El Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), que nació como una estrategia para enfrentar la presión inflacionaria tras el impacto de la pandemia, al final tuvo un influencia limitada, por lo que el gobierno de Claudia Sheinbaum deberá revisar su continuidad y los ajustes que debe tener, de acuerdo con especialistas.
Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base, señaló que si el Pacic hubiera funcionado la inflación ya estaría a los niveles de 3 por ciento; actualmente está en 4.66 por ciento al cierre de la primera quincena de septiembre, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De acuerdo con datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), alimentos de gran consumo en la cocina mexicana como jitomate saladet, cebolla y tortilla tuvieron aumentos de 66, 32.5 y 4.5 por ciento, respectivamente, desde que inició el programa hasta mediados de septiembre.
“Tuvo un impacto limitado en contener la inflación, particularmente en los productos alimentarios. Aunque logró moderar algunos aumentos de precios, no son suficientes para contrarrestar las presiones inflacionarias, como el mayor costo de los energéticos”, señaló Víctor Ceja, economista en jefe de Valmex.
Considera que el Pacic debe transitar hacia políticas más estructurales que promuevan la inversión en el sector agrícola y una mayor integración de las cadenas de valor nacionales, ya que, explicó, esto permitirá una respuesta más sostenible para la inflación alimentaria, reduciendo la dependencia de acuerdos privados y subsidios gubernamentales que, a largo plazo, pueden volverse fiscalmente insostenibles.
Sin embargo, aconsejó que el programa debe sostenerse en su carácter temporal, pues si los controles de precios y subsidios se prolongan demasiado tiempo, los mercados “se ven distorsionados, llegando incluso a la carestía, y el costo fiscal de los subsidios aumenta, presionando innecesariamente a las finanzas públicas”.
Piden apoyo
Ante la necesidad de incrementar la disponibilidad de comida ante la escasez de agua y de suelo fértil, los gobiernos deben invertir en programas de innovación alimentaria, expuso Beatriz Jacoste Lozano, directora de Km Zero Food Innovation Hub, una incubadora de startups.
“Es imprescindible que las instituciones públicas apoyen esto porque se trata de inyecciones elevadas, pero sobre todo que no son de una rentabilidad a corto plazo, y por tanto necesitas de dinero público que sea más paciente y sobre todo por un bien para la población”, expuso en entrevista con MILENIO.
Afirmó que hay grandes fondos globales y multinacionales apostando a la investigación y desarrollo, pero no son muchos los interesados por la rentabilidad lenta.
“Lo que quiero decir es que está muy bien trabajar con fondos de inversión y lo hacemos, no obstante no es fácil porque ellos tardan en recuperar su dinero normalmente de 7 a 10 años para encontrar un retorno”, expuso.
Beatriz Jacoste Lozano también apuntó que la autosuficiencia alimentaria con la situación actual no es posible, es necesaria una colaboración global.
“Autosuficiencia suena atractivo para un país en primera instancia, pero no tendría sentido solo autoabastecerse y no exportar”, explicó.
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