El affair OnlyFans enseña varias lecciones a la banca

Las financieras se mantienen lejos de la industria de la pornografía debido a los riesgos legales y de reputación

La plataforma echó atrás la prohibición de contenido sexual explícito en su sitio. Juan González/Reuters
Consejo Editorial
Londres /

Si un banco tiene que prestar atención a sus responsabilidades sociales más allá de obtener utilidades, no hay garantía de que compartirá tu punto de vista sobre cuáles son esas responsabilidades. Muchos activistas liberales le dan la bienvenida a la creciente adopción retórica de los bancos en la agenda ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG). Pero una postura agresiva hacia los pornógrafos y los trabajadores sexuales provocó preocupaciones acerca de que los bancos y las compañías de pago adopten el papel de críticos guardianes morales.

OnlyFans, una compañía que promete conectar a los creadores de contenido —sin importar que produzcan pornografía— con una audiencia, responsabilizó al sector financiero la semana pasada cuando anunció que cerraría cuentas que produjeran imágenes sexualmente explícitas. Los trabajadores sexuales en su sitio representan la gran mayoría de su tráfico y ayudaron a la startup con sede en Reino Unido a alcanzar una valoración de miles de millones de libras, pero el fundador, Tim Stokely, dijo que la firma tenía dificultades para encontrar bancos dispuestos a lidiar con eso. Más tarde, dio marcha atrás a la decisión de eliminar la pornografía, después de una reacción negativa.

El argumento para que los bancos se mantengan alejados de la pornografía es, en todo caso, más fuerte que mantenerse alejados del carbón. Más allá del debate sobre los daños sociales del acceso constante, fácil y barato a ese tipo de imágenes, muchos proveedores tienen una moderación inadecuada que ha permitido que prolifere el contenido ilegal, incluidos los artistas menores de edad y el porno de venganza, publicado sin el consentimiento de todos los participantes. Los bancos que operan con dinero ganado de manera legal corren el riesgo de permitir el lavado de dinero y pueden enfrentar una visita de las autoridades.

Visa y Mastercard dejaron de atender a PornHub, una de las principales plataformas, después de que en una investigación de New York Times se mostró la magnitud de la pornografía de venganza que aparece en el sitio. De igual manera, en otra industria en la que se deben tomar decisiones, muchos bancos no hacen negocios con la incipiente industria legal del cannabis en algunos estados de EU, la droga sigue siendo ilegal a escala federal. El cumplimiento de la ley es esencial, sin importar de cuáles sean los méritos de la responsabilidad social de las empresas.

Una investigación de la BBC sobre OnlyFans sugirió que su enfoque hacia el contenido ilegal es laxo, lo que brinda a las cuentas que publican contenido en contra de sus directrices múltiples oportunidades para cumplir y que es indulgente con las cuentas más populares. Sin embargo, si las empresas logran políticas estrictas de moderación —limitando su contenido a los mayores de edad— los argumentos serán más detallados. OnlyFans, que verifica a los usuarios, ha afirmado que los bancos no trabajarán con ellos debido a “preocupaciones de reputación”.

Mientras obedezcan la ley, los bancos pueden negarse a tratar con ciertas industrias. Existe un imperativo empresarial para anticipar la presión de otros consumidores. Esto no se limita a los proyectos que dañan el medio ambiente, sino a cualquiera que pueda dar lugar a titulares desdeñosos, como el respaldo de JPMorgan Chase a la propuesta de la Superliga Europea de Futbol. Que algunos grupos en Estados Unidos ejerzan presión sobre las empresas de pago —conscientes de que las decisiones políticas de Mastercard y Visa pueden extenderse más allá del alcance de la ley de EU— no debe sorprender cuando los ambientalistas ya adoptan tácticas similares.

El mercado permite a las compañías hacer lo que piensan que es en su mejor interés, incluido establecer su propia tolerancia para los riesgos de cumplimiento —en tratar con sitios porno con una moderación menos que perfecta— o los riesgos para la reputación. Así como algunas instituciones están demasiado dispuestas a ignorar las preocupaciones de la agenda ESG y centrarse en lo que sea rentable, muchos bancos encontrarán que la multimillonaria industria pornográfica es demasiado lucrativa como para solo ignorarla, sin importar cuál sea el impacto más amplio.


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