Annie Leibovitz extraña el cuarto oscuro tras confinamiento

A sus 70 años, Annie Leibovitz extraña el cuarto oscuro, pero le agrada la ventaja de solo sacar su celular del bolsillo para captar un momento.

Annie Leibovitz, fotógrafa
Jan Dalley
Ciudad de México /

Annie Leibovitz está sin aliento, me dice, aunque se ve suficientemente tranquila sentada en el entorno blanco y fresco de su casa en Rhinebeck, en el norte del estado de Nueva York. Acaba de llegar después de un largo viaje en coche para llevar a su hija a la casa de una amiga. 

“Gracias por ser paciente. Estoy en este otro papel, ahora mismo, con mis hijos, y mi hija mayor tuvo una graduación virtual de la preparatoria y está muy triste porque no pudo ser de verdad”. 

“Y aquí está mi almuerzo”. Sostiene la gran bolsa café que contiene su pedido de sushi para que pueda verlo en nuestra llamada de Zoom. En el otro lado del mundo, mi propio sushi cuenta como cena. “Esto es emocionante para mí”, dice. 

Comenzamos a hablar, como todos lo hacen estos días, sobre el confinamiento. Leibovitz, de 70 años, probablemente es la fotógrafa de los famosos más conocida del mundo, con una portafolio que abarca desde presidentes hasta estrellas de la música pop, y desde una portada de Vanity Fair con una imagen de Demi Moore desnuda y embarazada hasta un retrato de aniversario de la Reina. Así que la calma obligada no solo significó una cantidad inusual de tiempo con sus hijas •Sarah, de 18 años, y las gemelas Susan y Samuelle, nacidas tres años y medio después por una madre sustituta• sino también “una sensación de renovación”. 

Sorprendentemente está un poco nerviosa. “Me siento incompetente. Hubiera sido mejor hablar con alguien como Susan Sontag •la gran escritora estadunidense que fue su compañera durante 15 años•, ella era una excelente conversadora, pero vamos a hacer todo lo posible”. 

¿Encontró este confinamiento como un momento creativo o se sintió paralizada por los cambios y las ansiedades? 

“La última sesión que hice fue con Simone Biles, la gimnasta, para la portada de Vogue. Cuando llegamos aquí... bueno, había desarrollado un buen sistema para que mis hijas estén bien cuidadas sin mí, y ahora me encontré en posición de volver a sus vidas de una manera completa, y eso tomó el control. No estaba interesada en tomar fotografías, no me sentí motivada”.

Ella dice...

Amo mi trabajo pero no soy amiga de ninguna de estas personas... me frustra la palabra ‘celebridad’ porque me interesa más lo que hace la gente, que quienes son

“Luego, Hauser & Wirth (su galería) comenzó a hacer programas en línea que fueron muy buenos, realmente me gustaron y dije que me gustaría hacer uno”. El título de su nuevo programa en línea, Still Life, y su tema tranquilo podría sorprender a las personas que conocen a Leibovitz como la máxima cronista de los años del rock and roll. 

En ambos lados del Atlántico, nuestro sushi está intacto. Leibovitz comenzó en Rolling Stone cuando todavía era una estudiante y sus fotos de portada la llevaron a la fama; en 1977, cuando la revista se mudó a Nueva York, Leibovitz la siguió. “Mudarme casi me mata. Sin embargo, lo mejor de ser fotógrafo es que estás afuera, observando todo, y he vivido mi vida muy cómodamente en el exterior”. 

Señalo que ella misma es tan famosa como muchas de las personas a las que les toma fotografías. ¿Realmente sigue siendo la observadora externa? 

Ella se controla un poco. “He vivido una vida muy privada. Amo mi trabajo pero no soy amiga de ninguna de estas personas…. me frustra la palabra ‘celebridad’ porque me interesa más lo que hace la gente, más que quienes son. Como cualquiera, me gusta admirar a personas, y lo hago, ya sabes, Baryshnikov en la danza... el presidente Barak Obama….”, y aprovecha para difundir su vergüenza por el tema de la fama. 

En términos técnicos, ella ha visto muchos cambios en la fotografía durante los 50 años de su carrera. “No podía evitar estar interesada en lo que lo digital tenía para ofrecer, pero sin duda lamento la pérdida del cuarto oscuro. Aunque las ventajas superan por mucho las desventajas. He estado usando las cámaras de los teléfonos celulares en estos días. ¿Cómo puedes rechazar algo que está ahí, en tu bolsillo, listo para sacarlo y disparar?” 

Por ahora, cada una de nosotros ha comido diligentemente unos cuantos pedazos de sushi. Y no dejo de lado la cuestión de sus retratos y las personas famosas. ¿Es difícil tomar el retrato de alguien que no admiras? 

“Como fotógrafo deberías poder fotografiar a cualquiera, pero lo hago mejor si me gusta alguien o lo admiro, me gusta comprometerme. Siempre pienso en la foto de Krupp, el constructor de tanques alemán, de Arnold Newman, lo fotografió con una luz desde abajo para que se viera malvado”, sonríe, “así que tienes mucho poder cuando tomas estas fotografías, hay un juicio en curso…. Cuando Trump resultó electo, bueno, había planes, pero al final no me atreví a hacerlo”. 

Nuestro tiempo está por terminar y renunciamos incluso a mencionar el sushi. Leibovitz de repente gira su pantalla para mostrarme su entorno, un frondoso jardín con un amplio estanque frente a las ventanas, que fue el estudio de Sontag y ella ahora usa como oficina. “Me obsesioné con nadar para cruzar el estanque: me meto como tres veces al día. Es revitalizante”. 

¿Echa de menos la ciudad? 

“Realmente no la extraño. La ciudad se equipara con el trabajo; un lugar para vivir y trabajar. Cuando comenzaban a abrir las cosas, me sentí incluso un poco triste. Pero extraño los viajes, realmente no me gusta tanto el trabajo de estudio. Este ha sido un buen momento para la renovación, pero también un tiempo para el ajuste de cuentas. Para todos nosotros en este momento”. 

“Annie Leibovitz: Still Life” se estrenará en línea en hauserwirth.com


srgs

LAS MÁS VISTAS