Hace cuatro años, durante una visita a Kiev, me topé con unos funcionarios de Jigsaw, una unidad de investigación y desarrollo de Alphabet, la matriz de Google. Acababan de regresar de una peligrosa misión de investigación en el frente de la guerra que se desarrollaba en Donbás, Ucrania, para estudiar el conflicto digital y la desinformación en el país.
Lo que vieron los dejó alarmados. Una de las razones era que ya había abundante evidencia de que los rusos utilizaban a Ucrania como un laboratorio para desarrollar una guerra digital, tanto con ataques cibernéticos como con la manipulación en redes sociales, similar a lo que se desató en las elecciones de 2016 en Estados Unidos (EU).
Un informe militar estadunidense de ese tiempo, con el título de “The Little Green Men” (Los pequeños hombres verdes), señalaba: “La guerra de información surgió como un componente clave en la estrategia de Rusia”. El título del informe reflejaba el hecho de que así los “agentes rusos no identificados” que seguían llegando a Donbás “para organizar y encabezar protestas y operaciones paramilitares” eran llamados Los pequeños hombres verdes.
El otro motivo de alarma era que los soldados y civiles ucranianos que hablaron con el equipo de Jigsaw parecían mal equipados para luchar contra esos ataques cibernéticos. “Había soldados con unas cuantas tarjetas SIM y teléfonos baratos, pero era muy poco sofisticado”, recuerda Yasmin Green, funcionaria de Jigsaw. Alphabet más tarde ofreció herramientas digitales a Ucrania como el Project Shield (Proyecto Escudo), para ayudar a los grupos civiles a contrarrestar los ataques cibernéticos que suprimen o distorsionan la información en el país.
En la actualidad, la atención del mundo se centra en la sangrienta guerra física en Ucrania. Pero, como señaló el equipo de Alphabet, desde hace mucho tiempo se libra una segunda lucha en el ciberespacio. Y ahí los ucranianos parecen haber triunfado de una manera que ha sorprendido a muchos.
El país ucraniano neutralizó hábilmente los ataques de información rusos en casi todas partes (excepto de la propia Rusia). También puso en marcha un exitoso ataque de información propio, cuidadosamente segmentado para diferentes audiencias.
El punto clave es que Kiev logró dominar la guerra de mensajes. Esto es sorprendente dado el éxito de las campañas rusas de desinformación y manipulación en la última década, no solo en el este de Ucrania, sino también en lugares como EU.
¿Qué explica este giro? Una de las explicaciones es que los ataques cibernéticos y de desinformación funcionan mejor durante las guerras “grises” (o no declaradas); cuando estalla un conflicto, pierden importancia. Ninguna propaganda va a ganar los corazones de una población que se refugia de los misiles.
La larga guerra en Donbás hizo que los ucranianos fueran muy conscientes de las vulnerabilidades del país, y estuvieran dispuestos a abordarlas con experiencia externa.
Después de años de guerra cibernética, los ucranianos estaban curtidos en la batalla. Esa experiencia también les enseñó algo muy importante: la lucha contra la desinformación requiere una voluntad política unificada.
srgs