China busca un mercado en internet abierto y competitivo

FT MERCADOS

Pero el dominio del Estado afecta a los competidores nacionales y a los extranjeros.

Jack Ma, cofundador de Alibaba, fue multado por los reguladores chinos por practicas anticompetitivas.
Consejo Editorial
Ciudad de México /

La multa récord que se impuso este mes a Alibaba, el gigante chino de comercio electrónico, fue un avance bienvenido hacia el combate contra el comportamiento anticompetitivo. La sanción de 2 mil 800 millones de dólares que se impuso es una advertencia para Alibaba y otras compañías de tecnología de que no se tolerará la creación de feudos diseñados para atrapar clientes y comerciantes dentro de sus ecosistemas. 

Se estaba abordando un problema de larga data. Muchas de las compañías de e-commerce de China operan “jardines amurallados” que impiden las interacciones con plataformas rivales. Por ejemplo, la aplicación de comercio electrónico Taobao de Alibaba impide que los usuarios paguen por productos utilizando la aplicación de pago de su rival Tencent.

La aplicación de redes sociales de Tencent, WeChat, impide que se compartan directamente videos desde la aplicación de intercambio de videos de ByteDance. 

La semana pasada, los reguladores de internet y mercado de China indicaron la seriedad de sus intenciones. Le dieron a las compañías de tecnología un mes para corregir las prácticas anticompetitivas, y se les dijo que llevaran a cabo “autoinspecciones integrales”y que “rectifiquen completamente” los problemas, después de lo cual tendrán que prometer públicamente que cumplirán las reglas. El objetivo es crear un internet comercialmente abierto y competitivo. 

Es tentador argumentar que los reguladores de Occidente podrían seguir el ejemplo de China. Pero tener a China como ejemplo de las mejores prácticas competitivas sería ignorar el elefante en la habitación. Aunque Beijing le da una lección a sus compañías de internet con mentalidad monopolista —que son casi todas empresas privadas— no muestra señales de aplicar los mismos estándares para vastas franjas de la economía que durante décadas han sido dominadas por gigantes de propiedad estatal. 

El Dato...

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Fue la sanción que China impuso a Alibaba para combatir las prácticas anticompetitivas

El dominio del mercado de los gigantes del capitalismo de Estado es un problema que afecta no solamente a los competidores nacionales, sino a las multinacionales extranjeras que operan en China. 

Un enérgico documento conjunto de la semana antepasada del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, (ECFR, por sus siglas en inglés) un grupo de reflexión, y el Grupo Rhodium, una consultora, apuntó las ventajas cada vez más injustas que este sistema ofrece a China. 

Si bien es cierto que en los últimos años China abrió sectores como los servicios financieros al capital extranjero y permitió que marcas extranjeras ganaran participación de mercado en los bienes de lujo y farmacéuticos, amplios sectores de la economía siguen siendo total o parcialmente cerrados a los extranjeros. 

A menudo las barreras que se crean para bloquear u obstaculizar la competencia son informales. Las autoridades pueden favorecer de forma deliberada a empresas nacionales en adquisiciones públicas, o están más dispuestas a otorgar la aprobación de licencias, someter a empresas extranjeras a inspecciones arbitrarias o exigirles que practiquen reingeniería de sus productos para que cumplan con los idiosincráticos estándares nacionales. 

Estos inconvenientes no son algo nuevo. Pero asumen una urgencia adicional a medida que las compañías chinas se convierten en líderes en un número cada vez mayor de industrias y la destreza tecnológica del país se pone al nivel de Estados Unidos y Europa en ellas. 

El problema clave ahora, menciona el informe ECFR/Rhodium, es que las multinacionales chinas utilizan la ventaja de un mercado nacional protegido para acumular recursos que más tarde despliegan en competencia con sus homólogos occidentales en el extranjero. 

Esto prepara el escenario para la fricción. China debería ampliar su escrutinio antimonopolio de sus propias compañías privadas de internet a varios sectores de su economía dominados por el Estado, cuidando de abrir a las multinacionales extranjeras tanto como a los competidores nacionales del sector. 

Si decide no hacerlo —como es probable que pase— le proporcionará municiones a los europeos y estadounidenses para argumentar en contra de ampliar el acceso a las corporaciones chinas en sus propios mercados.


srgs

 

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