Cuatro días después de la votación del Brexit, publiqué una columna con el título de “No creo que ocurra el Brexit”. Casi dos años después, los melancólicos Remainers (los partidarios que votaron por permanecer en la Unión Europea —UE—) me preguntan si aún creo que el Brexit se va a detener. En los últimos meses tuve que decepcionarlos.
El artículo que escribí inmediatamente después de la votación hizo supuestos que no ocurrieron. Boris Johnson no se convirtió en primer ministro y en ese caso traicionó a sus partidarios. La UE no le presentó una contraoferta al Reino Unido sobre inmigración. En su lugar, tanto el gobierno británico como la Comisión Europea marcharon con determinación por el Brexit. Ahora parece muy probable que Gran Bretaña, en realidad, salga de la UE el 29 de marzo de 2019.
Sin embargo, el juego todavía no se termina. El acuerdo del Brexit todavía se tiene que negociar y aprobar en el Parlamento Británico, dado que el partido Conservador de Theresa May no cuenta con la mayoría en ninguna de las cámaras del Parlamento.
Si el gobierno de May no puede lograr que el Brexit avance en el Parlamento, todo puede pasar. El peor escenario será que Gran Bretaña salga de la UE sin un acuerdo, con consecuencias caóticas. Pero también hay otras posibilidades.
Gran Bretaña puede ajustar su posición de negociación en línea con los deseos del Parlamento. El gobierno podría caer, lo que llevaría a elecciones generales y a un nuevo enfoque para salir de la UE. También el país podría postergar o incluso retirar su solicitud para salir de la eurozona.
El desarrollo de este proceso tal vez comenzó la semana pasada, cuando la Cámara de los Lores votó para enmendar la legislación del Brexit al solicitar al gobierno del Reino Unido que negocie una unión aduanera. Los Comunes pueden anular a los Lores. Pero es claramente posible que un número suficiente de conservadores a favor de la UE en los Comunes también vote por una unión aduanera, y así derrotar al gobierno.
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El asunto de la unión aduanera es crítico porque marca la frontera entre un Brexit “duro” y uno “suave”. La determinación del gobierno de May de darle a Gran Bretaña la libertad de negociar sus propios acuerdos comerciales después del Brexit lo llevó a insistir en repetidas ocasiones en que tiene la intención de abandonar la unión aduanera.
Sin embargo, los opositores del gobierno argumentan que este tipo de “Brexit duro” es una locura porque se van a alterar las cadenas de suministro comerciales e industriales con Europa y probablemente también haría imposible evitar una frontera dura entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Los Leavers de línea dura dicen que un Brexit sin abandonar la unión aduanera no tiene sentido. Muchos partidarios a favor de salir de la UE sospechan que los partidarios que quieren seguir en ella (Remainers) usaron el tema de la unión aduanera como una cuña para detener el Brexit por completo. Pero no es inconsistente si algunos Remainers defienden un Brexit suave como la mejor opción que actualmente hay sobre la mesa, mientras que otros esperan que el Brexit se detenga.
Algunos funcionarios británicos suponen que la primera ministra en secreto puede querer que la Cámara de los Comunes vote por una unión aduanera. Su argumento es que May sabe que esta opción tiene sentido, pero actualmente no puede argumentarse a favor de ella por temor a provocar una rebelión de los partidarios más conservadores que están a favor de salir de la UE.
Por otro lado, si se obligara a la primera ministra británica con una votación parlamentaria, ella podría abrazar “de mala gana” una unión aduanera.
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Los conservadores a favor de salir de la UE están listos para tragarse muchas concesiones desagradables —entre ellas grandes pagos continuos a la Unión Europea— con el fin de alcanzar su objetivo final del Brexit. Pero perder la soberanía británica sobre la política comercial podría ser una concesión demasiado grande. Se cree que los principales ministros del gabinete están listos para renunciar debido a este tema. Eso podría poner a prueba el liderazgo de May y la caída del gobierno.
Sin embargo, hay personas que analizan los mismos hechos y llegan a conclusiones muy diferentes. Charles Grant, jefe del Centro para la Reforma Europea, un grupo de expertos, reconoce que las posibilidades de detener el Brexit actualmente son de menos de 5%. Un par de prominentes diputados a favor de permanecer en la UE dan una probabilidad de detener el Brexit de entre 20 y 40%.
Con tanta gente informada que llega a conclusiones tan divergentes, mi propia conclusión es que nadie lo sabe realmente. Hay demasiada incertidumbre. Entonces los partidarios británicos de línea dura que esperan permanecer en la Unión Europea no deberían darse por vencidos todavía, ni perder la esperanza. Falta poco menos de un año para el Brexit.