Las acciones de Bayer caen más de 10 por ciento después de que un jurado de California ordenara a Monsanto, filial de la compañía alemana, pagar 289 millones de dólares por no advertir sobre los riesgos de cáncer que plantea su principal herbicida.
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El caso contra Monsanto, que Bayer compró este año por 63 mil millones de dólares, es la primera de más de 5 mil demandas similares por sus herbicidas con glifosato, entre ellos su marca Roundup.
"El veredicto del jurado se contradice con el peso de la evidencia científica, décadas de experiencia en el mundo real y las conclusiones de reguladores de todo el mundo que confirman que el glifosato es seguro y no causa linfoma no Hodgkin", dijo Bayer en un comunicado.
El caso del jardinero escolar Dewayne Johnson, presentado en 2016, fue acelerado para el juicio debido a la gravedad de su linfoma no Hodgkin, un cáncer del sistema linfático que, según alega, fue causado por Roundup y Ranger Pro, otro herbicida con glifosato de Monsanto.
Tras cerrar la adquisición de Monsanto, Bayer solo está a la espera de algunas ventas finales de activos relacionados con la competencia antes de incorporarla a su propia organización. No negoció ningún pago de los accionistas de Monsanto por litigios relacionados con Roundup.
Las acciones de Bayer caían 11 por ciento a 83.04 euros a las 0915 GMT, siendo las de peor comportamiento del índice Stoxx Europe 600.
Los cultivos genéticamente modificados (GM) que resisten el glifosato son una fuente principal de efectivo para Monsanto.
Descubiertos en 1970 por el químico de Monsanto, John E. Franz, los herbicidas de glifosato, libres de patente, son vendidos por la industria mundial de protección de cultivos pese a la polémica sobre su seguridad.
El fallo judicial estadunidense sorprendió a muchos inversionistas de Bayer, ya que hasta el momento no se habían presentado pruebas fehacientes de una relación causal con el cáncer.
La agencia oncológica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó el glifosato en 2015 como "probablemente cancerígeno para los humanos", pero la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos finalizó en septiembre de 2017 una evaluación que concluyó que el producto no era cancerígeno para los humanos.
GGA