Aerolíneas nacionales e internacionales rechazaron las tarifas aprobadas por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para almacenamiento de turbosina, debido a que consideran que son elevadas y provocarán costos adicionales por 750 millones de pesos anuales, suma que pone en riesgo los precios de los boletos de avión.
La Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) señaló que en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde se tiene el precio más bajo, la tarifa —por almacenaje de turbosina— es 600 pesos más cara que la que se paga en Chicago, Estados Unidos, por metro cúbico; con las recientes actualizaciones, la diferencia se elevará a 760 pesos.
“Esta diferencia es aún más significativa para vuelos domésticos, debido a la mayor carga impositiva aplicable en México”, señaló el organismo.
El mercado de la turbosina se abrió en México como consecuencia de la reforma energética; en este contexto, Aeropuertos y Servicios Auxiliares rentará sus instalaciones para el almacenamiento de combustible a las empresas que decidan entrar al nuevo negocio, las cuales tendrán que pagar dichas tarifas.
Al rechazo se sumaron la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA).
En entrevista con MILENIO, el director general de IATA en México, Cuitláhuac Gutiérrez, explicó que la turbosina representa 30 por ciento del costo de un ticket, por lo que las variaciones en el energético ponen en riesgo los costos al consumidor.
Indicó que en los boletos de avión influyen muchas variables e impuestos, por lo que no se puede determinar de cuánto sería el posible incremento; sin embargo, al ser la turbosina un componente muy alto, el pasajero recibiría un impacto.
“El efecto final solo generará sobrecostos para las aerolíneas y para los pasajeros en el momento que algún operador decida arrendar almacenamiento a ASA”, indicaron los organismos en un comunicado conjunto.
Cuitláhuac Gutiérrez, de IATA México, explicó que la afectación para el sector de aviación puede ser mayor, ya que aún falta que se publiquen los precios de servicio into-plane, que se refiere al último paso del proceso para abastecer de combustible a un avión, ya sea a través de un ducto o de una pipa.
Agregó que al tratarse de una actividad no regulada, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deberá establecer una tarifa, que de no estar acorde con los estándares internacionales, abonará al perjuicio contra la aviación.
Los organismos coincidieron en que estos precios buscan perpetuar a ASA como agente monopólico en la venta de turbosina, “pues no existe incentivo alguno para que las aerolíneas contraten a un proveedor diferente.
Gutiérrez señaló que los precios de almacenamiento de turbosina ya entraron en funcionamiento al ser publicadas por la CRE, por lo que la compañía que decida ingresar al mercado deberá pagar.
Los organismos enfatizaron en que el proceso para llegar a las tarifas impuestas por ASA y aprobadas por la CRE fue poco transparente e incompleto, por lo que el efecto final solo causará un perjuicio a las aerolíneas.
Aseguraron que nunca fueron informados previamente de los últimos precios, y solo se les solicitó una opinión en la primera parte del proceso.
“Las tarifas finales son significativamente más altas que las propuestas en el primer ejercicio de consulta de julio pasado, donde se solicitó que los parámetros con las que fueron calculadas fueran acordes con las mejores prácticas internacionales”, señalaron.
Ante dicho escenario negativo, la IATA, ALTA y Canaero solicitaron a la autoridad que reconsidere las tarifas de almacenamiento de turbosina, de modo que realmente se reflejen las condiciones de equilibrio del mercado y se tomen en cuenta las acciones que se llevan a cabo en otras partes del mundo.