Almuerzo con Olga Tokarczuk,premio Nobel de Literatura 2018

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La novelista polaca habla sobre cómo enfrenta los episodios más oscuros de la historia y sus batallas con la derecha nacionalista de Polonia.

Olga Tokarczuk, premio Nobel de Literatura 2018.
James Shotter
Ciudad de México /

Poco después de ganar el premio Nobel de Literatura en octubre pasado, Olga Tokarczuk entró en una ferretería con la idea de comprar unas velas. En su lugar, fue rápidamente asediada. “La gente empezó a acercarse. Todos me miraban y era horrible. Aunque también fue agradable, pero después de un rato me asusté”, recuerda la escritora polaca.

Tokarczuk no es la primera que encuentra perjudicial la más alta distinción de la literatura. Cuando Wislawa Szymborska recibió el honor en 1996, sus amigos la calificaron como “la tragedia del Nobel”. Incómoda con la atención que le acompañaba, Szymborska no escribió otro poema durante varios años.

Tokarczuk parece más robusta. Pero cuando observo alrededor del restaurante en la ciudad de Breslavia, no puedo evitar preguntarme si la ubicación apartada la atrajo tanto como el menú coreano-japonés. Naru es suficientemente tranquilo.

Ella usa un vestido rojo y rastas de color café oscuro: no está de camuflaje hoy. Pero la mesera que toma nuestra orden lo hace sin fanfarria. Tokarczuk pide una taza de té verde y le dice que nos dé otros 10 minutos para saber qué comer. Me decido por agua mineral.


Como la mayoría de las cosas en la patria dividida de Tokarczuk, su éxito ha provocado reacciones encontradas. Las ventas de sus obras en la mayor cadena de librerías de Polonia se dispararon con la noticia de su Nobel, con 12,000 pedidos en solo 10 horas. Los periódicos liberales salpicaron sus portadas con su victoria.

Pero para la derecha nacionalista del país, el reconocimiento internacional de Tokarczuk fue una afrenta. La escritora, una feminista abierta, ambientalista y de izquierda sin miedo a enfrentar los episodios más oscuros de la historia polaca, ha sido su piñata durante mucho tiempo. Los críticos nacionalistas la tildan de traidora, ecoterrorista y devoradora de polacos.

Le pregunto si se percibe como una autora política. “Me guste o no, lo soy, sobre todo en Polonia”, dice. Después de varios esfuerzos abandonados para captar nuestra atención, la mesera regresa con éxito. Tokarczuk, una vegetariana que a veces es vegana, elige una combinación de sopa de miso seguida de sushi, kimchi y ensalada verde.

Le pregunto si podemos separar a los artistas de sus obras. “No soy una de esas personas que fácilmente juzga algo o alguien. Creo que es uno de los motores de mi escritura. Mi profesión es observar el mundo desde puntos de vista inusuales. Juzgar va en contra de la literatura”.

Ahora, con 58 años de edad, Tokarczuk ha sido un nombre familiar en Polonia durante dos décadas. Su primer éxito se produjo en 1996 con su tercera novela, Primeval and Other Times (traducida al español como Un lugar llamado antaño). Flights (Los Errantes), una combinación de meditaciones sobre viajes y el cuerpo mezclada con historias cortas, ganó el Premio Nike, el más importante de Polonia, en 2008. Lo ganó nuevamente en 2015 con The Books of Jacob (Los Libros de Jacob).

Sin embargo, gracias a las traductoras Antonia Lloyd-Jones y Jennifer Croft, el lector ha podido disfrutar de una amplia gama del trabajo de Tokarczuk. Los errantes debutó en 2017 y rápidamente ganó el International Booker Prize. El premio Nobel de Tokarczuk cita su “imaginación narrativa que con pasión enciclopédica representa el cruce de fronteras como una forma de vida”.

El interés de Tokarczuk en cruzar fronteras es particularmente pronunciado en Los Errantes. La novelista escribió este himno a la movilidad en 2007, una época que parece haber alcanzado el nivel más alto de la fe del siglo XXI en la globalización y las fronteras abiertas. Desde entonces, la crisis financiera y sus réplicas políticas dieron un giro nacionalista que ayudó a separar a Gran Bretaña de la Unión Europea e instalar a Donald Trump en la Casa Blanca.

En Europa Central, la crisis migratoria de 2015 se encontró con un aumento en el sentimiento antimigrante y el clamor por controles fronterizos más estrictos. Entonces, si Tokarczuk escribiera Los Errantes hoy, ¿sería diferente? Asiente. “Sería más oscuro”.

Olga Tokarczuk atribuye el cambio a la incertidumbre y al miedo. Pero no cree que sea permanente. “Tal vez durante 10 años, más o menos, esta nostalgia por los Estados nacionalistas será utilizada por los populistas. Pero es un proyecto anacrónico”.

Llevamos hablando durante más de dos horas y el restaurante está casi vacío. Con un ojo en el reloj, le pregunto qué planea hacer después. Ella sonríe y se niega a dejar escapar cualquier tipo de spoiler. Sin embargo, admite que cuatro novelas se han “cristalizado en mi cabeza, una de ellas es grande”.

“Me gustaría hacer algo inusual después del Nobel”, continúa de forma traviesa mientras trato de obtener más información. “Siempre me gustó jugar con los géneros. Como dije en mi discurso del Nobel, la división entre géneros comenzará a difuminarse. Siempre envidié a las personas que escriben buenas historias de terror”.

Nuestro tiempo se acabó. El esposo de Tokarczuk llega para recogerla. Pago la cuenta y me pregunto si realmente considera escribir una historia de terror. Para una autora cuyo trabajo ya abarca todo tipo de cosas, de alguna manera sería apropiado, y tal vez un ejemplo más de que ella cruza las fronteras “como una forma de vida”.



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