AT&T es “el retador” que llegó a cambiar las condiciones del sector telecomunicaciones en México, “el más concentrado en un jugador entre los países de la OCDE”, donde gracias a la operadora estadunidense bajaron las tarifas 45 por ciento, afirmó Mónica Aspe, CEO de la empresa en el país.
Sin embargo, dice que aún falta camino para llegar a una economía digital puesto que “el espectro es caro”, lo cual va en contra de la inclusión, evita dar mejores precios a los consumidores, dañando a los más pobres porque los mantiene excluidos.
Con una larga trayectoria en el sector público, donde pasó por la Subsecretaría de Comunicaciones, el Instituto Federal Electoral y la representación de México ante la OCDE y la Agencia Internacional de Energía, entre otros cargos, la politóloga llegó a la telefónica en 2018 y desde 2021 la dirige en el país, que hoy cuenta más de 20 millones de clientes, que le dan entre 15 y 16 por ciento del mercado de suscriptores móviles, y detenta cerca de 21 por ciento de los ingresos de la industria en el país.
A la fecha llevan una inversión superior a 10 mil millones de dólares y ahora avanzan sobre la ruta del 5G; actualmente la tienen en 8 ciudades y esperan cerrar 2022 con 22, fundamental para aprovechar el T-MEC y no solo ofrecer mano de obra.
¿Cuál es la mayor barrera de entrada?
La estructura de costos del espectro es tremenda en esta industria. Se requieren enormes inversiones y hay que cubrirlas a través de los clientes.
Cuando tienes los mismos costos o más (que la competencia), pero con menos clientes, ¿cómo lo haces? Este es el tema.
¿Cuánto impacta el espectro en la competitividad?
El espectro radioeléctrico en México es el más caro en América Latina y uno de los más caros del mundo: es 5 veces más caro que en Alemania.
Esto inhibe la cobertura, la inclusión digital porque es mucho más caro llegar más lejos en cobertura y tener más capacidad en nuestras redes.
Sí hay un foco como industria, pero sobre todo como país insertarnos en la economía digital del siglo XXI el espectro caro, es un despropósito. Va en contra de la inclusión digital, daña a los más pobres, los mantiene en exclusión y complica mucho la competencia.
Hay otros costos, por supuestos de red e infraestructura, que está muy bien desarrollar redes y son caras. El tema de 5G, allá vamos y hay que entrarle.
Luego están los costos de acceso a los canales de distribución, donde los códigos son más altos para el retador, hay todo tipo de acuerdos y prácticas incorrectas que nos encarecen competir en un piso parejo. Eso lo estamos peleando, y ahí está la preferencia del cliente pudiendo “¿por qué aquí no venden AT&T? Eso nos abrirá más canales de distribución.
¿Un espectro accesible qué efecto tendría en el mercado B2B?
Si baja el costo del espectro, nuestra estructura de costos como operadores, se traduce en beneficios de precio al mercado. Se vio claramente con las regulaciones de 2013, los precios bajaron brutalmente.
Y desde el lado de la industria, la manufactura mexicana que es fundamental para la economía, del presente y del futuro, será cada vez más conectada. Una industria de la 4ª revolución industrial, que requerirá redes muy rápidas.
Si se le mete el componente del espectro caro, encareceremos también la producción mexicana en un entorno global donde tenemos que ser más competitivos.
¿Quién toma la decisión del precio del espectro? ¿qué pláticas han tenido con ellos?
Los derechos de espectro se fijan anualmente en la Ley Federal de Derechos.Por tanto, formalmente es la Cámara de Diputados quien hace esta aprobación y por supuesto pasa primero por la propuesta del Ejecutivo. Es parte del paquete económico.
Hemos tenido muchas conversaciones, no solo del lado de los operadores, sino de todo el ecosistema digital que tiene interés en conectar a más personas con servicios financieros, de educación, de gaming.
Estos dos últimos años cambió el entorno: Mayor inflación, se adelantó la adopción de tecnologías.
¿Qué ven tanto dentro cómo fuera del país, como oportunidades?
Esta es una industria que se ha visto muy retada, y seguirá retada en términos macroeconómicos. Sin embargo tenemos una posición de retador, somos quien busca cambiar las reglas del juego y crecer; esa es nuestra prioridad.
A la vez nos enfrentamos al reto de avanzar a 5G. Hoy en día no es algo muy rentable ni que se use mucho, pero sienta las bases para lo que viene en el mundo digital que es la transformación de los procesos productivos.
En ese aspecto ¿tienen programadas ya inversiones a futuro?
Todos los años. Nuestras inversiones, este año: tenemos 8 ciudades con 5G ahorita, vamos a cerrar con cerca 22 ciudades el año.
Para detonar 5G hay un proceso educativo importante, de acercamiento con los industriales que son los verdaderos clientes para ver cómo van ir metiendo esta nueva tecnología en sus procesos productivos.
¿Qué tan crucial es 5G para aprovechar el T-MEC?
Esta es una pregunta central. Una diferencia fundamental con el TLCAN, su predecesor, es que el T-MEC es un acuerdo de comercio y de inversión para un mundo digital.
Tiene un capítulo de telecomunicaciones, otro de comercio electrónico, y un capítulo del mundo digital. Esto habla de dónde está realmente esa oportunidad de crecer en el caso de México.
No queremos ser el país que compite solo por salarios más bajos, sino por productividad más alta. Y eso está íntimamente vinculado a 5G: acortar cadenas de valor, generar eficiencias brutales en producción; rastrear los bienes a través del territorio nacional hacia EU y Canadá. El T-MEC es la enorme oportunidad para el futuro de México.
¿Qué tan grande es el gap tecnológico en industria y calificaciones laborales respecto de EU y Canadá?
Te contestaría con una pregunta: ¿Quién quiere ser México en la región en comercio e inversión? Y si no queremos ser el de los salarios bajos sino el de alta productividad, ésta es la oportunidad para elevar los ingresos.
Vuelvo al punto: hay que tener espectro barato para detonar la economía digital. Esa es la enorme oportunidad que abre el T-MEC en este momento de tensiones geopolíticas donde México se vuelve un jugador más deseable e importante.
¿Dónde está el riesgo si no sucede?
En la inercia, en la continuidad de grandes brechas, de baja productividad, de desigualdades dolorosas en la sociedad mexicana, que correctamente ha diagnosticado este gobierno. ¿Cómo lo atendemos? Eso está íntimamente ligado con la tecnología, con usar el TMEC.
Hoy ¿hasta dónde AT&T es Mónica Aspe, y al revés?
Bueno, yo tengo grandes predecesores en esta posición, estuvo Thaddeus Arroyo que hizo las inversiones y juntar las dos redes que habíamos adquirido (Iusacel y Nextel); Kelly King que impulsó los temas de distribución, y una labor bien compleja en lo comercial.
Después vino Laurent Therivel, con quien yo vine a esta empresa y a quien le tengo enorme cariño; que tuvo un foco muy grande en cómo rentabilizar nuestra operación, ser más eficientes; y me tocó continuar la trayectoria en un momento que fue posible usar el poder de nuestra red.
Tienes una gran trayectoria en el servicio público y ahora en la IP, ¿En dónde ves hoy al país y hacia dónde te gustaría que cambiara?
Yo veo un México con una oportunidad enorme. Hay una serie de tensiones geopolíticas que hacen que la cercanía geográfica de México con EU, tome un valor particularmente importante, tenemos el T-MEC.
Muchas de estas brechas se cierran con ayuda de la tecnología y México está en ese momento en que esto es posible: Espero que gobiernos, pero también empresas y sociedad civil sepamos poner de nuestra parte para construir ese México para el que hemos trabajado.
Tenías 11 años cuando tu padre fue secretario de Hacienda y te has desempeñado en el servicio público, ¿Hacia dónde va Mónica Aspe? ¿buscarías un rol protagónico en el gobierno?
Hay una frase que me encanta, no me acuerdo de quién es: “No puedes manejar a 200 km/h viendo por el retrovisor” y yo la tomo muy en serio.
Mi trabajo hoy es en AT&T México y es un lugar desde donde, como retador, somos el que cambia las condiciones para el futuro de nuestro país en telecomunicaciones.
Tengo la posibilidad de tener una huella en este sector fundamental para el país y en eso estoy enfocada de lleno.
Los días que tenga de vida ojalá pueda seguir teniendo nuevos retos.
¿Quién es Mónica Aspe, en esa posición de reto?
Mira, desde un lugar de alegría, no de enojo o frustración, hay que tener inconformidad con el mundo, con el país, con la sociedad en la que vivimos.
Tenemos un país profundamente desigual, con brechas dolorosas, con discriminación y no podemos estar conformes con eso, particularmente si tenemos el privilegio de estar en una posición de influencia.
Sí me considero una retadora. Jamás me he levantado en la mañana, en ninguna posición que haya tenido, navegado por el día.
Estoy siempre como en una misión y me gusta pensar en quiénes vienen después, pienso mucho en mi hija y simplemente digo “hay que echarle para delante, no hay que quedarnos con lo que tenemos, con lo que se nos heredó.
¿Con qué ha contribuido hasta ahora Mónica Aspe?
No sé si diría contribución. Pienso más en el agradecimiento y desde ahí vivo los retos. Todos los días doy gracias por mi familia, por las bendiciones que he tenido en esta vida y por tener otra oportunidad de hacer algo por nuestro país.