El gobierno corporativo es la base de la sustentabilidad

SUSTENTABLE

Investigadores del ITAM señalan que, a pesar de que el concepto es relativamente nuevo en México, las empresas pequeñas necesitan implementarlo para subsistir.

Los emprendedores deben tomar acciones que generen valor social, económico y medioambiental. (Especial)
Liliana Noble Alemán
Ciudad de México /

En México el concepto de gobierno corporativo es relativamente nuevo, ya que surgió en los años 90 y “la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se involucró en el tema emitiendo en 1999 un código que promueve en los países miembros”, explicó Sylvia Meljem, directora del Departamento Académico de Contabilidad del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

En México la adhesión a dicho código, llamado Mejores prácticas de gobierno corporativo, “está a cargo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que emite todas las directrices. Es muy importante, ya que habla de la forma en la que se puede dirigir y controlar una empresa para que sea sustentable”, señaló.

POR SUPERVIVENCIA

Meljem, también asesora del Subcomité Académico de Gobierno Corporativo del CCE, detalló que “en México la tasa de supervivencia de las nuevas empresas a dos años es de 33 por ciento, y la razón es que no existe un adecuado gobierno corporativo”. Por eso “es necesario que a través de este tipo de gobernabilidad los empresarios conozcan el rumbo y adónde quieren llegar... Otra de las tareas más complejas e imprescindibles es conseguir la alineación de los accionistas para lograr institucionalizarse, es decir, pasar de lo informal a lo formal”.

El comité del CCE, detalló Meljem, considera que “los 12 principios que debe tener un buen sistema de gobierno corporativo son: uno, un trato igualitario, el respeto y protección de los intereses de todos los accionistas; dos, la generación de valor económico y social, así como la consideración de los terceros interesados en el buen desempeño, la estabilidad y la permanencia; tres, la emisión y revelación responsable de la información, así como la transparencia en la administración”.

El punto cuatro, agregó, es “la conducción honesta y responsable; el cinco, la prevención de operaciones ilícitas y conflictos de interés; el seis, la emisión de un código de ética; el siete, la revelación de hechos indebidos y la protección de los informantes (de esos hechos), y el ocho, el aseguramiento de que exista rumbo estratégico de la sociedad, así como la vigilancia y el desempeño efectivo de la administración”.

Los puntos finales son “el nueve, que es el ejercicio de la responsabilidad fiduciaria del Consejo de Administración; el 10, la identificación, administración, control y revelación de los riesgos estratégicos; el 11, cumplir todas las leyes, y el 12, dar certidumbre y confianza a los accionistas, inversionistas y terceros interesados sobre la ejecución honesta y responsable”.

Meljem subrayó que “estos principios son iguales para todas las empresas; sin embargo, solo es obligatorio para las que cotizan en la bolsa y para el resto es una recomendación”.

SER RESPONSABLES

Antonio Lloret, académico e investigador del Centro de Energía y Recursos Naturales del ITAM, aseguró que para que haya sustentabilidad es necesario entender los incentivos para que las empresas modifiquen su comportamiento y que sean más responsables.

“Dedico mucho tiempo a la investigación sobre sustentabilidad corporativa, entendida como una evolución del concepto de la Responsabilidad Social, para identificar cuáles son las restricciones que existen en distintos sistemas, como el social, el económico y el medioambiental, y saber qué acciones generan valor, tanto para la empresa como para la sociedad”, señaló.

“Como yo entiendo, una comunidad sustentable es un conjunto de gente que persigue un mismo objetivo, el cual se logra a través del gobierno corporativo, ya que esta figura institucional determina el comportamiento de un negocio. Esto es lo que comúnmente hace falta en empresas pequeñas”, dijo.

“Nuestra función como académicos es enseñarle a los alumnos las herramientas de muchas disciplinas. Tratamos de entender cómo las grandes empresas generan valor y así poder mostrar las herramientas necesarias para que sepan qué hacer en el campo laboral, ya sea en un negocio propio o en una empresa”, mencionó.

“Algo que es muy bueno en el ITAM es que tenemos como principal función llevar a cabo investigación que tenga un verdadero impacto, y el trabajo empírico que hemos realizado con empresas nos ha servido para encontrar otra razón por la que tienden a cambiar, pero deben apegarse a los lineamientos e identificar tres restricciones para conseguir las acciones que llevan a la compañía a alcanzar la sustentabilidad”, explicó Lloret.

La primera acción, detalló, “es la que se basa en un gobierno corporativo certero y claro al que hay que seguir. La segunda, tiene que ver con las exigencias del mercado, es decir, los consumidores, que son quienes solicitan mejores prácticas, y el tercero habla de la existencia de un líder, porque cuando hay un verdadero liderazgo difícilmente se impedirá descentralizar el poder de una persona para llevarlo a un conjunto”, concluyó.

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