentó, ninguno fue tan fuerte como el coronavirus.


Estaba en planes de rentar un espacio para hacer un tipo showroom y que a la vez me sirviera como taller. Lo siguiente era contratar a una persona fija para que me ayudara al corte y confección de las prendas y yo dedicarme al 100 por ciento a las ventas”, pero la contingencia frenó su plan.

“Sigue en pie pero ahora tengo que empezar de cero, porque el dinero que tenía ahorrado, pues me sirvió para sobrevivir cuatro meses y pagar los pendientes que tenía”, señaló

Antes de la contingencia ofrecía sus prendas en bazares de moda de la Ciudad de México, allí viajaba casi cada fin de semana y su marca comenzaba a posicionarse; sin embargo, ante la declaratoria federal por la pandemia, todos estos espacios tuvieron que cerrar sus puertas a partir de abril.

Por ello comenzó a publicar sus diseños a través de redes sociales, lo que generó un primer acercamiento con clientes virtuales, pero no fue hasta que generó nuevas estrategias de ventas durante este periodo, cuando comenzó a tener mayor respuesta.

“Este tiempo de cuarentena me ha servido para reflexionar sobre el rumbo en el que quiero dirigir mi marca, sobre todo el propósito, el por qué estoy haciendo lo que hago. Más que dirigir mi atención hacia las pérdidas, lo he tomado como una pausa para hacerme consciente de los puntos en donde puedo mejorar tanto en el negocio como personalmente”.

A sus 27 años, Diana no quita el dedo del renglón, pues la industria de la moda le apasiona, por lo que no piensa dejar que la situación actual afecte sus metas, aunque ahora se le haya dificultado.

“Nos encontramos en una situación en la que estamos inevitablemente afectados como emprendedores, pero también es un momento de aprendizaje, de valorar lo importante de la vida, de saber que se puede ser feliz con menos de lo que creemos o nos hacen pensar. Nos queda ser pacientes, avanzar lento pero firme, seguir trabajando conforme a nuestras posibilidades, usar la creatividad para encontrar nuevas oportunidades, seguir conociéndonos y tener la claridad de que nuestro sueño no es más grande que nosotros”.

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