Jean-Luc Lagardère, el industrial francés que ayudó a fundar al campeón aeroespacial europeo Airbus, solía comparar a sus ejecutivos con caballos de carreras. Muy inteligentes y competitivos, se desempeñaban mejor cuando se les daba libertad, siempre y cuando él llevara las riendas.
Había pros y contras de este estilo de gestión. Después de su muerte en 2003, las amargas disputas casi paralizaron a la compañía, conocida como EADS. Peor aún, en 2016 había una investigación contra Airbus por corrupción que se remontaba a 2008. Terminó pagando 3 mil 600 millones de euros en multas en Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
Por otro lado, Airbus es ahora el mayor fabricante de aviones comerciales del mundo por entregas. Eclipsó a su rival Boeing en el segmento de pasillo único y no solo porque el fabricante estadunidense cometió errores mortales con su programa 737 Max.
Gran parte del éxito de Airbus en los últimos 20 años se puede atribuir a una combinación de ejecutivos talentosos, carismáticos y ambiciosos que inspiraron a equipos que, por razones políticas, estaban dispersos por Francia, Reino Unido, Alemania y España.
Es por eso que una reorganización de directivos la semana pasada preocupa a varias personas dentro de la empresa, ya que Airbus hace grandes apuestas en nuevas tecnologías, como los aviones propulsados por hidrógeno, a raíz de la crisis de covid-19.
La cuestión que preocupa a algunos dentro de la compañía es si bajo Guillaume Faury, director ejecutivo desde 2019, hay menos espacio para ejecutivos decididos dispuestos a desafiar al jefe. “Ahora tenemos un comité ejecutivo más adecuado para ejecutar que para desafiar”, dijo una persona de la compañía.
En particular, la salida de Grazia Vittadini, una veterana de Airbus con casi 20 años de experiencia, como directora de tecnología, causó conmoción.
Vittadini era una rareza en el mundo aeroespacial: una ingeniera senior, piloto y líder carismática de sus equipos. Los lamentos, tanto de las personas dentro de la empresa como de sus pares son un testimonio del impacto que tuvo desde que se convirtió en CTO en 2018.
Pero lo desconcertante es que, en un momento en el que las compañías buscan una mayor diversidad, Faury no pudo encontrar otro puesto para ella. Faury fusionó los puestos de CTO y de ingeniería y nombró a otra mujer, Sabine Klauke, para el cargo. Pero eso todavía deja solo a dos mujeres en el comité ejecutivo.
Quienes están cerca de la situación dicen que el puesto de Vittadini se fusionó con el de ingeniería para mejorar la colaboración. Ni Vittadini ni Airbus quisieron hacer comentarios.
Pero las personas que trabajaron con Vittadini dicen que cooperaba, aunque expresaba sus opiniones. “Ella es alguien que se haría cargo de las cosas. Le apasiona la aviación”, dice un colega. “Ella no acató la línea de la empresa, pero era leal”.
El Dato...3,600 mde
Pagó en multas Airbus en Francia, Reino Unido y EU para eludir procesos por corrupción
De hecho, hay quienes temen que la reorganización centralice aún más la toma de decisiones en el propio Faury. Muy conocido por su capacidad para el trabajo duro, Faury se involucra en las minucias de las unidades.
En ocasiones, esto causó problemas con otros directores nombrados por su predecesor, Tom Enders. Dirk Hoke, el jefe de defensa y espacial que durante mucho tiempo ha tenido la ambición de tener total autonomía, también se marchará este verano.
Las preocupaciones se han visto amplificadas por el nombramiento que hizo Faury la semana pasada de Alberto Gutiérrez, jefe saliente de aviones militares en España, como director de operaciones. Internamente, Gutiérrez es considerado alguien confiable. Pero hay dudas sobre si tiene las habilidades adecuadas.
Las conclusiones de la reorganización son dobles: En primer lugar, que el nombramiento de Gutiérrez es un movimiento político para satisfacer al gobierno español, que comparte el financiamiento de un nuevo avión de combate.
En segundo lugar, es que la cultura de la empresa está cambiando significativamente. Faury y su pequeño círculo íntimo centralizan la toma de decisiones y son menos los que se inclinan a expresar sus opiniones.
El expiloto de pruebas de helicópteros es inteligente y capaz, y hasta ahora no se ha equivocado. Como director ejecutivo de la empresa, tiene que liderar. Pero, como todo el mundo, su ancho de banda será limitado. Mientras Airbus cumpla, Guillaume Faury recibirá el crédito. Pero a la primera señal de problemas, también debe estar listo para asumir la responsabilidad.
srgs