La última vez que el Banco Central Europeo (BCE) subió las tasa de interés, en 2011, en unos cuantos meses tuvo que dar marcha atrás ya que la zona euro se hundió en una terrible crisis de deuda. El pánico del mercado que siguió solo se calmó cuando Mario Draghi, entonces el jefe del BCE, declaró que “haría lo que fuera necesario” para salvar el euro.
El temor a un desenlace similar está en la mente de muchos mientras la actual presidenta, Christine Lagarde, ya anunció el primer aumento en 11 años de la tasa de referencia del BCE, de medio punto porcentual, el mayor desde 2000, con el objetivo de hacer frente a la creciente inflación, incluso cuando aumentan los riesgos de recesión.
La degradación de las perspectivas se refleja en la fuerte caída del euro por debajo del valor del dólar estadunidense por primera vez en 20 años. Sin embargo, el BCE no tiene más remedio que empezar a subir las tasas de interés después de que la inflación en el bloque europeo se disparó hasta alcanzar un récord de 8.6 por ciento en lo que va del año hasta junio, más de cuatro veces el objetivo del banco central de 2 por ciento.
“El riesgo que no espera es que, debido a la crisis de energía, la zona euro podría terminar en recesión, y al mismo tiempo, el BCE tendrá que seguir elevando las tasas de interés si la inflación no baja”, afirmó Maria Demertzis, subdirectora de Bruegel. “Es una situación casi imposible”.
El Dato...8.6 por ciento
Se disparó la inflación en la eurozona de enero a junio
El BCE aumentó su tasa principal de refinanciamiento (tasa a la que los bancos pueden obtener crédito a una semana en el BCE) de cero a 0.5 por ciento. Por su parte, la tasa de facilidad marginal de crédito (interés que pagan los bancos por tener financiamiento a un día con el BCE) subió 50 puntos base de 0.25 a 0.75 por ciento.
¿Demasiado lento y tarde?
El BCE se enfrenta a retos más complejos que la mayoría de los grandes bancos centrales. La eurozona lleva la carga de las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania. La guerra hace que suban los precios de la energía y los alimentos y echa leña a la inestabilidad política, mientras que el riesgo de una nueva crisis de la deuda de la eurozona nunca está lejos debido a la naturaleza incompleta de su unión monetaria, con diferentes países que tienen presupuestos y bonos separados.
En estas circunstancias volátiles, Lagarde dijo que era “hora de cumplir”, debido a que el banco central tiene la intención de normalizar la política “gradualmente”.
El BCE aumentó las tasas de interés el doble de lo que dijo el mes pasado, poniendo fin a ocho años de tasas negativas al elevar su tasa de depósito a cero. El BCE actuó con más cautela que la Reserva Federal de Estados Unidos (EU), que ya subió las tasas de interés en EU en tres ocasiones y se espera que esta semana las vuelva a subir en al menos 75 puntos básicos (pb), igualando un movimiento similar de junio.
“El proceso de normalización muy gradual y cauteloso que el BCE inició a finales del año pasado ha sido simplemente demasiado lento…. y tarde”, dijo Carsten Brzeski, jefe de investigación de ING.
Hasta ahora, la economía de la eurozona se ha mostrado relativamente resiliente con las ventas minoristas y la producción industrial que se mantiene por encima de los niveles del año pasado.
Pero los economistas prevén que los altos precios erosionen el poder adquisitivo de los hogares europeos y pesen sobre la producción industrial a medida que las empresas reduzcan su producción. “Es probablemente ya empezaron a producir menos en previsión de posibles disrupciones del suministro de energía”, dice Spyros Andreopoulos, economista senior del BNP Paribas.
Los economistas de Deutsche Bank calculan que el vertiginoso aumento de los precios de la energía y los alimentos importados tendrán un impacto negativo de 400 mil millones de euros en la balanza comercial de la zona euro este año.
Pero lo que más quita el sueño al BCE es el temor de que Rusia esté convirtiendo en un arma sus exportaciones de energía para sacar ventaja en su invasión a Ucrania, aumentando el dolor económico para Europa.
Vivir con los fantasmas
Mientras la inflación siga subiendo, se espera que el BCE siga aumentando las tasas aunque la economía empiece a caer en picada, mientras que el aumento de los costos de los préstamos dificultará que los gobiernos gasten más en proteger a sus ciudadanos del aumento del costo de la vida.
La ira de los ciudadanos por el aumento de los precios de la energía y los alimentos es un factor clave en la ruptura de la coalición de Draghi en Italia. La alta inflación también erosionó el apoyo al presidente francés Emmanuel Macron y contribuyó a que no obtuviera la mayoría en las elecciones de junio.
Los costos de endeudamiento aumentan más rápido para los países del sur de Europa, como Italia, que para algunos de sus pares del norte, lo que hace recordar los demonios de la crisis que estuvo a punto de destrozar la eurozona hace una década.
Esto es un recordatorio incómodo para el BCE de que, a diferencia de la Fed, establece la política monetaria para 19 países diferentes, cada uno con su propio presupuesto y, sobre todo, con su propio mercado de bonos. Esto hace que la moneda única sea vulnerable a una divergencia en los costos de endeudamiento entre países que puede poner a prueba la sostenibilidad de los niveles de deuda nacional.
Lagarde señaló que las discusiones dentro del consejo de gobierno del banco habían evolucionado en torno a una compensación entre la necesidad de abordar la presión de la inflación con un aumento de tasas más audaz, al tiempo que se diseñaba un nuevo esquema de compra de bonos para evitar que las diferencias de la eurozona se amplíen por razones distintas a las justificadas.
Esta herramienta, llamada Instrumento de Protección de Transmisión (TPI, por sus siglas en inglés), “no tenía limitación”, dijo Lagarde. Su objetivo era garantizar que la postura de la política monetaria del banco central tuviera el impacto deseado en toda la eurozona. Si bien el apoyo al programa fue unánime, solo hubo un “consenso” sobre la escala del aumento de la tarifa.
Las disrupciones del mercado
En las capitales de la Unión Europea crece la inquietud sobre la mejor manera de responder a la combinación del aumento de precios y la caída del crecimiento. Aunque no pronostica una recesión, la Comisión Europea rebajó las estimaciones de crecimiento y aumentó las previsiones de inflación, que ahora se proyecta que aumentará hasta 7.6 por supuesto en la zona euro este año y se mantendrá el doble del objetivo de 2 por supuesto del BCE para 2023.
El Dato...50 puntos
Base subió la tasa de interés de crédito
Klaus Regling, director del fondo de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad, advirtió que, mientras la economía y los consumidores están sometidos a una “enorme tensión”, los mercados se enfrentan a una mayor volatilidad debido a la combinación de la inflación y tasas de interés más altas, algo que muchos operadores no habían experimentado nunca en su vida profesional.
Esto no significa que nos enfrentamos a una nueva “crisis del euro”, insiste Regling, una opinión que hace eco Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo, que ha subrayado en repetidas ocasiones que la solidez institucional de la que goza la eurozona en la actualidad, es mayor que hace una década.
Sin embargo, los peligros de una pérdida de confianza de los mercados pesan mucho en los funcionarios, con Italia en el centro de sus preocupaciones. Los ministros de Economía de la eurozona acordaron no impulsar la demanda mediante un endeudamiento el próximo año, para asegurarse de no avivar las presiones inflacionarias. Sin embargo, mantener una línea clara acordada es algo que es mucho más fácil de decir que de hacer.
Después de que golpeó la pandemia, Lagarde dijo que “no había límites” para el compromiso con el euro. Esa promesa posiblemente esté a punto de ponerse a prueba de nuevo.
srgs