Los grandes bancos estadunidenses se preparan para entregar a los inversionistas más capital de lo que generan con sus negocios por primera vez desde la crisis de 2008, bajando sus defensas contra otro golpe catastrófico al sistema financiero.
Los accionistas de 22 de los bancos más grandes del país que cotizan en bolsa se encuentran en la fila de alcanzar un récord de casi 170 mil millones de dólares en dividendos y recompras de acciones durante el próximo año; de acuerdo con una investigación de Barclays, alrededor de un cuarto más que en 2017.
Los reguladores de la Reserva Federal de Estados Unidos se preparan para dar a conocer la primera ronda de resultados esta semana a partir de sus pruebas anuales de estrés, las cuales rigen los dividendos bancarios y las recompras de acciones.
El aumento esperado en los pagos muestra cómo la industria se recupera de los años de rendimientos deprimidos. Los bancos no solo generan miles de millones de dólares de utilidades adicionales gracias a los impuestos más bajos y a las tasas de interés más altas, sino que la Fed permite que regresen una proporción mayor de sus ganancias a los accionistas.
Los analistas de Goldman Sachs, Credit Suisse y Keefe, Bruyette & Woods, predicen que el banco promedio obtendrá la autorización para entregar más capital que las utilidades producidas en los próximos cuatro trimestres.
Si bien algunos bancos individuales pudieron hacerlo en años anteriores, la industria en general no paga más que sus ganancias desde 2007, de acuerdo con Barclays.
Los planes de distribución le dieron armas a los críticos para argumentar que en vez de eso los bancos deberían de fortalecer sus colchones de capital para evitar futuros rescates financieros de los contribuyentes.
Los pagos fueron “indignantes”, dijo Anat Admati, profesora de finanzas de la Universidad de Stanford. Argumentó que no se debería permitir a los bancos demasiados grandes quebrar hasta que estemos seguros de que ya no representan un peligro para la sociedad”.
Los reguladores dicen que después de años de desarrollar colchones para absorber las pérdidas, los bancos tienen una mayor capacidad para soportar una caída del tipo que sacudió los mercados financieros globales en 2008.
Se espera que los funcionarios permitan mayores pagos este año debido a que se sienten más cómodos con las mejores posiciones de capital de los bancos, no solo porque relajaron sus pruebas de estrés.
De hecho, la Fed endureció el régimen este año, un recordatorio de que a pesar de la agenda desreguladora de la administración Trump, una gran variedad de restricciones posteriores a la crisis se mantienen en su lugar para los bancos más grandes.
Por ejemplo, los funcionarios obligan a los bancos a incorporar en sus planes de retorno de capital un shock más severo del desempleo y del mercado inmobiliario, lo que llevó a que los analistas controlen las previsiones de retorno del capital.