Los bancos centrales están comprando oro al ritmo más rápido desde 1967, y los analistas señalan a China y Rusia como los principales clientes, lo que indica que algunos países están dispuestos a diversificar sus reservas para alejarse y no depender del dólar.
Los datos que recopiló el Consejo Mundial del Oro, un grupo financiado por la industria, muestran que la demanda del metal logró superar cualquier cifra anual de los últimos 55 años. Las estimaciones del mes pasado también superan por mucho las cifras oficiales de los bancos centrales, lo que desató especulaciones en el sector sobre la identidad de los compradores y sus motivaciones.
La fiebre de los bancos centrales hacia el oro “sugiere que el telón de fondo geopolítico es de desconfianza, duda e incertidumbre” después de que Estados Unidos y sus aliados congelaron las reservas en dólares de Rusia, dijo Adrian Ash, jefe de investigación de BullionVault.
La última vez que se vio este nivel de compras marcó un punto de inflexión histórico para el sistema monetario mundial. En 1967, los bancos centrales europeos compraron volúmenes masivos de oro a EU, lo que provocó una corrida de precios y el colapso de las reservas del London Gold Pool. Esto aceleró la desaparición del sistema de Bretton Woods, que vinculaba el valor del dólar estadunidense al metal precioso.
El mes pasado, el consejo calculó que las instituciones financieras oficiales del mundo habían comprado 673 toneladas. Y tan solo en el tercer trimestre los bancos centrales compraron casi 400 toneladas de oro, el mayor nivel de tres meses desde que comenzaron los registros trimestrales en 2000.
Las estimaciones conservadoras del consejo superan las compras que los bancos centrales individuales le informaron al Fondo Monetario Internacional (FMI), que ascienden a 333 toneladas en los nueve meses que transcurrieron hasta septiembre.
Las compras del tercer trimestre estuvieron encabezadas por Turquía, con 31 toneladas, lo que sitúa el oro en alrededor de 29% de sus reservas totales. Le siguió Uzbekistán, con 26 toneladas, mientras que Qatar realizó en julio su mayor adquisición mensual registrada desde 1967.
La discrepancia entre las estimaciones del consejo y las cifras oficiales del FMI se explica en parte por la existencia de agencias de gobierno, además de los bancos centrales de Rusia, China y otros países, que pueden comprar y poseer oro sin declararlo como reservas.
Reconociendo su ingreso —pero también tratando de señalar su papel limitado— el Banco Popular de China informó a principios de este mes que en noviembre hizo su primer aumento en las reservas de oro desde 2019, con un incremento de 32 toneladas con un valor de alrededor de mil 800 millones de dólares; sin embargo, la industria indica que casi con toda seguridad la compra china es mayor.
Nicky Shiels, estratega de metales de MKS PAMP, una firma de venta de metales preciosos, dijo que los precios del oro habrían alcanzado un máximo de alrededor de 75 dólares menos en noviembre si el banco hubiera comprado 32 toneladas. El precio del oro alcanzó mil 787 dólares la onza troy en noviembre y desde entonces ya superó los mil 800 dólares.
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En el caso de Rusia, las sanciones crearon importantes problemas a su industria de extracción de oro —la más grande del mundo después de China— para vender en el extranjero. Produce cerca de 300 toneladas al año, pero solo tiene un mercado interno para 50 toneladas, de acuerdo con MKS PAMP.
Según Ash, la compra de oro por parte de Rusia repite las tácticas de Sudáfrica durante la época de las sanciones del Apartheid, que consistía en apoyar la minería nacional comprando en moneda local.
“Con las limitaciones en el lado de la exportación, tendría sentido que fuera el banco central ruso”, dijo Giovanni Staunovo, analista de materias primas de UBS.
El Banco Central de Rusia dejó de informar cifras mensuales sobre sus reservas poco después de que comenzó la invasión a Ucrania. Funcionarios rechazan la sugerencia de que esté comprando oro.
“Nuestras reservas de oro y divisas son suficientes. No tenemos la tarea específica de acumular reservas de oro y divisas”, dijo la gobernadora del banco, Elvira Nabiullina, a mediados de diciembre.
Sin embargo, los responsables del banco central desde hace tiempo le otorgan un valor estratégico al aumento de las reservas de oro; en 2006 dijeron que sería deseable que representara entre 20 y 25% de sus reservas; en febrero de 2022, la última vez que publicó sus datos estadísticos, el oro representaba 20.9% . Redujo sus participaciones de bonos del Tesoro de EU a 2 mil mdd, frente a los más de 150 mil millones de 2012, mientras que aumentó sus reservas del metal en más de mil 350 toneladas, por valor de casi 80 mil mdd a los precios actuales, según Julius Baer.
Carsten Menke, jefe de investigación de siguiente generación de Julius Baer, considera que las compras de Rusia y China indican una creciente renuencia de los países a depender del billete verde.
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“El mensaje que envían estos bancos centrales al colocar una mayor proporción de sus reservas en oro es que no quieren depender del dólar estadunidense como principal activo de reserva”, dijo Menke.
Algunos miembros del sector especulan con la posibilidad de que los gobiernos de Medio Oriente utilicen los ingresos de las exportaciones de combustibles fósiles para comprar oro, probablemente a través de fondos soberanos.
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