En los últimos 10 años, el número de pasajeros que llegan a México vía aérea pasó de poco más de 40 millones de personas a casi 100 millones. Para 2037 se estima que este número crezca a 196 millones, de acuerdo con la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
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Nuestro país es el mejor conectado de Latinoamérica, por encima de Brasil y Colombia, y nos hemos convertido en un centro de conexiones regional. La mayoría de los vuelos directos provienen de Norteamérica y Europa y la conectividad (número de rutas, frecuencia del servicio, número de asientos disponibles e importancia de los destinos) de México ha aumentado 70 por ciento en los últimos cinco años.
Este tráfico aéreo se concentra sobre todo en los aeropuertos de Ciudad de México, Cancún y Guadalajara, que ocupan el lugar número 1, 2 y 5, respectivamente, en conectividad con ciudades selectas en toda la región. En el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), los pasajeros pueden viajar con 29 aerolíneas diferentes a 106 destinos en 24 países, de acuerdo con datos de la IATA.
No obstante, la infraestructura falla y se convierte en el principal impedimento para que continúe el crecimiento de este sector en México, tanto en el espacio aéreo como en capacidad aeroportuaria. Tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) a inicios de 2019, se espera un déficit de capacidad de alrededor de 20 millones de pasajeros anuales, que debe ser cubierto de alguna otra manera para mantener a México como centro de conexiones y que el transporte aéreo siga siendo accesible.
Aunque la pandemia del coronavirus seguramente retrasará todos los planes de infraestructura aérea no solo en México sino a escala internacional por el número de vuelos cancelados y el cierre de fronteras, también es importante mencionar que los grupos aeroportuarios han logrado recuperarse después de algunas crisis.
En un análisis, Grupo Financiero Monex recordó que en 2009 México presentó un importante foco mundial de influenza (A H1N1) y señaló que ante dicho escenario, la influenza tuvo un impacto local significativo en donde los tres grupos aeroportuarios (Del Sureste, Centro Norte y del Pacífico) reflejaron contracciones de doble dígito en el tráfico de pasajeros; sin embargo, en “periodos posteriores se observó una recuperación”.
Pese al difícil escenario, Grupo Monex destacó aspectos “resilientes” en el sector: su sano nivel de apalancamiento, la renovación de los Programas Maestros de Desarrollo (aspecto que fue un catalizador meses atrás), la diversificación de rutas (superior a crisis previas), un mercado de vuelos más resiliente (previo con máximos históricos) y una eventual recuperación, haciendo del sector posterior a este contexto uno de los más atractivos en valuación.
Inclusive el Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur) informó que a raíz del pandemia del Covid-19 algunas aerolíneas y otros clientes e inquilinos les han pedido apoyo ya sea a través del descuento en sus operaciones o para extender el plazo de pago de las mismas pero aclara que a pesar de estas negociaciones, “Asur considera que posee suficiente liquidez para cumplir con sus obligaciones y seguir operando en el curso normal”.
INFRAESTRUCTURA, AHORA
Una opción en la mesa es como en las inversiones, diversificar. La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) creada en octubre pasado en sustitución de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), indica que en México existen 77 aeropuertos, 58 de los cuales son comerciales, además de mil 466 aeródromos.
El Plan Nacional de Infraestructura (PNI), publicado por el gobierno federal, contempla la ampliación y mejora de 29 terminales aéreas para el periodo 2019 a 2024, pero para lograr este objetivo, aclara Eduardo de la Peña, socio de Infraestructura y Proyectos de Capital de la consultora Deloitte México “es necesario sumar al sector privado”.
El consultor reconoce cierta dificultad que la cancelación del NAIM fue un mensaje difícil de procesar para el sector privado, pero asegura que “en México hay muchas más oportunidades de inversión en infraestructura”.
Para cristalizar estos trabajos, se espera una inversión privada de 42 mil millones de pesos, más algunas licitaciones para proyectos aeroportuarios con inversión pública que ya han sido publicadas. Y estas cifras no incluyen al Sistema Metropolitano de Aeropuertos (SMA), que sustituirá al proyecto de Texcoco y que pretende unir al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, al Aeropuerto de Toluca, y el nuevo de Santa Lucía, en un circuito funcional.
UNA MANITA DE GATO
Algunos de los proyectos en este sentido son la ampliación y mejoramiento del aeropuerto de la ciudad de Tamuín, en San Luis Potosí, donde el ecoturismo ha ido en aumento. De acuerdo con la consultora BNamericas, el gobierno federal inyectará mil 130 mdp, con la idea de incrementar en 600 mil pasajeros al año el flujo de las actuales instalaciones, que antes únicamente recibían vuelos charter.
Otro caso es el de la conclusión del aeropuerto regional Barrancas del Cobre en el municipio de Creel, Chihuahua. BNamericas informa que el Gobierno se ha comprometido a invertir 55 mdp para esta obra, mientras que el PNI contempla también una inversión de 671 mdp para el aeropuerto de Ciudad Juárez, en el mismo estado, para el que ya han lanzado dos licitaciones.
Sobre el resto de los 29 proyectos aeroportuarios que se incluyen en el PNI no hay detalles, pero se sabe que el de Guadalajara recibirá 10 mil 543 mdp, el de Cancún 7 mil 451 mdp, y que se incluyen también las instalaciones aeroportuarias de Mérida, Tijuana, Los Cabos y Monterrey.
UN SISTEMA COMPLICADO
La reestructuración del tráfico aéreo para la región Ciudad de México, contempla una inversión de 4 mil 300 mdp para el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT), y también las terminales de Puebla y Cuernavaca.
Actualmente, el AIT tiene una pista de 4.2 kilómetros, y un edificio terminal. Con sus 17 puertas, atiende a alrededor de 3 mil pasajeros por día. La expansión de estas instalaciones, con la esperanza de que atienda a parte del flujo de pasajeros actual del AICM, costará 2 mil mdp.
Por su parte, en el AICM se reparará una de las pistas de aterrizaje, se renovarán los equipos tecnológicos y se construirá una extensión a la Terminal 2. De acuerdo con el gobierno, estos trabajos se estiman en aproximadamente 750 mdp. El objetivo es que esta red atienda a 80 millones de pasajeros en los primeros dos años y a 128 millones en su fase final.
La clave para la IATA está en la capacidad que tenga el gobierno mexicano de incorporar a la industria en el desarrollo del proyecto del SMA, de manera que participe en las mejoras operativas del AICM, en el rediseño conceptual del espacio aéreo y en desarrollar un mapa tecnológico integrado para el país, basado en matriz de riesgos.
La demanda por el transporte aéreo en México se duplicará en los próximos 20 años, aclara la Asociación, siempre y cuando la infraestructura aeroportuaria lo permita.
LA HAZAÑA DE SANTA LUCÍA
En febrero pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció durante su conferencia de prensa diaria que el proyecto para el nuevo aeropuerto —que llevará el nombre de Felipe Ángeles— tiene un avance actual de 5.86 por ciento.
La nueva obra de infraestructura tendrá un área total de 23.2 kilómetros de extensión y dos pistas de aterrizaje y despegue, torre de control, 33 posiciones para ascenso y descenso, y pistas de rodaje. Aunque el proyecto que presentó el gobierno contempla una posible ampliación en el futuro.
Hasta el momento del informe, se habían invertido 2 mil 141 millones de pesos. El tiempo estimado en el que se espera que la obra esté concluida es de 2 años, y el mandatario aseguró que se terminará en el plazo planeado. “Será una hazaña”, declaró.
El proyecto contempla que el aeropuerto de Santa Lucía se integre junto con el actual de Ciudad de México (renovado), y el de Toluca en un sistema aeroportuario por medio de un tren rápido, la ampliación del Circuito Exterior Mexiquense y un sistema de autobuses. No obstante, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) ha advertido repetidamente del riesgo en seguridad que supondría la operación de estos tres aeropuertos de manera simultánea.
A pesar de ello, la asociación se declaró lista para cooperar con el gobierno mexicano en el rediseño del espacio aéreo en Ciudad de México. “IATA siempre ha reiterado que el plan del gobierno mexicano para operar tres aeropuertos en la Ciudad de México dependía de la elaboración de un plan para la gestión factible y segura del espacio aéreo respectivo”, ha dicho Peter Cerdá, vicepresidente Regional de IATA para las Américas.
El gobierno federal demostró a principios de este mes que va muy en serio con el plan del SMA, al adquirir las acciones de Aleatica en el Aeropuerto de Toluca, para sumar un total de 74 por ciento de la tenencia, que hoy ya solo comparte con el Estado de México.
EN CIFRAS
42,000 millones de pesos es la inversión privada necesaria para ampliar los aeropuertos del país, fuera del SMA.
20 millones de pasajeros anuales es el déficit de capacidad que se tiene en México tras la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
77 aeropuertos existen en México, de los cuales 58 son comerciales y están distribuidos a lo largo del país, además hay mil 466 aeródromos.