Santiago Enríquez Rojas, quien era responsable de Inserción Laboral en la organización Jóvenes Constructores de la Comunidad (JCC), siempre platicaba esta historia: “Los padres de un joven se habían separado y el papá no quería que su hijo viera a la madre porque era una mala influencia; pero el menor, al ver que ella estaba en una situación económica muy cómoda, se acercó para tener esos privilegios. La mamá le dijo que era secuestradora en Tijuana y decidió incluir al menor, de entonces 13 años, con la encomienda de cuidar y alimentar a sus víctimas. Después los atrapó la policía y el joven, ya de 17 años, fue detenido. Seis años después y estando por concluir su condena se preguntaba por su futuro, ya que no tenía amigos, de su madre no sabía nada y su padre lo despreciaba. Por haber llegado a una situación emocional grave no pudo ser integrado a los programas de JCC ni a la sociedad”.
Eso es lo que José Ramón Garrido, director de JCC, recuerda de Santiago, quien falleció en diciembre de 2017. “Él decía que muchos jóvenes con los que trabajamos no tienen nada, solo a nosotros... Los chavos tienen entre 17 y 29 años y están en condiciones vulnerables. Ya no pueden regresar a estudiar y muchos de ellos pueden terminar en ciclos de violencia, crimen, drogadicción o tráfico de drogas”, señaló Garrido en entrevista.
El directivo platicó sobre los proyectos que implementan para vincular a esos jóvenes con la comunidad y cómo contribuyen con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 2030: “Al participar con nosotros reciben un estímulo económico y formación en habilidades para la vida, como la comunicación asertiva, solución de problemas a través del diálogo, tolerancia a la frustración, puntualidad, pulcritud y aspectos clave para poder conseguir un trabajo. Después, por medio de acuerdos con instituciones educativas, les damos formación en oficios como albañilería, electricidad, plomería o pintura. Los que no están interesados en estos ámbitos se pueden formar como baristas, cocineros de comida mexicana, reparadores de celulares o cuidadores de mayores y menores”.
Con ese modelo, los voluntariados de JCC para la reinserción social de esos jóvenes también contribuyen con los ODS: “El proyecto repercute en educación de calidad, poner fin a la pobreza, dar trabajo decente, crecimiento económico y generar un ambiente de paz y justicia; además, en el concepto de ciudades y comunidades sostenibles, con la rehabilitación se contrata mano de obra de la zona para que ayuden y enseñen a los jóvenes, lo que reactiva la economía local”, destacó Garrido.
Adicionalmente, contribuyen a la equidad de género convocando también a las mujeres, por lo que aprovechó para hacer un llamado: “En nuestros proyectos alrededor de 47 por ciento es mujer y en julio esperamos que cuando menos 30 mujeres de entre 17 y 29 años de Atlixco y Metepec, en Puebla, asistan con nosotros de las 9 a las 13 horas. Les daremos un estímulo económico y capacitación en oficios para ahorrar recursos en su casa y generar una fuente de ingresos. Nos van ayudar a rehabilitar un centro comunitario que fue afectado por el sismo del 19-S. Los vecinos también estarán convocados a sumarse a las jornadas de de los viernes, porque al final es una casa del pueblo”, concluyó.
CONECTAR CON GOBIERNO
Como el trabajo de los voluntariados no siempre es suficiente, una empresa denominada Open Source City (OSCity) ayuda a los gobiernos a trabajar de manera inteligente con la ciudadanía. Se convirtió en una startup después de que la inseguridad que se vivía en Monterrey cerca de 2011 y un incendio con más de 60 muertes detonó la mejora de esta firma para que la comunidad se beneficie con una solución a través de notificaciones y reportes sobre seguridad y vialidad dirigidos a la autoridad por los ciudadanos a través de una aplicación.
Jesús Cepeda, el joven fundador de OSCity, dijo que a través de plataformas digitales “se da la oportunidad a los gobiernos de atender las peticiones de los ciudadanos de una manera inteligente, haciendo a un lado burocracia y filas, y brindando rapidez en respuesta, transparencia y eficiencia”. Una de esas plataformas es Alcalde en línea, que opera en Ciudad Guadalupe, Nuevo León, donde se puede tener contacto directo con el presidente municipal y trasmitirle necesidades, peticiones y sugerencias.
Cepeda, de 33 años, destacó que con esa startup “ayudamos a generar comunidades y ciudades sostenibles de tal manera que los ciudadanos contribuyen con el gobierno manifestando cómo quieren que crezca su ciudad y ayudan a la planeación, de esta manera también se apoya la inclusión y se contribuye a generar instituciones públicas más fuertes”.
La funcionalidad de esta tecnología también fue probada en Tlalnepantla: “Nos contrató el Instituto Municipal de Geomática, que hace estrategias cartográficas para saber las necesidades de las colonias y promueve el uso de tecnologías con el fin de automatizar procesos para agilizar servicios y trámites y hacer más eficiente la gestión de la administración pública municipal. Ellos estaban evaluados en el lugar 86 del servicio público, pero en marzo de este año nos comentaron que con la implementación de nuestra tecnología avanzaron al lugar número uno”, concluyó Cepeda.