La industria de la construcción cerrará este año de capa caída frente a la poca inversión pública que se realizó y la cancelación de proyectos que causaron la pérdida de más de 193 mil empleos, empresas financieramente débiles y una caída en su producto interno bruto de 2 por ciento en comparación con 2018.
En entrevista con MILENIO, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Eduardo Ramírez, afirmó que frente al complicado escenario, 20 por ciento de las empresas del sector se encuentra en peligro de parar operaciones.
“Todos los países que quieren revertir caídas en su crecimiento lo que hacen es buscar mover la economía a través de la infraestructura . En nuestro país apenas lo están propiciando, pero tiene que ir acompañado de otras estrategias como concesiones privadas, con todo respeto al estado de derecho, y que se compren insumos mexicanos”, dijo.
Para Ramírez la principal preocupación del decrecimiento de la actividad es el impacto en las pequeñas y medianas empresas. De acuerdo con el directivo este año se tendrán números negativos en los principales indicadores del sector, en los que destaca una caída de 2 por ciento en el PIB de la industria, cuando en 2018 se tuvo un crecimiento de 0.6 por ciento.
Edmundo Gamas, director del Instituto Mexicano de Desarrollo de Infraestructura (Imexdi), afirmó que con las cancelaciones a proyectos como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) o las rondas petroleras, aunado a procesos más lentos de licitaciones ocasionaron un freno en la actividad del sector.
“El gobierno prácticamente se olvido de la infraestructura del país, se fue a un cajón de olvido, y de ahí todavía no sale”, señaló.
De acuerdo con la CMIC, este año los empleos totales generados en la industria de la construcción serán 9 millones 076 mil, con lo cual se tendrá un descenso de 1.5 por ciento en comparación con 2018.
Las obras de la 4T
El director del Imexdi, Edmundo Gamas, mencionó que las únicas obras que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador promovió fueron los emblemáticos como el Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas, que en todos ellos solo hubo planeación y no se dio ningún aspecto de obras o edificación. “La inversión pública se congeló, hubo muy pocos fondos para los proyectos de infraestructura que ya había en camino cuando termino el sexenio anterior y no hubo casi nada nuevo en ningún sector”, añadió.