Bruselas posterga decisión sobre si el gas califica como energía verde

Expertos critican el retraso en el etiquetado y la inclusión de la silvicultura y la bioenergía; el sistema de clasificación sustentable abarcará 40% de la economía en la UE y orientará inversión ecológica

Mairead McGuinness, comisaria europea de Servicios Financieros. Reuters
Mehreen Khan
Bruselas /

La Comisión Europea se enfrenta a una reacción política y científica negativa por su decisión de retrasar parte de su histórico sistema de clasificación para inversionistas en un intento de resolver una disputa sobre cómo etiquetar las fuentes de energía como el gas natural y la energía nuclear. 

Bruselas publicó ayer un nuevo borrador de sus propuestas sobre cómo clasificar las industrias que generan 80 por ciento de las emisiones en Europa. El sistema de etiquetado verde, conocido como taxonomía de las finanzas sustentables, abarcará 40 por ciento de la economía de la Unión Europea.

Sin embargo, el texto deja fuera tecnologías como la nuclear y el gas, sobre las cuales Bruselas propondrá un sistema de clasificación separado al final del verano.

El retraso y la inclusión de la silvicultura y la bioenergía como formas de actividad económica ecológica fueron duramente criticadas por grupos de expertos, los que provocó la salida de organizaciones no gubernamentales ambientales y organismos del consumidor que participaron en el proceso de consulta de dos años.

Mairead McGuinness, comisionada de servicios financieros de la Unión Europea, dijo que la comisión había intentado equilibrar la ciencia sobre el cambio climático con “el mundo real” e insistió en que las reglas evolucionarán continuamente junto con la evidencia científica.

Tras reunirse con McGuinness, grupos como Transport & Environment, World Wildlife Fund y European Consumer Group dijeron que se retiraban de la plataforma de finanzas sostenibles de la Unión Europea en protesta.

“Se suponía que la ley de taxonomía era el estándar de oro de las finanzas sostenibles, pero el resultado ha sido el lavado verde de los buques de carga sucios, los autobuses de gas y la tala y quema de árboles”, dijo Luca Bonaccorsi, director de finanzas sostenibles de Transport & Environment.

Sandrine Discon-Declève, copresidenta del Club of Rome y miembro del grupo de expertos de la Unión Europea, señaló: “Desafortunadamente, este proceso se fue de control debido a la intensa presión de los intereses nacionales, incluidos los gobiernos de Estados miembros y eurodiputados”.

La taxonomía se diseñó como un ejercicio dirigido por la ciencia para orientar a los inversionistas y convertir a la Unión Europea en el primer regulador importante en establecer las reglas de lo que se considera una inversión ecológica.

Pero el proyecto ha estado plagado de retrasos y controversias políticas. A principios de este año, algunos gobiernos de la Unión Europea amenazaron con vetar el proyecto de las reglas a menos que la comisión otorgara un trato más favorable a tecnologías de emisiones más bajas como el gas natural.

Alemania y los países de Europa del Este consideran al gas como una parte crucial de su transición de los combustibles fósiles, lo que ayudará a la eurozona a cumplir sus objetivos de emisiones para 2030. Francia y República Checa también exigieron que la tecnología nuclear no sea penalizada por el sistema.

La decisión de posponer la cuestión de si el gas y la energía nuclear deben etiquetarse como energía verde está diseñada para evitar una reacción política negativa de los gobiernos y los eurodiputados que tienen el poder de rechazar el texto si pueden encontrar una mayoría calificada para oponerse a las medidas.

Bruselas emitirá un documento jurídico separado que cubra el tratamiento de tecnologías de transición como el gas natural a finales de este año. La comisión considerará “los méritos de una cláusula de extinción” que limite su uso, según el borrador del texto.

Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la comisión, dijo que el gas estará sujeto a “límites legales estrictos” en línea con las recomendaciones científicas sobre emisiones.

“Es necesario seguir trabajando en el gas. Hay limitaciones bastante claras en la taxonomía, por lo que tenemos que encontrar un camino a seguir, reconociendo al mismo tiempo el papel del gas en el cambio del petróleo y el carbón”, dijo.

Seis países de la Unión Europea (entre ellos Polonia, Bulgaria y República Checa) firmaron el martes una carta conjunta a la comisión en la que expresaron su oposición a la exclusión de la energía nuclear y el gas de las propuestas y exigieron su inclusión en el documento principal de taxonomía.

“Sería un error marcar la energía nuclear y el gas durante un periodo de transición claramente como no ecológico y dañará sustancialmente a los países con una fuerte participación de la industria en su economía”, se puede leer en la carta.

La inclusión de Bruselas de actividades como la tala como elegibles para la etiqueta verde también enfureció a los grupos ecologistas. Países como Finlandia y Suecia impulsaron el reconocimiento de la silvicultura, que constituye una fuente importante de sus combustibles bioenergéticos.

“Las reglas propuestas para sectores como la silvicultura y la bioenergía van a confundir a las personas para que realicen inversiones no sustentables”, dijo Monique Goyens, directora de la Organización Europea de Consumidores. “En su estado actual, la taxonomía está configurada para convertirse en poco más que una herramienta de greenwashing (o lavado de imagen verde, cuando se desarrolla una estrategia publicitaria para hacer que las entidades parezcan más respetuosas del medioambiente de lo que realmente son)”.

La publicación de la taxonomía se produjo el mismo día en que los negociadores de la Unión Europea acordaron una ley climática para reducir las emisiones del bloque en un 55 por ciento para 2030, un hito que ayudará a la región a presentar un frente unido en la cumbre climática mundial que lidera Estados Unidos.

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