Charlie Kaufman, guionista y director cinematográfico

FT MERCADOS

Charlie Kaufman habla sobre cómo explora el surrealismo y la fantasía para transportarnos a la psique humana en cada una de sus películas.

Charlie Kaufman, guionista y director cinematográfico
Raphael Abraham
Ciudad de México /

Charlie Kaufman no está por ningún lado. Se presentó puntualmente a nuestra reunión por Zoom, pero su rostro no. Le dijeron que la entrevista sería solo en audio; a mí me dijeron que sería en video y audio. De buena gana y solo renuente brevemente, enciende la cámara de su computadora. “Me alegro de estar usando una camisa”, dice impasible. 

Confusión, incomodidad, humor seco: todos son ingredientes vitales en la obra de Kaufman. Como guionista nos dio, entre otras cosas, películas como ¿Quieres ser John Malkovich? y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, como guionista y director Nueva York, En Escena y Anomalisa. Todas son películas de una originalidad abrasadora que encuentran comedia y patetismo en el comportamiento humano mientras se meten en la cabeza de las personas, a veces literalmente. 

La más reciente no es la excepción. I’m Thinking of Ending Things, basada en la novela de Iain Reid, muestra el viaje en coche de una joven pareja para conocer a la familia del novio. El viaje por carretera se convierte en un viaje por la cabeza. 

Le pregunto a Kaufman, de 61 años de edad, cómo encontró el proceso, al tener en cuenta que un intento anterior de adaptar un libro, El ladrón de orquídeas, de Susan Orlean, dio como resultado su guión adaptado sobre un escritor de nombre Charlie Kaufman que batalla para adaptar El ladrón de orquídeas. “Esta tiene una historia, la otra no”, dice. Y eso fue muy al principio de mi carrera, por lo que la ansiedad de estropearlo era mucho mayor de lo que es ahora”. 

Basta decir que Charlie Kaufman no lo estropeó. Ni mucho menos. Más bien, creó otra película alucinante (esta vez para Netflix) que divierte e inquieta antes de colapsar en sí misma y convertirse en algo mucho más extraño, más alusivo y elusivo. En otras palabras, es una película de Kaufman por excelencia. 

“El libro tiene esta cualidad interior de ensoñación, que es lo que me atrajo”, dice. “Estoy muy interesado en cómo se sienten los sueños, en la lógica y la irracionalidad de los sueños y en usar el simbolismo que creamos y plasmar eso en una película. Eso es lo que traté de hacer con Nueva York, En Escena, tomar el mundo interno del personaje Caden y proyectarlo en el mundo externo como si fuera un sueño”. 

Caden de Nueva York, En Escena, un director de teatro torpe y enfermo interpretado por el fallecido Philip Seymour Hoffman, podría ser primo de Jake de I’m Thinking of Ending Things, interpretado por Jesse Plemons. Le pregunto a Charlie Kaufman qué le atrae tanto de los hombres malhumorados, emocionalmente inarticulados y psicológicamente dañados. “Supongo que tengo mis propios problemas con la depresión y la ansiedad y cosas así”, dice. 

El foco principal de la película y su narradora es la mujer, interpretada por Jessie Buckley. Es a través de sus ojos que vemos el desarrollo de los acontecimientos y es su estado de ánimo vacilante lo que parece determinar la dinámica entre la pareja, que cambia constantemente. “Gran parte de esto se trata de cómo en las relaciones, especialmente al principio, tenemos nociones que proyectamos en nuestras parejas y existe la expectativa de que serán esto”, dice Kaufman. 

Al contrario que en la mayoría de las películas convencionales, la historia se vuelve más opaca a medida que avanza, las identidades y apariencias de los personajes cambian y la cronología y el envejecimiento se vuelven cada vez menos lineales. Le pregunto a Kaufman por qué le gusta jugar con el tiempo de esta manera. “El tiempo es un gran misterio”, menciona. “Si tratas de aferrarte a él como una noción, no hay nada allí. Pero es la cosa que nos lleva a los cambios en nuestra vida y a la muerte”. 

Estamos de acuerdo en que 2020 hizo cosas extrañas con el tiempo y con la forma como es nuestra experiencia con él. “Esta película se hizo antes de la pandemia, pero contiene algunos elementos pandémicos. Y habla de virus”, dice, refiriéndose a esta conversación entre la pareja: “los virus son monstruosos”. 

Él dice...

"Gran parte de nuestra vida interior está poblada por lo que hemos visto, pensando o leído, inconscientemente”

La gama de referencias en I’m Thinking of Ending Things es vertiginosa, y abarca literatura, cine, historia del arte y cultura pop, desde John Cassavetes a Robert Zemeckis, William Wordsworth y Anna Kavan. Comento que este patrón del estilo de ping pong parece reflejar la forma en que ahora consumimos cultura en línea. Kaufman asiente. “Gran parte de nuestra vida interior está poblada por lo que hemos visto, pensado o leído, inconscientemente. Se convierte en parte de la vida en nuestras cabezas”. 

Si bien se le ha descrito de forma generalizada como de terror psicológico, Kaufman rechaza la etiqueta. “No me interesan las cosas de género”, dice. “Hay guiños al terror, pero siempre son trastocados”. En lugar de explorar lo que acecha en el sótano, le interesa lo que acecha en el subconsciente. 

Antes de “explotar en la locura, el absurdo, el surrealismo”, en su novela debut Antkind se divierte mucho burlándose del espíritu de la época, con Rosenberg desesperado por que se le considere alguien woke (que ha abierto los ojos). 

Jugar con los asuntos delicados de la política de identidad y la corrección política parece un negocio arriesgado en el clima actual. ¿Tuvo un costo? “Hay personas que criticaron al libro por eso, pero no ha sido la respuesta principal”. Después de todo, la mayoría de los chistes son a expensas del personaje de Rosenberg. 

Por supuesto, hay una deliciosa ironía en un cineasta que escribe a propósito una novela que no se puede convertir en película, exactamente del tipo en la que Kaufman prospera.


srgs


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