La apuesta de Amazon y Meta por reescribir las reglas sobre el cero neto

Los críticos dicen que un cambio propuesto podría permitir a los grandes usuarios de energía ocultar sus verdaderas emisiones

Amazon es héroe o villano según el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero. AFP
Camilla Hodgson, Kenza Bryan y Jana Tauschinski
Londres /

Según sus propias palabras, Amazon es un líder empresarial ecológico. El mercado en línea más visitado del mundo y el principal proveedor de servicios en la nube dice que alcanzó su objetivo de un 100 por ciento de energía renovable siete años antes de lo que se había autoimpuesto.

Pero por otro lado, Amazon es un gran generador de contaminación, que emite muchos más gases de efecto invernadero que calientan el clima a través de su consumo de electricidad que sus rivales de computación en la nube. En EU, el gran mercado doméstico de Amazon, los combustibles fósiles representaron alrededor del 60 por ciento de la generación de electricidad en 2023.

La compañía puede puede presentarse como héroe o villano debido a las reglas sobre cómo se calculan las emisiones de gases de efecto invernadero, según las cuales las empresas pueden utilizar inversiones en esquemas de energía limpia para compensar sus emisiones reales relacionadas con la energía.

El grupo de redes sociales Meta, por ejemplo, dice que ya alcanzó el “cero neto” de emisiones en su uso de energía. Pero el análisis que realizó el FT de su informe de sustentabilidad de 2023 muestra que sus emisiones de CO2 en el mundo real derivadas del consumo de energía el año anterior fueron de 3.9 millones de toneladas, en comparación con las 273 toneladas netas citadas en el informe.

Estos gigantes de la tecnología están a punto de convertirse en algunos de los mayores consumidores de energía del futuro en su carrera por desarrollar una inteligencia artificial que es un gran consumidor de electricidad, lo que podría amenazar sus compromisos de cero emisiones netas.

Antes de eso, tras bastidores trabajan para dar forma a lo que es una reescritura que se produce una vez cada diez años de las normas que rigen cómo se divulga la contaminación derivada del uso de la energía.

Empresas como Amazon, Meta y Google han financiado y presionado al Greenhouse Gas Protocol (Protocolo de Gases de Efecto Invernadero), el organismo de supervisión de la contabilidad del carbono, también financian investigaciones que ayudan a respaldar sus posiciones, de acuerdo con los documentos que pudo ver el FT.

Pero las grandes compañías de tecnología están divididas sobre cómo elaborar las normas. La coalición que incluye a Amazon y Meta impulsa un plan que los críticos temen que permita a las empresas informar cifras de emisiones que guardan poca relación con su contaminación en el mundo real y no compensarlas por completo.

Una persona familiarizada con los debates sobre la reforma describe la propuesta como “una forma de manipular las reglas para que todo el ecosistema pueda ocultar lo que están haciendo”. La coalición dijo que su enfoque “hace hincapié en la precisión de los datos sobre emisiones y la transparencia”.

Una propuesta rival de Google, que requeriría que las empresas compensen sus emisiones utilizando energía generada por medios más comparables, es criticada por la coalición de Amazon y otros por ser costosa y demasiado difícil.

“Diferentes enfoques funcionan para diferentes empresas”, dijo Amazon en un comunicado. “Amazon no podría ser una empresa más diferente a Google, y, por lo tanto, nuestro planteamiento es diferente”. Meta dijo que el sistema de “emisiones basadas en el mercado” le ha permitido igualar el 100 por ciento de su uso de electricidad con energía renovable desde 2020. “Tenemos un largo historial de aportar nuevos proyectos de energía renovable a la red”.

Las compañías de tecnología invierten en energía renovable, pero no pueden controlar por completo el nivel de contaminación de la electricidad que sus centros de datos extraen de la red local.

Por lo tanto, según las reglas contables actuales, la electricidad que utiliza un centro de datos durante la noche en una región con un alto consumo de carbón y gas como Virginia...se puede cancelar comprando un certificado vinculado a la energía solar producida durante el día en una región con una red más limpia, como Nevada.

El régimen actual para informar sobre las emisiones de gases de efecto invernadero se remonta a la década de 1990, cuando grupos sin fines de lucro, incluida la organización de investigación mundial World Resources Institute, fundaron el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero.

Las reglas del protocolo sobre contabilidad de carbono se citan en la Unión Europea y los requisitos de presentación de informes de la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por sus siglas en inglés) propuestos para las empresas más grandes, junto con la iniciativa Science Based Targets, un organismo de supervisión voluntaria para los objetivos climáticos de las empresas.

Cada vez que una instalación eólica, solar o hidroeléctrica genera una unidad de energía limpia, su propietario puede emitir un certificado de atributo energético, conocido normalmente en EU como certificado de energía renovable o REC. Estos pueden venir “agrupados” en un contrato de energía limpia o pueden comprarse individualmente a un generador o intermediarios del mercado.

Las empresas pueden comprar sus REC “para reducir su impacto ambiental”, de acuerdo con el Laboratorio Nacional de Energía Renovable del Departamento de Energía de EU. Hacerlo ayuda a los compradores a demostrar las medidas que están tomando para financiar la energía limpia y dirige la inversión hacia el desarrollo de energía verde.

Las compañías argumentan que, como no pueden controlar totalmente la composición de las redes a las que están conectadas y como la energía “limpia” no se puede distinguir de la “sucia” una vez que está en el sistema, estos certificados son un compromiso razonable y proporcionan un incentivo para invertir.

Pero Matthew Brander, profesor de la Universidad de Edimburgo, dice que el sistema es similar a comprarle a un colega con mejor condición física el derecho a decir que fuiste en bicicleta al trabajo, aunque hayas llegado en un coche que funciona con gasolina.

Otros expertos expresan su preocupación por cómo se están utilizando los REC para compensar las emisiones del mundo real.

En la actualidad, los certificados deben proceder de la misma región geográfica definida que la contaminación que están compensando, como Europa y América del Norte, pero no de la misma red eléctrica ni al mismo tiempo.

Eso significa que la energía limpia que compensa las emisiones podría generarse en un país diferente, en un momento diferente del día, o incluso en el pasado.

“El hecho fundamental es que puedes estar alimentado con energía solar toda la noche con la contabilidad actual, y eso es absurdo”, dice Killian Daly, director ejecutivo de Energy Tag, un grupo sin fines de lucro.

Pero tanto el momento como la ubicación son importantes en términos de emisiones en el mundo real. Por ejemplo, un comprador potencial conectado a una red que depende del carbón y otro a una red mucho más limpia podrían comprar el mismo certificado para compensar un megavatio hora de consumo de electricidad, aunque las emisiones derivadas de ese uso difieran en cada red.

Los certificados también son muy baratos. El precio futuro promedio de un solo certificado de energía renovable estadunidense que se compre en el próximo año calendario ha sido inferior a 5 dólares al menos desde 2022, según estimaciones del comerciante de materias primas STX Group. Los expertos cuestionan si esto es realmente suficiente para ayudar a incentivar el desarrollo de un nuevo proyecto de energía limpia.

Los académicos y expertos de Princeton, Harvard y el Greenhouse Gas Management Institute han demostrado que la compra de certificados no suele impulsar ni un nuevo suministro de energías renovables ni un descenso de las emisiones.

Brander dice que las demandas de energía limpia que dependen de la compra de certificados vinculados a la energía generada en momentos y lugares diferentes a los de su consumo son una “mala práctica” de manual.

El sistema actualmente es objeto de una revisión -la primera en casi una década- que ofrece la oportunidad de limar esas asperezas. Pero también le da a los grandes consumidores de energía la oportunidad de moldear el sistema en su beneficio.

La solución propuesta por Google es que el consumo de energía solo coincida con la energía limpia y los certificados de las redes donde se consume energía, y que se tenga en cuenta la hora del día en que se utiliza la electricidad.

El uso de certificados de una zona mientras se opera en otra podría permitir a los compradores subestimar su dependencia de la electricidad basada en combustibles fósiles sin "abordar las emisiones de las que son físicamente responsables", dijo Google en su propuesta de marzo de 2023.

La compañía también argumenta que su enfoque incentiva el compromiso con los responsables políticos locales sobre la mejor manera de hacer más ecológica su red eléctrica y las inversiones en una variedad de soluciones, como las baterías.

Esto significa pensar en el cambio climático como un “desafío de mercado y de tecnología”, dice Michael Terrell, director sénior de energía y clima de Google, no como un “reto contable”.

Microsoft, junto con el gobierno federal de EU y otros grandes consumidores de energía, manifiestan su apoyo a este enfoque localizado “24 horas al día, 7 días a la semana”, y dicen que respalda un “cambio hacia el uso de requisitos más específicos en cuanto a tiempo y ubicación”, aunque todavía no respaldan públicamente ninguna de las propuestas.

Un enfoque rival, encabezado por Amazon, Meta y otros miembros del grupo de cabildeo Emissions First Partnership, dice que las empresas deberían poder utilizar los certificados de una manera más flexible, sin ninguna restricción en cuanto al origen geográfico.

La propuesta tendría el objetivo de garantizar que los certificados “reflejen reducciones de emisiones en el mundo real”, lo que permitiría a los compradores “asignar un valor diferente (a los certificados) en función de su impacto en las emisiones”, dijo Amazon.

Google quiere compensar la contaminación de su consumo de energía con certificados de electricidad producida en la misma red y en la misma hora

Un grupo de cabildeo que incluye a Amazon y Meta cree que esta misma unidad de electricidad podría compensarse con certificados vinculados a la energía renovable producida durante el día en Noruega, por ejemplo.

El grupo de cabildeo también quiere que las empresas obtengan más crédito por comprar certificados de energía limpia de una red sucia como la de India que de una más limpia como la de Noruega, para reflejar las emisiones de carbono que tal vez se desplazaron o evitaron con el uso de energía eólica.

Los académicos dicen que una métrica crucial que ninguno de los enfoques aborda es la “adicionalidad”, o las comprobaciones de que la energía limpia no se habría producido de todos modos sin el dinero adicional de la venta de los certificados.

Los usuarios de energía deberían estimar las toneladas de CO2 que se evitaron por el uso de energía limpia, argumenta, y restar esta cantidad de sus propias emisiones. Eso incentivaría a las empresas a financiar energía limpia donde la red está especialmente sucia.

Los partidarios creen que este enfoque sería más barato y que permitiría a las compañías financiar energía limpia incluso si operan en países que restringen la inversión extranjera en proyectos de energía.

Lee Taylor, director ejecutivo de REsurety, que vende datos que se utilizarían en el planteamiento que promueven Amazon y Meta, describe el enfoque de Google como “utópico” y no siempre “viable desde una perspectiva de costos”.

Podría requerir, por ejemplo, la inversión en una “batería muy grande” para almacenar energía cuando un parque eólico no esté en funcionamiento si el comprador de su producción se viera limitado a encontrar soluciones en la misma red de la que obtiene su propia electricidad. Los usuarios de energía deberían tener más opciones, argumenta Taylor. “Si voy a gastar 10 dólares, ¿en dónde reducen más el carbono mis 10 dólares?”, pregunta.

Jimmy Jia, un inversor en tecnología climática, describe las propuestas en competencia como dos “teorías de cambio”, pero teme que en la práctica la propuesta respaldada por Amazon pueda “abrir las compuertas a la manipulación de las emisiones”.

Amazon rechaza esto y dice que el plan conduciría a una “trayectoria de descarbonización de la red más rentable y más rápida y a una mejor equidad energética”. Meta dijo que la propuesta representa “la mejor manera de cubrir completamente el impacto de su huella ambiental”.

“El sistema actual ha sido criticado por conducir a resultados que no impulsan reducciones de emisiones en el mundo real. La Emissions First Partnership se desarrolló como una posible solución a esas preocupaciones”, dijo Amazon.

Pero los críticos dicen que este enfoque haría que los certificados de energía fueran más parecidos a los créditos de carbono, instrumentos polémicos que pretenden representar una tonelada de CO2 que se evitó o eliminó de la atmósfera.

Una dificultad con el mercado de créditos de carbono es que las empresas pueden utilizar la contaminación que hipotéticamente se “evitó” para cancelar la contaminación del mundo real. Adoptar eso para el mercado de certificados de energía renovable sería como informar en las cuentas financieras de un costo en el que no se incurrió, dice Brander, o como “un caballo de Troya en sus cuentas de gases de efecto invernadero”.

La Emissions First Partnership dijo que este argumento es “un ejemplo de conmoción sobre la sustancia”, y que no abogaba por el uso de créditos de carbono para compensar las emisiones del uso de electricidad.

Lo que está en juego para las grandes compañías de tecnología son altos. Los grandes grupos tecnológicos ya son “por mucho” los mayores compradores corporativos de REC, dice Max van Meer, director general para EU en STX.

También son algunos de los “mayores actores” en acuerdos de energía renovable a nivel mundial, según los analistas de Rystad Energy. Microsoft y el gestor de activos Brookfield se asociaron para desarrollar 10.5 gigavatios de capacidad de generación, suficiente para abastecer el equivalente a alrededor de 1.8 millones de hogares. El costo de agregar 1 GW de nueva capacidad es de alrededor de 1 mil millones de dólares.

Amazon, el mayor comprador corporativo de energía renovable, también está invirtiendo dinero en proyectos eólicos y solares en diferentes países, como India. Dijo que “la mayoría” de su objetivo de energía 100 por ciento renovable se cumplió en 2023 al invertir en proyectos de energía limpia. Utiliza certificados desagregados para “acortar distancias” hasta que algunos esquemas renovables entren en funcionamiento, pero que su uso “va a disminuir con el tiempo”, agregó.

Meta dijo que la mayor parte de su consumo de electricidad lo va a igualar con inversiones en energía renovable, incluidos los REC, en las mismas redes que sus centros de datos. Ya invirtió en más de 8 GW de energía renovable operativa.

Aun así, los miles de millones de dólares de inversión en centros de datos y otra infraestructura informática necesaria para la inteligencia artificial generativa, con la que los grupos de tecnología cuentan para el crecimiento futuro de las ventas y las utilidades, aumentarán su consumo de electricidad.

A nivel mundial, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) estima que la electricidad consumida por los centros de datos va a aumentar más del doble para 2026 hasta una cantidad aproximadamente equivalente al consumo anual actual de Japón.

Esa expansión amenaza la viabilidad de los objetivos de cero emisiones netas de las grandes tecnológicas. Las emisiones de Microsoft aumentaron un 30 por ciento entre 2020 y 2023, mientras que las de Google aumentaron en casi un 50 por ciento entre 2019 y 2023, incrementos que ambas empresas atribuyeron en parte a la necesidad de nuevos centros de datos. Se espera que gran parte de ese crecimiento se produzca en Estados Unidos, donde muchas redes aún están dominadas por combustibles fósiles.

Durante la última renegociación del protocolo, las compañías de tecnología Amazon, Meta, Salesforce, Microsoft y Google han sido algunos de sus patrocinadores financieros revelados, junto con Ikea, el comerciante de materias primas Cargill y una serie de fundaciones filantrópicas. Parte del financiamiento de estas organizaciones se desembolsó antes de que comenzara el proceso de reforma.

Amazon también ha financiado estudios, entre ellos un documento que argumentaba que los usuarios de energía deberían poder comprar certificados de otros países cuando operan en “mercados más difíciles”.

Me asusté bastante cuando me di cuenta de lo importante que era el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero

La compañía dice que financia “investigaciones independientes para obtener análisis de expertos, involucrar a un conjunto diverso de partes interesadas y fomentar diferentes puntos de vista”, y que la última vez que financió el protocolo fue en 2022.

El Bezos Earth Fund, el grupo filantrópico del fundador de Amazon, Jeff Bezos, donó 9.25 millones de dólares al protocolo el año pasado y también es uno de los principales patrocinadores de la organización sin fines de lucro WRI, que coadministra el organismo de supervisión contable.

En un comunicado, le dijo al FT que no tenía “ningún deseo de influir en el resultado” y que apoya el protocolo porque su metodología es “el estándar internacional más reconocido” en materia de huella de carbono.

Los grupos de tecnología también han asistido a reuniones con miembros de la secretaría del protocolo, incluida una en mayo en la que se confirmó la asistencia de representantes de empresas como Amazon, Meta y el productor de gas y petróleo Chevron, según una invitación y una agenda a las que tuvo acceso el FT. Amazon y Chevron confirmaron su asistencia.

Amazon y Meta también enviaron personal a una reunión a puertas cerradas con académicos en junio en el NREL, donde defendieron la flexibilidad en las reglas sobre la compra de certificados, según uno de los asistentes. La consultora de energía E3 presentó un informe patrocinado por Meta en apoyo de la idea, que según E3 era coherente con su postura anterior.

Craig Hanson, director gerente de WRI, dice que el protocolo ha celebrado “cientos” de reuniones con representantes del sector público, privado y del tercer sector como parte de un amplio proceso de reforma.

Un representante del protocolo dijo al FT que “siempre ha seguido un proceso de toma de decisiones inclusivo, global y de varias partes interesadas, con la participación de empresas, ONG, academia y gobiernos de todo el mundo”.

Los cambios serán supervisados por una junta de estándares independiente, sin “acceso especial” para los patrocinadores, agregó el portavoz. Su asesor jurídico estaba considerando la posibilidad de introducir un “periodo de reflexión” para los antiguos donantes.

Es poco probable que las reglas estén terminadas hasta 2026, pero el resultado podría tener amplias ramificaciones, ya que el protocolo también está estudiando hasta qué punto las empresas pueden utilizar la compensación cuando contabilizan otros tipos de emisiones directas e indirectas.

Mientras tanto, los activistas le recuerdan a la sociedad el papel vital del protocolo para limitar el cambio climático. “Me asusté bastante cuando me di cuenta de lo importante que era el protocolo”, dice Laura Kelly, que ha estudiado minuciosamente las cuentas de carbono de las grandes compañías de tecnología para Action Speaks Louder, un grupo de cabildeo australiano.

“Es fundamental para tener cualquier posibilidad de alcanzar los objetivos (climáticos) de París, porque las emisiones industriales son un componente enorme de las emisiones globales”.

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