El pequeño Sergio pasaba la mayor parte del tiempo en casa de sus abuelos, en la parte alta de Constitución. Por las tardes acompañaba a su abuelo a la tienda para comprar jamón, queso o unas cervezas. “A mí se me hacía muy larga la distancia. ¿Por qué no ponemos una tiendita para que toda la gente que vive arriba no tenga que hacer las compras abajo?”, se preguntaba.
Desde entonces era hiperactivo e inquieto. Sus padres le pusieron una tablita y una banquita no mayor a 70 por 50 centímetros, para que vendiera todo tipo de dulces. “Ponía mis cajitas, me compraban, y así fue creciendo ese sueño. Al pasar del tiempo se convirtió en una tienda; nos iban a surtir el refresco, las papas”, recuerda.
Esa tiendita fue el sustento de sus abuelos hasta que fallecieron. “Fue un modelo productivo con el que pudieron tener sus recursos hasta el final de sus días”. Esa experiencia despertó en Sergio la chispa del emprendimiento y a los 18 años decidió que era tiempo de aportar a la economía familiar.
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“Así es como nace Grupo O’port, con una revista. Lo único que tenía era mi computadora, mi impresora y muchas ganas de hacer algo en la vida”, cuenta.
Cuando salió a tocar las puertas de los empresarios era un dummie; quería vender un producto que ni existía físicamente. “Yo llegaba y les decía: van a incrementar sus ventas un 10 por ciento. Le puse ‘La revista del éxito’; el primer número era tamaño carta, porque mi impresora no imprimía a doble carta”.
“Estoy muy agradecido con todas las empresas que confiaron en un servidor. Para poder yo juntar el 100 por ciento de recurso para imprimirla y dar un anticipo del segundo número, me apalanqué. Me pagaban dos meses por adelantado y yo les regalaba el tercero. Confiaron en un servidor”, revela.
“Yo estaba empezando a estudiar en la Ibero, pero me regreso al Tec de Monterrey, becado por promedio. Cuando empieza mi negocio a florecer, mi promedio empieza a bajar y mi empresa a subir. Yo le dije a mi papá: Voy a dejar de estudiar, porque honestamente mi negocio me está dando las condiciones para salir adelante”, narr a
Su padre no lo permitió. “Es lo único que te voy a dejar en la vida”, le dijo. Para cumplirle, Sergio se salió del Tec y buscó una universidad que le permitiera mantener su negocio; así llegó al Tecnológico Regional de Pachuca, donde estudiaba de noche.
“Terminé de estudiar porque mi padre me lo pidió, pero nunca me titulé. Soy empresario y conozco muchas historias de grandes empresarios en México que han sido exitosos, teniendo primero o segundo de secundaria. Estoy muy agradecido porque ha sido una formación y una satisfacción muy grande. No dudo que algún día podré sacar mi titulo”, asegura Baños.
O’port era un anuncio oportuno, la oportunidad para dar a conocer un negocio. “La vida es una oportunidad, la vida está hecha a base de muchas oportunidades; si uno las sabe buscar y las encuentra, te puede ir muy bien”, dice.
La tiendita tenía principios que la hicieron crecer: constancia y reinversión. Esos mismos principios son los que impulsaron la marca O´port. “Son dos claves para cualquier negocio. Si las utilidades te las gastas, no puede crecer tu negocio. La empresa se la ha pasado siempre en la reinversión, trayendo tecnología de punta, de primer mundo, para que la gente encuentre productos de alta calidad”.
De “La revista del éxito” nació un extenso catálogo de servicios que hoy incluye imprenta, cortes láser, de plasma, espectaculares, anuncios luminosos, letras corpóreas, letras tipo monoblock, cortinas enrollables y rotulación de unidades.
“Si la gente quiere desarrollar un modelo de negocio, eso es lo que debe de hacer: buscarle oportunidades al mismo tronco, para que no se pongan los huevos de oro en una sola canasta. Hay ocasiones que son para vacas flacas en algunos negocios y hay otras que son de vacas gordas”, explica el CEO fundador.
LA RANA DE LOS OJOS SALTONES
O’port ha encontrado su identidad en la imagen de una rana que abraza al mundo, que en los espectaculares se acompaña de la frase: “Aquí sí te ven…”. La rana de los ojos saltones (así se llama) tiene un gran impacto visual y mercadológico hacia el exterior. En palabras de Sergio: “el mundo está lleno de oportunidades”.
Curiosamente, esta marca “si la ven”, no solo las empresas, sino también los partidos políticos en el poder. “A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido la oportunidad de manejar campañas políticas. Tengo 16 años dedicándome a hacer publicidad política. He tenido la oportunidad de surtir a nivel nacional, en todos los estados de la República”, dice.
Baños ha visto de cerca la transformación que han sufrido las campañas, hasta la desaparición de los pendones. El estar tan cerca de los actores políticos le recuerda sus días como boy scout, cuando aprendió a ver por los que menos tienen.
Aunque está orgulloso de ser empresario, Baños no puede negar su pasión por la política. Ya le tocó representar a los empresarios ante la sociedad, cuando dirigió las riendas de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de Hidalgo. “Tuve la oportunidad de trabajar con dos grandes líderes: Juan Pablo Castañón Castañón y Gustavo De Hoyos Walther, dos seres humanos extraordinarios”, recuerda.
Ahora, como presidente del Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional en Pachuca, Sergio busca lograr una gran reconfiguración, alzando la voz por la militancia. En sus gestiones, Sergio se ha encontrado con un municipio con deficientes servicios públicos; aun así, sigue creyendo que Pachuca tiene el potencial de llegar a ser altamente productivo.