Un avión 737 Max salió de una fábrica de Boeing sin cuatro tornillos diseñados para asegurar un panel de puerta que explotó en pleno vuelo el mes pasado, indicó un informe preliminar del regulador estadunidense.
El informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por su sigla en inglés) es el primer relato oficial de cómo el tapón de la puerta pudo caerse del fuselaje de un avión de Alaska Airlines a 16 mil pies de altura sobre Oregón el 5 de enero. El incidente ha planteado dudas sobre los procesos de fabricación y seguridad en Boeing y su proveedor Spirit AeroSystems, que construye los fuselajes del modelo Max.
Según NTSB, “faltaban cuatro tornillos que impiden el movimiento hacia arriba del tapón de la puerta” antes de desprenderse.
De acuerdo con el informe, el fuselaje llegó a la fábrica de Boeing en Renton, Washington, a finales de agosto de 2023. Una inspección allí descubrió cinco remaches dañados junto al tapón de la puerta que luego explotó.
Para que un equipo de Spirit pudiera reemplazar los remaches, en septiembre se abrió el tapón de la puerta. Una foto compartida a través de un mensaje de texto por empleados de Boeing después del trabajo de remachado mostró que el tapón se cerró sin tres de sus tornillos, mientras que la ubicación del cuarto quedó oscurecida en la foto, según la NTSB.
Dave Calhoun, director ejecutivo de Boeing, indicó a través de un comunicado en respuesta al informe que “cualquiera que sean las conclusiones a las que se llegue, Boeing es responsable de lo sucedido”.
“Un hecho como este no debe ocurrir en un avión que sale de nuestra fábrica. Debemos hacerlo mejor para nuestros clientes y sus pasajeros”, añadió.
Por su parte, Spirit indicó: “Mientras revisamos el informe preliminar de la NTSB, seguimos enfocados en trabajar de forma estrecha con Boeing y nuestros reguladores para mejorar nuestros procesos y cumplir con los más altos estándares de seguridad, calidad y confiabilidad”.
La explosión ha intensificado el escrutinio en Boeing, que se estaba recuperando de dos accidentes fatales de aviones 737 Max en 2018 y 2019. La NTSB dijo que su investigación aún estaba en el proceso de determinar qué documentos se utilizaron para autorizar la apertura y el cierre de la puerta.
Mike Whitaker, el nuevo jefe de la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés), dijo más temprano a los legisladores en Washington que el regulador podrá “más personal en tierra” para supervisar al atribulado fabricante de aviones y una revisión de los posibles conflictos de interés asociados a las inspecciones de sus propios aviones.
La FAA tiene 20 inspectores en Boeing y seis en Spirit. Están auditando las prácticas de producción y control de calidad de las empresas. La agencia está cambiando a un enfoque de supervisión que implica una vigilancia más directa en lugar de simplemente aprobar trámites.
“En el futuro tendremos más personal examinando y monitoreando la producción y fabricación” en Boeing, añadió Whitaker. La FAA necesitará más inspectores para la certificación de aeronaves, dijo, y es probable que el regulador mantenga algunos en las instalaciones de Boeing y Spirit después de la auditoría.
La FAA analiza “específicamente” los posibles conflictos de interés que surgieron con su delegación de larga data de algunos pasos de inspección y certificación a Boeing. La agencia le pidió a una empresa externa “que nos de opciones sobre la delegación y dónde podemos contratar a un tercero, por ejemplo, en control o garantía de calidad, para asegurarnos de que tenga una mirada neutral”.
Whitaker dijo: “El sistema actual no funciona porque no proporciona aviones seguros”. Es necesario examinar la cultura y los incentivos de Boeing, dijo, porque “si no tienes esa cultura de seguridad, creo que es difícil fabricar aviones seguros”.
Expertos acusan a Boeing de dar prioridad a sus inversionistas por encima de las consideraciones de seguridad. “Independientemente de sus otros motivos, no podrán construir más aviones hasta que cumplan con esos estándares”, dijo Whitaker. La FAA le ordenó a Boeing que no amplíe su producción del 737 Max hasta que resuelva sus problemas de control de calidad.
El jefe de la FAA también dijo que se reunirá con los directores ejecutivos de las aerolíneas estadunidenses para discutir cómo “compartir información de manera más transparente y mejorar nuestros sistemas de manejo de seguridad”.
Whitaker animó a los empleados de Boeing a informar de sus problemas de seguridad a través de una línea directa de la FAA. “Vamos a recurrir a toda nuestra autoridad para garantizar que Boeing rinda cuentas por cualquier incumplimiento”, añadió.
Además, Spirit retendrá sus previsiones financieras para el próximo año hasta que haya “más claridad” sobre cuándo el fabricante podrá elevar el ritmo de construcción.
Pat Shanahan, director ejecutivo interino, dijo que Spirit está revisando a fondo sus procesos después del incidente de Alaska. La compañía incrementó sus inspecciones y sus acciones de una “nueva oleada de mejoras” va a incluir el despliegue de más automatización en la construcción de los fuselajes, dijo.
Shanahan le dijo a los analistas que una parte importante de la fabricación de fuselajes se llevaba a cabo de manera manual. La respuesta para aumentar la calidad de la producción del 737 es “menos (trabajo) manual, menos interpretación, más inspecciones”, dijo.
Spirit “se comportaba como si formara parte de Boeing”, añadió. “La coordinación y la integración se están produciendo realmente ahora”.
La compañía también estaba modificando “significativamente” la remuneración de sus ejecutivos para aumentar la parte que está vinculada a las métricas de calidad, reveló Shanahan.