La semana pasada, después de un exitoso periodo de 15 años en Reino Unido, António Horta-Osório abordó un avión a Zurich con la esperanza de tener un impacto similar en Suiza.
Cuando el banquero portugués hizo de Gran Bretaña su hogar en 2006, era una persona relativamente desconocida, enviado del Banco Santander de España para manejar su nueva división del Reino Unido, el antiguo Abbey National. Pero en los años que siguieron se convirtió en un pilar de la clase dirigente británica, como pocos banqueros extranjeros lo han hecho: el canciller del Hacienda lo eligió por hacer que el parcialmente nacionalizado Lloyds Bank regresara casi de la muerte, al otorgarle un cargo importante en el comité directivo del Banco de Inglaterra.
De manera conveniente, almorzamos en Scott's en Mayfair, en Londres, el aclamado restaurante de mariscos que rápidamente recupera su mezcla que tenía antes de la pandemia.
“Cuando me nombraron miembro del Comité Directivo del Banco de Inglaterra, sentí que la gente me había adoptado. Me sentí muy parte de ustedes, parte de Reino Unido”, dice Horta-Osório.
Como para probar el punto, el directivo pide para comenzar uno de los pilares básicos del menú de Scott’s, cangrejo aderezado, seguido de lenguado de Dover y una guarnición de espinacas, austero en comparación con mis espárragos al vapor más risotto de champiñones.
Tan solo el año pasado, Mervyn King, el exgobernador del Banco de Inglaterra y un compañero aficionado del tenis, elogió el logro de Horta-Osório por haber convertido a Lloyds “de un pasivo para los contribuyentes en un activo para el país”.
Si bien António Horta-Osório es una historia de éxito por excelencia en los círculos de la clase dirigente, su tiempo en el cargo generó controversias en otras áreas. Al menos para los lectores del diario The Sun, Horta-Osório siempre estará asociado con “Lloyds Bonk”, el clásico titular del tabloide sobre la historia de cómo el jefe del banco comercial fue captado teniendo una relación extramatrimonial mientras estaba en un viaje de negocios en Singapur.
¿El golpe de un tabloide no oscureció su opinión del Reino Unido? “Todos cometemos errores en la vida”, comenta en tono bajo Horta-Osório.
Él Dice...“Me educaron para ayudar y servir a los demás, es una obligación moral"
Que el financiero reconociera una falla o debilidad hubiera sido impensable hace unos años. Cuando lo nombraron director ejecutivo de Lloyds Bank a principios de 2011, sabía que se enfrentaba a una enorme tarea: el banco fue nacionalizado parcialmente después de un fallido rescate impulsado por el gobierno de su rival HBOS, un grupo empresarial de banca y seguros en Reino Unido.
“Lloyds estaba a punto de morir”, recuerda mientras corta con precisión su lenguado. Este fue el punto más bajo de su vida profesional: enfrentándose al estrés de saber que 200 mil millones de libras de fondos a corto plazo posiblemente no serían refinanciables, y que la única salida sería acudir humildemente con el canciller George Osborne en busca de otro rescate, esto lo derrumbó.
Incluso ahora se muestra renuente a hablar con tanta franqueza de manera oficial. En ese momento, la honestidad era imposible. “No puedes compartir estas cosas, porque si lo haces, la confianza en el banco se evapora y estás muerto”.
Su sentido del deber y la autosuficiencia, así como su defensa bíblica de la fragilidad humana sobre su amorío, se remonta, dice, a sus primeros años en una escuela jesuita de Lisboa. “Me educaron para ayudar y servir a los demás. Es una obligación moral”.
La misión de mejora subraya su reputación de tener un estilo de gestión de mando y control. Pero, al menos en su relato, también explica una temprana decisión favorable al consumidor, romper con las filas de la industria bancaria, que hasta 2011 se había resistido a las acusaciones de que las pólizas de seguro de protección de pagos se vendieron indebidamente.
Cuando el nuevo jefe de Lloyds reservó 3 mil 300 millones de libras para compensar a las víctimas de ventas indebidas a principios de 2011, se hizo enemigo de todos los demás jefes de bancos, muchos de los cuales estaban decididos a luchar contra el problema en los tribunales.
¿Teme que su nuevo trabajo como presidente de Credit Suisse sea una repetición de los estresantes primeros años en Lloyds? Desde que accedió a asumir el cargo, el banco suizo se ha visto involucrado en escándalos relacionados con la quiebra de la institución de crédito Greensill Capital y la oficina familiar Archegos. Realizó una amortización de 4 mil 400 millones de francos suizos.
Horta-Osório insiste en que no siente nada del pavor que lo atormentó hace una década. Se niega a entablar una discusión sobre Greensill o Archegos, aparte de decir que tiene una idea clara de lo que debe suceder y da a entender su apoyo para el liderazgo actual.
Cuando Horta-Osório dejó Santander, se habló de la ruptura con el presidente del banco español, Emilio Botín. “Sí, la relación fue difícil por un tiempo”, reconoce Horta-Osório, pero terminaron comunicándose por carta hasta su muerte hace siete años. Entonces, ¿el estilo de presidencia de Botín será un modelo para él en Credit Suisse? Sí, dice. “Emilio Botín fue, por mucho, el mejor presidente ejecutivo que he conocido”.
Si Horta-Osório hubiera cumplido un destino alternativo, podría estar en el puesto más alto en Santander en España, con la oportunidad de perseguir la ambición de reunirse, e incluso proponer un partido, con el tenista Rafael Nadal. “Nadal es mi ídolo: nunca he visto a alguien que sobresalga tanto por su esfuerzo”.
Zurich no es una mala opción por el lado del tenis. Roger Federer, es patrocinado por Credit Suisse. Para Horta-Osório, se avecina otro desafío.
srgs