El gas natural "circula" lento en México

Con solo 7% del mercado, las empresas de gas natural a domicilio luchan contra los distribuidores de gas LP que controlan 22 millones de usuarios cautivos.

Gasoductos.
Dino Rozenberg
Ciudad de México /

Ocurrió el 29 de octubre de 2015: una pipa de gas explotó mientras cargaba el tanque estacionario de un hospital materno infantil en Cuajimalpa, en la ciudad de México, con un saldo de tres muertos y decenas de heridos.

El hospital colapsó casi por completo. En mayo de 2013 ocurrió otra tragedia en Ecatepec, cuando un camión que transportaba dos “salchichas” de gas, chocó y se volteó sobre la autopista México-Pachuca, dejando un saldo de 27 muertos, heridos y daños considerables.

Choques y volcaduras de pipas, flamazos por fugas en los tanques de gas en viviendas y pequeños comercios, y decenas de otros incidentes, ocurren con mucha, demasiada frecuencia. No es casual: México es uno de los países de América con menor penetración del servicio de gas natural por redes (apenas 7% del mercado).

Pese al interés de inversionistas por extender sus redes de distribución, todo indica que el avance será lento: la regulación es confusa y desigual, las autoridades locales no entienden los beneficios, algunos clientes potenciales desconfían de los cambios, y los operadores de gas LP no parecen interesados de dejarse arrebatar este lucrativo negocio.

Bombas de tiempo en las calles

Es algo que no se ve en las grandes capitales y ciudades de América y Europa, donde el servicio de gas natural data, en algunos casos, de los primeros años del siglo XX.

Es lo que predomina en Nueva York, San Francisco o Buenos Aires. Predomina en Japón, que no tiene fuentes propias y es el principal importador de gas licuado del mundo y, para quienes tienen dudas, un país tan expuesto o más a temblores y terremotos.

Pero no es así en México, donde todas las mañanas, miles de pipas y camiones cargados con cilindros de gas LP recorren las colonias en una costosa, ineficiente y peligrosa forma de distribuirlo.

Son miles de litros de gas que van de aquí para allá, a veces en condiciones precarias, esperando que ocurra una desgracia. Más aún, una vez que ha llegado a destino, el gas es almacenado para su uso en tanques estacionarios y portátiles.


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Avance lento de la infraestructura de redes

Diferentes razones han impedido un avance más rápido de la comercialización de gas natural por tuberías, que media docena de empresas nacionales y extranjeras prestan a 2.2 millones de usuarios comerciales y habitacionales.

Además de la regulación y la escasa comprensión de autoridades locales, está la resistencia de los competidores, que según asegura Tania Ortiz, presidenta de la Asociación Mexicana de Gas Natural, emplean prácticas “no tan buenas”.

La Asociación tiene entre sus miembros a Ecogas, Gas Natural Fenosa, Compañía Nacional de Gas, Grupo GDF Suez (Maxigas) y Gas Natural de Juárez, que atienden un centenar de ciudades del centro y norte del país.

Un caso excepcional es el área metropolitana de Monterrey, donde más de 80% de los consumidores se ha incorporado al modelo de gas natural. Tiene sus ventajas, como ocurre con la electricidad o la televisión por cable.

Los clientes consumen lo que necesitan sin tener que almacenar el gas, y pagan el servicio casi dos meses después del uso, además de recibir un estado de cuenta y una factura. Para ampliar su cobertura, la industria de gas natural se propone invertir entre 4,000 y 5,000 millones de pesos en los próximos cinco años.

Desde 1998, Gas Natural Fenosa, la más grande en México, ha invertido más de 50,000 mdp en infraestructura, tiene 20,000 kilómetros de tuberías y 1.6 millones de clientes en el norte y centro del país.


Piso parejo para los inversionistas

Ángel Larraga, presidente de Gas Natural Fenosa México, señala que lo que los industriales demandan es un piso parejo para abrir la competencia, y que la reforma energética es parte de esta apuesta.

“Estamos ante dos alternativas que compiten y el gas natural puede ser una nueva opción, pero para que los clientes tengan la opción de elegir, primero debe instalarse la infraestructura de servicio”. Las ventajas son claras: no es necesario almacenar el gas en la vivienda; es más ligero que el aire, y por ello es más seguro; tiene ventajas medioambientales, y no se paga por adelantado.

Además, si ocurre alguna rotura o desperfecto en la red, el alcance es mucho menor que cuando afecta camiones o tanques de almacenamiento (y vale recordar la tragedia de San Juan Ixhuatepec, en 1984, que dejó entre 500 y 600 muertos y desaparecidos). Larraga agrega que la cadena de distribución de gas natural es mucho más sencilla que la del LP.

Dice que la competencia debe darse en un marco de regulación pareja, lo que ahora no ocurre: “Todos los sistemas deben tener la misma regulación. No puede ser que el gas natural tenga una sobrerregulación y el LP una regulación mini”.


Gas, el combustible de moda

Tania Ortiz es optimista y asegura que 2017 será el “año de la distribución” de gas natural en México y que existen buenas oportunidades para concretar la regulación pendiente.

Dice que es posible resolver el reto que representan las autoridades municipales y los distribuidores de gas LP, que ven amenazado su negocio tradicional. Destaca que en dos años concluirán nuevos gasoductos, con una inversión de 12,000 mdp, y que pronto habrá suficiente acceso.


Narcís de Carreras, director general de Gas Natural Fenosa México, asegura que la distribución de gas natural es clave de la reforma energética. “Está llamado a sustituir combustibles fósiles más contaminantes como el carbón y los derivados del petróleo. Y es un complemento de las energías renovables”.


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Ventajas del gas natural

Rodrigo Pinto Scholbach, analista senior de la Agencia Internacional de Energía (IAE), explica que el gas es el único combustible fósil cuya posición ha repuntado, y preanuncia cambios en el mix mundial, donde ocupa el 21% del consumo, contra 30% del carbón y 31% del petróleo.

Aun cuando los bajos precios del carbón (entre 40 y 60 dólares/tonelada) podrían sostener su uso en algunos países y determinadas industrias, este combustible seguirá enfrentando graves problemas medioambientales.

En todos los escenarios propuestos por la IAE, la contribución del gas va al alza, mientras que el carbón irá a la baja. No es tema sencillo: Coahuila produce más de 34 millones de toneladas de carbón al año, y aún se importan importantes cantidades para abastecer plantas carboeléctricas de la CFE (a nivel mundial se producen más de 7,500 millones de toneladas).

Pinto, sin embargo, confía en que debido al mayor acceso y a los bajos precios, el consumo de gas natural en México crecerá casi al doble del promedio mundial, y que este es un buen incentivo para las inversiones en infraestructura.

No hay que ir muy lejos para evidenciar las ventajas del gas natural y su aporte a la economía de México: Rosanety Barrios Beltrán, jefa de la unidad de Políticas de Transformación Industrial de la Secretaría de Energía, confirma el creciente uso de gas en el mundo, y revela que, según la IAE, en 2015 la producción global alcanzó 3,590 billones de metros cúbicos, cuando en 1979 era de apenas 1,500 billones. Otra oportunidad, dice Barrios, es el bajo nivel de precios en América del Norte.

La IAE reporta entre 2014 y 2015 una caída de hasta 45% en los precios en Estados Unidos, según el indicador de referencia Henry Hub de Luisiana. En la actualidad, el precio promedio en Europa es de 6.95 dólares por millón de BTU y en Estados Unidos es de 2.37 dólares por millón de BTU (cotización en noviembre 2016).


Para energía y muchos otros usos

Las plantas de generación de electricidad (en especial las de ciclo combinado) son ahora las principales consumidoras de gas natural (1,300 billones de pies cúbicos por año a nivel global), y esto explica su cercanía e integración con las redes de gasoductos.

Pero también cuentan las industrias intensivas en energía (cementeras, acereras y otras), y por supuesto las grandes zonas urbanas. La reforma energética de México, que ha promovido la licitación de 10,000 kilómetros de nuevos gasoductos, tiene en cuenta este abasto suficiente y de bajo precio.

La situación difícilmente será modificada por la administración de Donald Trump, ya que Estados Unidos tiene que colocar sus excedentes y por el momento no es posible exportarlos a mayores distancias.

De esta manera se están dando las condiciones para construir un mercado de gas natural fluido y competitivo, en beneficio de los usuarios. Pero todavía hay mucho por hacer.

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