Cuando Bernie Ecclestone me ve, levanta una mano y me ordena que deje mi mesa en medio del Bar Boulud, un bistro estilo francés en el lujoso hotel Mandarin Oriental en Hyde Park, en el centro de Londres.
Ecclestone, el magnate de 87 años de edad, está acostumbrado a tener la última palabra. Hasta que comenzó el año, era el director ejecutivo de la Fórmula Uno (F1).
Las cuatro décadas en las que llevó las riendas terminaron dramáticamente en enero cuando el grupo estadounidense Liberty Media completó una adquisición por 8,000 millones de dólares (mdd) de la matriz de la F1, y él quedó relegado como “presidente emérito”.
“Es un título honorario que se diseñó para que se ajustara a su elevado estatus. Tengo el puesto más alto que hay, es tan alto que cuando veo abajo, no alcanzo a ver nada”, bromea.
Ha sido un viaje emocionante para el hijo de un pescador de Suffolk y una ama de casa, quien se convirtió en vendedor de automóviles cuando era adolescente. Las ventas de automóviles proporcionaron el capital en 1971 para comprar el equipo Brabham de la F1.
A lo largo de la década de 1970, negoció acuerdos con circuitos y empresas de televisión en nombre de los equipos, vendía la F1 como un paquete. Atraídos por el glamour, los patrocinadores abrieron la chequera.
A medida que logró atraer a millones de espectadores, mucha gente involucrada en el deporte se volvió rica. Cuando Ecclestone se convirtió en el propietario legal de la F1, su estilo de vida cambió acorde a eso. Se hizo amigo de Mick Jagger y Juan Carlos I, exrey de España.
Ecclestone eligió este lugar para almorzar, ya que está a unos minutos a pie de su casa en Princes Gate, un edificio que alguna vez albergó las oficinas de la F1.
Es un oponente divertido, amable, obstinado, y a veces evasivo, nunca aburrido. La gente en torno a la F1 me dice que pasó esta temporada provocando problemas para los nuevos dueños.
[OBJECT]Hay muchas historias: que en una cena reciente en el Kremlin trató de convencer a Vladimir Putin de trabajar en nombre del presidente para negociar una cuota más baja para organizar el Gran Premio de Rusia, o que Ecclestone está detrás de la investigación de corrupción que realizan las autoridades francesas sobre la venta de la F1 a Liberty Media.
Ecclestone niega todo. “Mucha gente dice muchas cosas y respondo lo mismo que te he dicho. Hay que esperar y ver”.
En los últimos años la F1 sufrió de una disminución en el interés de los espectadores. La caída en parte se debe a los acuerdos lucrativos que alcanzó Ecclestone con los proveedores de televisión satelital.
“Mi trabajo era asegurar que se construyera un negocio para poder vender”, dice. “Que es lo que sucedió. Porque vendimos a un muy buen precio. Así que hice lo que se suponía que debería hacer”.
También está el hecho de que las carreras se vuelven cada vez menos competidas. Parte de esto se debe a que Ecclestone aseguró que fluyera más dinero a los equipos más ricos —Mercedes, Ferrari y Red Bull— lo que les permitió dominar. Hace muchos años dejé de ver la F1 de manera regular. En mi juventud había grandes pilotos.
Hubo duelos épicos en la pista, como la rivalidad entre Damon Hill y Michael Schumacher. Ecclestone está de acuerdo: “¿A quién tenemos que sea realmente un personaje de la F1? Solamente a Lewis Hamilton”.
El piloto británico es, sin duda, uno de los grandes del deporte actual y, tal vez, la única estrella mundial a quien identifican. “Sin embargo, no lo considero una personalidad atractiva”, dice.
Ecclestone admite que los nuevos dueños de la F1 no aprovechan su sabiduría porque su “experiencia es obsoleta”. Liberty Media desea modernizar el deporte utilizando redes sociales y ofertas de transmisión digital que podrían ayudar a llegar a los jóvenes.
Ecclestone dijo una vez que no tenía sentido enfocarse en los adolescentes, ya que no son lo suficientemente ricos para comprar un Rolex, uno de los principales patrocinadores de la F1.
Nuestros platillos principales llegan. En 1997, Ecclestone trasladó su participación en la F1, con un valor reportado de 3,000 millones de libras esterlinas (mdl), a un fideicomiso offshore llamado Bambino Holdings y lo registró a nombre de su entonces esposa Slavica Radic.
En 2008, después de 24 años de matrimonio, Radic solicitó el divorcio. Y el fideicomiso casi lo puso tras las rejas.
TE RECOMENDAMOS: Bernie Ecclestone, el millonario que logró fabricar la Fórmula 1
En 2014, se encontró ante un tribunal alemán por acusaciones de soborno relacionadas con un pago de 44 mdd que le hizo a Gerhard Gribkowsky, exjefe de riesgos del banco alemán BayernLB.
Ecclestone afirma que el pago fue un chantaje, y alega que el banquero alemán amenazó con decirle a las autoridades fiscales del Reino Unido que el jefe de la F1 controlaba el fideicomiso familiar.
Gribkowsky fue a prisión en 2012 durante ocho años y Ecclestone enfrentó 10 años de prisión por soborno, pero salió libre después de pagar 100 mdd conforme a una ley alemana.
El mesero regresa con los menús de postres. Esta vez, Ecclestone me da una recomendación: “Pide el soufflé”. Su administración de la F1 ayudó a crear el “motorship valley” (el valle automotriz) en el sur de Inglaterra, donde se encuentran muchos equipos de F1.
Ecclestone claramente tiene un gusto por lo dulce. Los soufflés son excelentes. Ecclestone dice que está fuera de la F1, después de que vendió sus últimas acciones en la compañía.
Tiene planes de vender el penthouse y las oficinas de Londres, que dejó libres Liberty Media. Quiere mudarse a Suiza, donde es propietario de un hotel en la estación de esquí de Gstaad, un movimiento que, según insiste, no guarda relación con las tasas de impuestos preferenciales.